Las promesas de Dios a David
SALMO 132 (131)
(1a) Cántico para las peregrinaciones.
1-2 1-2 (1b-2) Dios poderoso de Israel
acuérdate de David y de sus sufrimientos;
recuerda lo que él te prometió:

3-5 «Dios poderoso de Israel,
no pondré un pie en mi casa,
ni me daré un momento de descanso;
no dormiré un solo instante,
y ni siquiera cerraré los ojos,
mientras no encuentre un lugar
donde construir tu templo».

6 Cuando estábamos en Efrata
oímos hablar del cofre del pacto,
y finalmente lo hallamos
en la ciudad de Quiriat-jearim.
7 Entonces dijimos:
«¡Vayamos al templo de Dios!
¡Arrodillémonos ante su presencia!»

8 Dios mío,
¡ven con el cofre de tu pacto,
que es símbolo de tu poder,
al templo donde vivirás para siempre!
9 Tus sacerdotes se vestirán
con propiedad,
y tu pueblo cantará con alegría.

10-11 Dios mío,
tú elegiste a David
para que fuera nuestro rey;
¡no le niegues tu apoyo!
También le hiciste este juramento,
y no dejarás de cumplirlo:

«Tus descendientes serán reyes;
¡yo los haré reinar!
12 Si ellos cumplen
con mi pacto y con mis leyes,
también serán reyes sus hijos
y reinarán en tu lugar para siempre».

13 Tú elegiste a Jerusalén
para vivir siempre allí.
Dijiste:
14 «Aquí pondré mi templo.
Aquí reinaré siempre,
porque así lo he decidido.
15 Bendeciré ricamente
los alimentos de esta ciudad,
y con abundante pan
calmaré el hambre de sus pobres.
16 Vestiré a sus sacerdotes
con ropas de triunfo,
y el pueblo cantará con alegría.
17 Aquí haré que renazca
el poder de David,
el rey que yo elegí;
aquí reinarán para siempre
sus descendientes.
18 Sobre la cabeza de David
brillará siempre la corona;
sobre la cabeza de sus enemigos
brillará la vergüenza».
SALMO 132 (131)
Las promesas de Dios a David
1a (1a) Cántico de las subidas.
1 1 (1b) Acuérdate, Señor, de David
y de todas sus aflicciones;
2 acuérdate, Poderoso de Jacob,
del firme juramento que él te hizo:
3 «No me pondré bajo techo
ni me acostaré a descansar,
4 no cerraré los ojos
ni dormiré un solo instante,
5 hasta hallar lugar para el Señor,
casa para el Poderoso de Jacob.»

6 En Efrata oímos hablar del arca de la alianza,
y la encontramos en los campos de Jáar.
7 ¡Vayamos al santuario del Señor!
¡Arrodillémonos ante el estrado de sus pies!

8 Levántate, Señor, con tu arca poderosa,
y ven al monte donde has de descansar.
9 Que tus sacerdotes se revistan de justicia;
que tus fieles griten de alegría.
10 Ten consideración de David, tu siervo,
y no rechaces al rey que has escogido.

11 El Señor hizo a David un firme juramento,
juramento del que no va a desdecirse:
12 «Pondré en tu trono a uno de tus descendientes.
Si tus hijos cumplen con mi alianza
y con los mandatos que voy a enseñarles,
también los hijos de ellos
ocuparán tu trono para siempre.»

13 ¡El Señor ha escogido el monte Sión!
¡Lo ha elegido para vivir allí!
14 «Este es el monte donde siempre quiero estar;
en él viviré, porque así me agradó.
15 Bendeciré mucho sus alimentos
y saciaré el hambre de sus pobres.
16 Revestiré de salvación a sus sacerdotes
y haré que griten de alegría los que me sean fieles.
17 Allí haré que renazca el poder de David.
Ya he preparado una lámpara
para el rey que he escogido.
18 A sus enemigos los llenaré de vergüenza,
pero a él lo cubriré de esplendor.»