Sexta respuesta de Job
1 Job le respondió a Zofar:
2 «Para mí sería un gran consuelo
que me prestaran atención.
3 Tengan paciencia mientras hablo,
y una vez que haya terminado,
podrán reírse si quieren.
4 »Si he perdido la paciencia
es porque mi reclamo
es contra Dios.
5 Pónganme atención,
y quedarán asombrados.
6-7 ¡No entiendo por qué los malvados
viven tanto y ganan tanto dinero!
Mientras más pienso en esto,
más me asusto y me da escalofríos.
8-9 Como Dios nunca los castiga,
no tienen miedo de nada;
viven tranquilos en sus casas,
viendo progresar a sus hijos
y crecer a sus nietos.
10 Sus toros y sus vacas
tienen muchos terneros;
¡ninguno muere antes de tiempo!
11 Sus niños corren y juegan
como ovejas en un prado;
12 cantan y bailan alegres
al son de arpas, flautas y tambores.
13 Durante toda su vida,
los malvados gozan de gran bienestar,
y al final tienen una muerte tranquila.
14 Se mantienen alejados de Dios,
porque no quieren obedecerlo.
15 No creen estar obligados
a respetar al Dios todopoderoso,
ni a dirigirle sus oraciones.
16 Se creen dueños de su felicidad,
pero yo no pienso como ellos.
17 »Nunca se ha visto que los malvados
mueran antes de tiempo.
Nunca se ha visto que sobre ellos
haya venido algún desastre.
Nunca Dios se ha enojado tanto,
como para hacerlos sufrir.
18 Nunca se ha visto que el viento
se los lleve como a la paja.
19 ¡No me vengan con que el castigo
va a ser solo para sus hijos!
Mejor que Dios los castigue a ellos,
para que aprendan una lección.
20 ¡Que sufran los malvados
su propia destrucción!
¡Que sufran en carne propia
el enojo del Todopoderoso!
21 Les queda ya poco tiempo de vida;
¿qué les pueden importar
las viudas y huérfanos que dejan?
22 »A Dios nadie le enseña nada;
él es el juez de todos,
¡aun de la gente más importante!
23-24 Algunos mueren en plena juventud,
gordos y llenos de vida.
25 Otros mueren amargados
y sin haber disfrutado de nada,
26 ¡pero unos y otros mueren,
y en la tumba se llenan de gusanos!
27 »Me imagino lo que piensan:
ustedes quieren hacerme daño.
28 De seguro se preguntan:
“¿Dónde quedaron los palacios
que tenía ese rico malvado?”
29 ¡Pregunten a los viajeros!
¡Presten atención a sus relatos!
30 Los malvados siempre se libran
del castigo de Dios.
31 Nunca nadie los reprende,
nunca nadie les da su merecido;
32-33 y cuando se mueren,
mucha gente va al entierro.
Luego hacen guardia en su tumba,
¡y la tierra los recibe con cariño!
34 »¿Y todavía esperan consolarme
con sus palabras sin sentido?
¡Es falso todo lo que han dicho!»
Job
1-2 El mejor consuelo que ustedes pueden darme
es que escuchen mis palabras.
3 Tengan paciencia mientras hablo,
y después, ríanse si quieren.
4 Mi pleito no es con ningún mortal;
por eso estoy tan impaciente.
5 Si me ponen atención,
se quedarán mudos de miedo.
6 Si yo mismo pienso en ello, me espanto;
mi cuerpo se estremece.
7 ¿Por qué siguen con vida los malvados,
y llegan a viejos, llenos de poder?
8 Ven crecer a sus hijos y a sus nietos,
que bajo su cuidado gozan de seguridad.
9 Nada amenaza la paz de sus hogares;
Dios no los castiga.
10 Su ganado es siempre fecundo;
las crías nunca se malogran.
11 Sus hijos corretean y juegan como corderitos,
12 y alegres saltan y bailan
al son del arpa, los tambores y las flautas.
13 Terminan su vida en la prosperidad,
y bajan tranquilos a la tumba.
14 A Dios le dicen: «¡Déjanos en paz,
no queremos conocer tus leyes!
15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Qué ganamos con orar ante él?»
16 (Pero los malvados no son dueños de su bienestar.
¡Lejos de mí pensar como ellos!)
17 ¿Cuándo se ha apagado la luz de los malvados?
¿Cuándo han caído en la desgracia?
¿Cuándo se ha enojado Dios con ellos
y los ha hecho sufrir?
18 ¿Cuándo han sido dispersados como paja
que arrastra el viento en sus torbellinos?
19 Se dice que Dios hace pagar a los hijos
por las faltas de sus padres.
Pero es el propio malvado
quien debe pagar y escarmentar.
20 Él debe recibir el castigo
de la ira del Todopoderoso.
21 ¿Qué le importa lo que pueda pasarle a su familia
una vez que él haya muerto?
22 (Pero, ¿quién puede dar lecciones a Dios,
que hasta a los habitantes del cielo juzga?)
23 Hay quienes se enfrentan a la muerte
llenos de vigor, felices y tranquilos,
24 y llenos de prosperidad y de salud.
25 Otros, en cambio, viven amargados
y mueren sin haber probado la felicidad.
26 Sin embargo, en la tumba todos son iguales;
y a unos y a otros se los comen los gusanos.
27 Yo sé lo que ustedes piensan de mí,
y las malas ideas que de mí tienen.
28 Se preguntan: «¿Dónde ha quedado la casa
de aquel malvado tirano?»
29 ¿Acaso no han hablado ustedes con los viajeros?
¿No han sabido de las cosas que ellos cuentan:
30 que cuando Dios se enoja, manda una desgracia
y al malvado no le pasa nada?
31 Nadie le echa en cara su conducta,
nadie le da su merecido.
32-33 Y cuando al fin lo llevan a enterrar,
todos en cortejo lo acompañan,
unos delante y otros detrás,
y hacen guardia en el sepulcro,
y hasta la tierra cae suavemente sobre él.
34 ¡Es absurdo que ustedes quieran consolarme!
¡Es mentira todo lo que dicen!