Dios juzgará a su pueblo
1 Después de eso vi a Dios. Estaba de pie, junto al altar, y me dijo:
«Golpea la parte alta
de las columnas del templo,
para que el templo se derrumbe
y caiga sobre la gente.
¡Nadie escapará con vida!
Pero si alguno logra escapar,
morirá en el campo de batalla.
2 »No importa que se escondan
en lo más profundo de la tierra:
de allí los voy a sacar;
no importa que se escondan
en lo más alto del cielo:
de allí los voy a bajar.
3 Tal vez se escondan
en lo más alto del monte Carmelo,
pero yo mismo iré a buscarlos
y de allí los voy a sacar.
Tal vez se escondan de mi vista
en lo más profundo del mar,
pero yo mandaré una serpiente
para que los muerda.
4 Y si acaso sus enemigos
los llevan presos a otro país,
aun allí daré la orden:
“¡Que los maten a filo de espada!”
Voy a estar pendiente de ellos,
pero no para hacerles bien
sino para hacerles mal.»
El gran poder de Dios
5 Y yo les digo:
¡Nuestro Dios es todopoderoso!
Toca la tierra,
y esta se desmorona;
la hace subir y bajar
como al agua del río Nilo,
haciendo llorar a sus habitantes.
6 Dios hizo su casa en el cielo,
pero puso las bases en la tierra.
Dios llama a las aguas del océano,
y las derrama sobre la tierra.
¡Nuestro Dios es todopoderoso!
Israel será castigado
7 Nuestro Dios ha dicho:
«Para mí, ustedes los israelitas
no son diferentes a otros pueblos:
a ustedes los saqué de Egipto,
a los filisteos los saqué de Creta,
y a los arameos los saqué de Quir.
8 Yo he visto que ustedes
también son un pueblo pecador;
¡por eso los borraré del mapa!
Pero salvaré a los descendientes de Jacob.
Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así lo haré.
9 »Pueblo de Israel,
ahora mismo daré la orden
de que ustedes sean sacudidos,
como se sacude el trigo
para limpiarlo de basura,
sin dejar caer un solo grano.
10 Todos ustedes piensan
que nada malo les pasará,
pero al final sus pecados
les causarán la muerte.
Dios reconstruirá a Israel
11 »Cuando llegue ese día,
haré que los descendientes de David,
vuelvan a reinar sobre Israel.
Volverán a ser fuertes como antes.
12 Así, lo que quede de Edom
y de las otras naciones
volverá a ser de Israel,
el pueblo que alaba mi nombre.
Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así será.
13 »Ya está cerca el día
en que tendrán abundantes cosechas.
No habrán terminado de cosechar el trigo
cuando tendrán que volver a sembrar;
no habrán acabado de preparar el vino
cuando tendrán que plantar más viñas.
»¡En los cerros y en las colinas
correrá el vino como un río!
14 »Pueblo de Israel,
cuando llegue ese día,
los haré volver a su país.
Entonces reconstruirán sus ciudades
y volverán a habitarlas;
plantarán viñedos y beberán su vino,
sembrarán huertos y comerán sus frutos.
15 Yo mismo los plantaré en su tierra,
y nadie volverá a arrancarlos
de la tierra que les di.
Yo soy su Dios,
y les juro que así lo haré.»
Nadie escapará al juicio del Señor
1 Vi al Señor parado junto al altar, y lo oí decir:
«Golpea los capiteles. ¡Que retiemblen los umbrales!
¡Que caigan hechos pedazos sobre todos ellos!
A los que queden, ¡los mataré a filo de espada!
No podrá escapar ninguno de ellos;
aunque se escondan, ni uno solo se salvará.
2 Aunque excaven hasta el mundo de los muertos, de allí los sacaré;
y aunque suban a las alturas de los cielos,
de allí los haré bajar.
3 Si se esconden en la cumbre del monte Carmelo,
aun allá iré a buscarlos, y los atraparé;
si se esconden de mí en el fondo del mar,
hasta allá mandaré a la serpiente marina para que los muerda;
4 y si sus enemigos los llevan al destierro,
hasta allá mandaré la espada, para que los mate.
¡No voy a perderlos de vista,
pero para mal, y no para bien!»
5 Cuando el Señor, el Dios todopoderoso,
toca la tierra, esta se derrite
y lloran todos sus habitantes.
La tierra sube y baja
como suben y bajan las aguas del río Nilo.
6 El Señor ha levantado en el cielo su palacio,
y sobre la tierra ha puesto su bóveda celeste;
él junta las aguas del mar
y las derrama sobre la faz de la tierra.
El Señor, ese es su nombre.
7 Esto afirma el Señor:
«Israelitas, para mí no hay diferencia
entre ustedes y los etíopes.
Así como los traje a ustedes de Egipto,
así traje también de Caftor a los filisteos
y de Quir a los arameos.»
8 El Señor mira fijamente a este reino pecador, y declara:
«Voy a borrarlo de la faz de la tierra,
pero no acabaré con el pueblo de Jacob.
Yo, el Señor, lo afirmo.
9 Más bien, voy a ordenar que, entre todas las naciones,
el pueblo de Israel sea zarandeado
como se zarandea el trigo en una criba,
sin que caiga a tierra un solo grano.
10 Todos los pecadores de mi pueblo
morirán a filo de espada;
todos los que dicen: “Nada de eso puede pasarnos;
nada malo va sucedernos.”
Restauración futura de Israel
11 »En aquel día, yo levantaré la tienda de David, que ahora está caída. Repararé lo que está roto, levantaré sus ruinas y la reconstruiré, tal y como fue en los tiempos antiguos, 12 para que lleguen a poseer lo que queda de Edom y de todas las naciones donde se invoca mi nombre.» El Señor ha dado su palabra, y la cumplirá.
13 «Miren que vienen días en que todavía se estará cosechando el trigo cuando ya será tiempo de arar el campo; y en que aún no habrán acabado de pisar las uvas, cuando ya será tiempo de sembrar el trigo. Los montes destilarán vino y todas las colinas se derretirán. 14 Entonces yo haré volver a los desterrados de mi pueblo Israel. Reconstruirán las ciudades destruidas, y vivirán en ellas; plantarán viñedos, y beberán su vino; cultivarán huertos, y comerán sus frutos. 15 Pues yo los plantaré en su propia tierra, y nunca más volverán a ser arrancados de la tierra que les di.» El Señor su Dios lo ha dicho.