Planes humanos, respuesta de Dios
1 El hombre propone
y Dios dispone.

2 Todo el mundo cree hacer lo mejor,
pero Dios juzga las intenciones.

3 Deja en manos de Dios
todo lo que haces,
y tus proyectos se harán realidad.

4 Todo lo que Dios hace
tiene un propósito;
¡hasta creó al malvado
para el día del castigo!

5 Dios no soporta a los orgullosos,
y una cosa es segura:
no los dejará sin castigo.

6 El pecado se perdona
cuando se ama de verdad;
uno se aleja del mal
cuando obedece a Dios.

7 Cuando Dios está contento
con nuestro comportamiento,
hasta con nuestros enemigos
nos hace vivir en paz.

8 Más vale ser pobre pero honrado,
que ser rico pero tramposo.

9 El hombre planea su futuro,
pero Dios le marca el rumbo.

10 No hay rey que cometa errores,
si deja que Dios lo aconseje.

11 Dios quiere que seas honrado
en todos tus negocios.

12 Ningún rey soporta a los malvados;
todo buen reinado depende
de que se practique la justicia.

13 Los reyes aprecian a la gente
que les habla con la verdad.

14 El enojo del rey
es amenaza de muerte;
el que es sabio procura calmarlo.

15 La sonrisa del rey
es promesa de vida;
contar con su apoyo
es recibir un premio inesperado.

16 La sabiduría y el entendimiento
valen más que el oro y la plata.

17 La gente honrada se aparta del mal,
y así protege su vida.

18 El orgulloso y arrogante
al fin de cuentas fracasa.

19 Vale más compartir
la pobreza de los humildes
que las riquezas de los orgullosos.

20 El buen administrador prospera;
¡Dios bendice a quienes en él confían!

21 Al que piensa bien las cosas
se le llama inteligente;
quien habla con dulzura
convence mejor.

22 El que piensa antes de actuar
vivirá por muchos años,
pero es una tontería
corregir a los tontos.

23 Quien piensa bien las cosas
se fija en lo que dice;
quien se fija en lo que dice
convence mejor.

24 Las palabras amables
son como la miel:
endulzan la vida
y sanan el cuerpo.

25 Hay quienes piensan
que está bien todo lo que hacen,
pero al fin de cuentas
acaban en la tumba.

26 Mientras más hambre se tiene,
más duro se trabaja.

27 El malvado es un horno lleno de maldad;
sus palabras queman como el fuego.

28 El que es malvado y chismoso
provoca peleas y causa divisiones.

29 El violento engaña a su amigo,
y lo lleva por camino de maldad.

30 Quien te hace señas con los ojos
y te sonríe sin razón,
algo malo trama contra ti,
o algo malo ha cometido.

31 Llegar a viejo es una honra;
las canas son la corona
que se gana por ser honrado.

32 Vale más ser paciente que valiente;
vale más dominarse uno mismo
que dominar a los demás.

33 El hombre propone,
y Dios dispone.
1 Puede la humanidad trazar sus planes,
pero el Señor tiene la última palabra.

2 Puede el hombre aprobar todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.

3 Pon tus obras en las manos del Señor
y tus planes se verán realizados.

4 El Señor lo hace todo con un propósito;
hasta el malvado tiene su propio día.

5 El Señor no soporta a los orgullosos,
y tarde o temprano tendrán su castigo.

6 Con amor y verdad se perdona el pecado;
con la honra al Señor se aleja uno del mal.

7 Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre,
hasta a sus enemigos los pone en paz con él.

8 Vale más ganar poco honradamente,
que ganar mucho de modo injusto.

9 La humanidad puede hacer planes,
pero el Señor determina el rumbo.

10 Si el rey habla de parte de Dios,
no dicta sentencias injustas.

11 Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor;
todas las pesas son obra suya.

12 Los reyes reprueban las malas acciones,
porque el trono se basa en la justicia.

13 Los reyes aman y ven con agrado
a quien habla con justicia y rectitud.

14 La ira del rey es mensajera de muerte,
y es de sabios saber calmarla.

15 La alegría del rey es promesa de vida;
su buena voluntad es como nube de lluvia.

16 Más vale ganar sabiduría que oro;
más vale tener entendimiento que plata.

17 La norma de los justos es apartarse del mal;
cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo.

18 Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.

19 Más vale ser humilde entre los pobres
que compartir riquezas entre los orgullosos.

20 A quien bien administra, bien le va;
¡cuán dichoso es quien confía en el Señor!

21 A quien piensa sabiamente, se le llama inteligente;
las palabras amables convencen mejor.

22 Tener buen juicio es tener una fuente de vida;
instruir a los necios es también necedad.

23 Quien piensa sabiamente, se sabe expresar,
y sus palabras convencen mejor.

24 Las palabras dulces son un panal de miel:
endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas.

25 Hay caminos que nos parecen derechos,
pero al final de ellos encontramos la muerte.

26 El hambre del trabajo nos impulsa a trabajar;
el apetito que despierta nos empuja a hacerlo.

27 El malvado es un horno de maldad;
¡hasta sus palabras son como llamas de fuego!

28 El perverso provoca peleas;
el chismoso genera enemistades.

29 El violento engaña a su amigo
y lo desvía hacia el mal camino.

30 Quien guiña los ojos planea hacer lo malo;
quien se muerde los labios ya lo ha cometido.

31 Las canas son la digna corona
que se gana la conducta honrada.

32 Más vale ser paciente que valiente;
más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.

33 El hombre echa las suertes,
y el Señor decide el resultado.