Pleito de Dios contra Israel
1-3 Israelitas, prestemos atención. Nuestro Dios tiene un pleito contra nosotros, y ahora mismo está presentando su acusación. Esto es lo que Dios nos dice:

«Pueblo mío,
tengo una queja contra ti,
y espero que te defiendas.
Llama como testigos a tu favor
a las montañas y a las colinas,
y pídeles que escuchen tu defensa.

»Pero antes quiero que me digas:
¿en qué te he perjudicado?,
¿en qué te he ofendido?
4 Recuerda que yo te di libertad;
yo fui quien te sacó de Egipto,
país donde eras esclavo;
yo envié a Moisés, a Aarón y a María
para que te sacaran de allí.

5 »Recuerda también, pueblo mío,
que Balac, rey de Moab,
tenía pensado hacerte daño,
pero que Balaam hijo de Beor
te bendijo en mi nombre.

»No olvides tampoco lo que ocurrió
cuando pasaste de Sitim a Guilgal;
reconoce que yo fui quien te salvó».
Lo que Dios espera de su pueblo
Ustedes, israelitas, se defienden diciendo:

6 «Altísimo Dios y rey nuestro,
¿cómo podemos presentarnos ante ti?
Podemos ofrecerte terneros de un año,
pero no es eso lo que quieres;
7 podemos ofrecerte mil carneros,
o diez mil litros de aceite,
pero tampoco eso te agrada;
¡ni siquiera esperas como ofrenda
al mayor de nuestros hijos
en pago por nuestros pecados

8 Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios.
El castigo de Jerusalén
9 Habitantes de Jerusalén, escuchen las palabras de nuestro Dios:

10-11 «Israelitas,
ya no voy a soportar
que sigan siendo tan malvados.
Todo lo que hacen me disgusta.
Se hacen ricos mediante el engaño;
usan pesas y medidas falsas,
y luego amontonan en sus casas
todo lo que se han robado.
12 Los ricos se aprovechan de los pobres,
y todos en esta ciudad son unos mentirosos.

13 »Por eso voy a castigarlos;
¡voy a destruirlos por sus pecados!
14 Aunque coman, no quedarán satisfechos,
sino que se quedarán con hambre;
lo que cosechen, lo perderán;
y aun si logran rescatar algo,
yo haré que lo pierdan en la guerra.

15 »Sembrarán trigo,
pero no llegarán a cosecharlo;
exprimirán aceitunas para sacar aceite,
pero no llegarán a usarlo;
exprimirán uvas para hacer vino,
pero no llegarán a beberlo.
16 Ustedes se han portado
tan mal como Omrí, rey de Israel;
¡han seguido el mal ejemplo
de la familia del rey Ahab!
Por eso voy a destruirlos;
¡voy a hacer que la gente
los humille y se burle de ustedes!»
Pleito de Dios contra Israel
1 Oigan bien ustedes lo que dice el Señor:
«¡Levántate y defiende tu caso ante los montes,
y que los cerros oigan tu voz!»
2 Escuchen ustedes, montes
y firmes cimientos de la tierra,
el juicio entre el Señor y su pueblo,
su litigio contra Israel.

3 Esto dice el Señor:
«Pueblo mío,
¿qué te he hecho, o en qué te he molestado?
Respóndeme.
4 Yo te saqué de Egipto,
te liberé de la esclavitud;
yo envié a Moisés, Aarón y María,
para que te guiaran.
5 Pueblo mío, recuerda ahora
los planes que tramaba Balac, rey de Moab,
y la respuesta que le dio Balaam hijo de Beor.
Recuerda tu paso, desde Sitín hasta Gilgal,
y reconoce las victorias del Señor.»
Lo que el Señor reclama de su pueblo
6 ¿Con qué me presentaré para adorar
al Señor, Dios de las alturas?
¿Me presentaré ante él con becerros de un año,
para ofrecérselos en holocausto?
7 ¿Se complacerá el Señor si le ofrezco miles de carneros
o caudalosos ríos de aceite?
¿O si le entrego como ofrenda a mi hijo mayor
en pago por mis crímenes y mis propias transgresiones?

8 Oigan, el Señor ya les ha dicho
en qué consiste lo bueno
y qué es lo que él reclama realmente de ustedes:
tan solo que hagan justicia,
que sean fieles y compasivos,
y que, humildes, obedezcan a su Dios.
Mensaje contra el fraude y la mentira
9 El Señor está llamando a la ciudad,
y es de sabios oírlo con reverencia:
«Escuchen bien ustedes,
pueblo y consejeros de la ciudad:
10 En la casa del malvado hay riquezas mal habidas,
hay esas medidas falsas que yo detesto.
11 ¿Cómo podré perdonar al que utiliza
balanzas falsas y pesas engañosas?
12 Los ricos de esta ciudad son todos opresores;
mienten y engañan todos sus habitantes.
13 Por eso he comenzado a castigarte,
a destruirte por causa de tus pecados.
14 Comerás, pero no quedarás satisfecha,
sino que seguirás sufriendo hambre;
recogerás provisiones, pero no podrás salvar nada,
y aun si algo salvas, haré que la guerra lo destruya.
15 Sembrarás, pero no cosecharás;
exprimirás aceitunas, pero no aprovecharás el aceite;
pisarás uvas, pero no beberás el vino.
16 Porque has seguido los mandatos de Omri
y todas las prácticas de la familia de Ajab,
y te has comportado conforme a sus consejos.
Por eso voy a dejarte en ruinas;
tus habitantes serán motivo de burla,
y sobre ti recaerá la humillación de mi pueblo.»