Una canción en tierra extraña
SALMO 137 (136)
1 Cuando estábamos en Babilonia,
lejos de nuestro país,
acostumbrábamos sentarnos
a la orilla de sus ríos.
¡No podíamos contener el llanto
al acordarnos de Jerusalén!
2 En las ramas de los árboles
que crecen junto a esos ríos
colgamos nuestras arpas.
3 Los mismos soldados
que nos sacaron de Israel
y nos hacían trabajar,
nos pedían estar alegres;
¡querían oírnos cantar!
¡Querían que les cantáramos
canciones de nuestra tierra!
4 ¡Jamás cantaríamos
en tierra de extranjeros
alabanzas a nuestro Dios!
5-6 ¡Jerusalén, Jerusalén!
Si llegara yo a olvidarte,
¡que la mano derecha se me seque!
¡Que me corten la lengua
si por estar alegre
dejo de pensar en ti!
7 El día que Jerusalén cayó,
los edomitas gritaban:
«¡Acaben con la ciudad!
¡Que no quede rastro de ella!»
Dios mío,
¡no te olvides de esos gritos!
8 Un día, ciudad de Babilonia,
¡también tú serás destruida!
¡Dios habrá de bendecir
a los que te paguen
con la misma moneda!
9 ¡Dios habrá de bendecir
a los que agarren a tus hijos
y los estrellen contra los muros!
SALMO 137 (136)
Junto a los ríos de Babilonia
1 Sentados junto a los ríos de Babilonia,
llorábamos al acordarnos de Sión.
2 En los álamos que hay en la ciudad
colgábamos nuestras arpas.
3 Allí, los que nos habían llevado cautivos,
los que todo nos lo habían arrebatado,
nos pedían que cantáramos con alegría;
¡que les cantáramos canciones de Sión!
4 ¿Cantar nosotros canciones del Señor
en tierra extraña?
5 Jerusalén, si llego a olvidarte,
¡que se me seque la mano derecha!
6 ¡Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no te pongo, Jerusalén,
por encima de mi propia alegría!
7 Señor, acuérdate de los edomitas,
que cuando Jerusalén cayó, decían:
«¡Destrúyanla, destrúyanla hasta sus cimientos!»
8 ¡Tú, Babilonia, serás destruida!
¡Feliz el que te dé tu merecido
por lo que nos hiciste!
9 ¡Feliz el que agarre a tus niños
y los estrelle contra las rocas!