Oseas y su esposa infiel
1 Dios volvió a decirme:

«Oseas, tu esposa te es infiel:
tiene un amigo que es su amante.
También los israelitas me son infieles,
pues adoran a dioses falsos
y comen de las ofrendas que presentan.
Sin embargo, ve y ama a tu esposa,
así como yo amo a los israelitas».

2 Yo, Oseas, le pagué al amante de mi esposa quince monedas de plata y le di trescientos treinta kilos de cebada, para que ella volviera a vivir conmigo. 3 Y luego le dije a ella:

«Ya eres mía,
y vivirás conmigo mucho tiempo.
Si tú prometes serme fiel,
yo también te seré fiel,
aunque por un tiempo
no viviremos como esposos».

4 Lo mismo sucederá con los israelitas: Durante mucho tiempo no tendrán rey ni jefe; tampoco podrán presentar ofrendas a Dios, ni sabrán lo que Dios quiere que hagan; además, no tendrán sacerdotes ni ídolos familiares. 5 Después de esto, se arrepentirán. Cuando llegue el tiempo del fin, volverán a obedecer a Dios y pedirán sus bendiciones, y también seguirán el ejemplo del rey David.
Oseas y la mujer adúltera
1 El Señor volvió a decirme:
«Anda y ama de nuevo a una mujer
adúltera y amada por otro.
Así también ama el Señor a los israelitas,
aunque ellos se vayan con otros dioses
y gocen de las tortas de pasas que les ofrecen.»
2 Compré entonces para mí una mujer
por quince monedas de plata
y doscientos litros de cebada.
3 Y le dije: «Vivirás conmigo mucho tiempo;
no te prostituirás, ni serás de ningún otro hombre,
ni yo tampoco seré de otra mujer.»

4 Por mucho tiempo los israelitas
se quedarán sin rey ni jefe,
sin sacrificios ni piedras sagradas,
sin vestimentas litúrgicas ni amuletos familiares.
5 Después de esto los israelitas volverán
y buscarán al Señor su Dios,
y a David su rey.
En los últimos tiempos
acudirán con reverencia al Señor
y a los bienes que él concede.