1-2 »¡Israelitas,
escuchen la palabra de su Dios!
De todos los pueblos de la tierra,
solo a ustedes los elegí;
solo a ustedes los saqué de Egipto.
Por eso voy a hacerles pagar
toda la maldad que han cometido».
Hay una razón para todo
3 Si dos personas andan juntas,
es porque están de acuerdo.
4 Si el león ruge en la selva,
es porque está hambriento;
si gruñe en su cueva,
es porque atrapó un animal.
5 Si el ave queda atrapada,
es porque alguien puso una trampa.
6 Si la gente se alborota,
es porque sonó la alarma;
y si la gente se espanta,
es porque algo malo sucede.
Y si algo malo sucede,
es porque Dios lo causó.
7 ¡Dios nunca hace nada
sin comunicarlo a sus profetas!
8 Si el león ruge,
todo el mundo tiembla de miedo.
Si nuestro Dios habla,
todo profeta tiene que hablar.
Samaria será destruida
9-10 Nuestro Dios ha dicho:
«¡Den a conocer esto
en los palacios de Asdod
y en los palacios de Egipto!
¡Díganle a la gente que se junte
en las montañas de Samaria!
¡Que vea el desorden y la violencia
que hay en esa ciudad!
»Los de Samaria no saben
qué significa hacer lo bueno.
Solo saben robar a la fuerza,
y guardar en sus palacios lo robado».
11-12 Por lo tanto, pueblo de Israel, nuestro Dios les advierte:
«Un ejército enemigo vendrá a Samaria
y la rodeará para conquistarla;
derribará sus fortalezas
y dejará vacíos sus palacios.
Cuando un león ataca las ovejas,
el pastor lucha por salvarlas,
pero solo alcanza a rescatar
dos patas o un pedazo de oreja;
así también ustedes, israelitas
que ahora viven en Samaria,
querrán escapar y llevarse todo,
pero solo podrán llevarse
la pata de una cama
o una alfombra de Damasco».
13 Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, también ha dicho:
«¡Pongan mucha atención!
¡Adviertan a los descendientes de Jacob
14 que pronto voy a castigarlos
por los pecados que han cometido!
Cuando llegue ese día,
derribaré los altares
que construyeron en Betel;
destruiré los cuernos del altar
y los arrojaré al suelo.
15 Derribaré todas sus casas
y todos sus palacios;
derribaré las casas adornadas de marfil,
que los ricos construyeron
para pasar el invierno
y descansar en verano.
¡Les juro que así lo haré!»
La tarea del profeta
1 Israelitas, escuchen lo que el Señor dice contra ustedes y contra todo el pueblo que sacó de Egipto:
2 «Solo a ustedes los he escogido
de entre todos los pueblos de la tierra.
Por eso vendré y los castigaré
por todas las maldades que han cometido.»
3 Si dos andan juntos, es porque están de acuerdo;
4 si el león ruge en el bosque, es porque ya tiene presa;
si el cachorro gruñe en la cueva, es porque algo cazó;
5 si un pájaro queda atrapado, es porque había una trampa;
si la trampa salta del suelo, es porque algo ha atrapado;
6 si la trompeta suena en la ciudad, la gente se alarma;
si una ciudad afronta una desgracia, es porque el Señor la ha mandado.
7 Ciertamente el Señor nunca hará nada
sin revelarlo a sus siervos los profetas.
8 Si el león ruge, ¿quién no temerá?
Si el Señor habla, ¿quién no profetizará?
Destrucción de Samaria
9 Anuncien ustedes en los palacios de Asdod
y en los palacios de Egipto:
«Vengan a los montes de Samaria;
vean los desórdenes que hay en ella
y la violencia que allí se sufre.»
10 El Señor afirma:
«Ellos no saben actuar con rectitud;
amontonan en sus palacios lo que han saqueado con violencia.»
11 Por tanto, así dice el Señor:
«Un enemigo rodeará el país,
derribará tu fortaleza
y saqueará tus palacios.»
12 Así dice el Señor:
«Como el pastor rescata de la boca del león
un par de patas o la punta de una oreja,
así serán rescatados los israelitas
que viven en Samaria,
esos que se recuestan en lujosos divanes de Damasco.»
13 El Señor, el Dios todopoderoso, afirma:
«Oigan ustedes y den testimonio contra el pueblo de Jacob,
14 pues el día en que yo venga a castigar a Israel por sus crímenes,
destruiré los altares de Betel;
los cuernos del altar serán cortados
y caerán a tierra.
15 Destruiré las casas de invierno y de verano,
pondré fin a las casas de marfil
y desaparecerán las grandes mansiones.»
Esto lo afirma el Señor.