La maldad de los poderosos
1 Dios continuó diciendo:
«¡Gente malvada,
qué mal les va a ir a ustedes!
Al acostarse hacen planes malvados;
al levantarse los llevan a cabo,
porque tienen el poder de hacerlo.
2 Si quieren terrenos, los invaden;
si quieren casas, se adueñan de ellas;
maltratan al dueño y a su familia,
y con engaños los echan fuera.
3 »Por eso yo, el Dios de Israel,
también tengo planes contra ustedes:
voy a enviarles una desgracia
de la que no podrán librarse.
Les vienen tiempos tan difíciles
que se les acabará el orgullo.
4 Cuando llegue ese día,
la gente se burlará de ustedes
y les cantará esta canción:
“¡Se han quedado en la ruina!
¡Antes eran el pueblo de Dios,
pero han cambiado de dueño!
¡Nuestros ejércitos los conquistaron
y nos repartimos sus campos!”
5 »¡Escúchenme, israelitas!
Ustedes fueron mi pueblo,
pero no volveré a darles terrenos.
6-7 »Ustedes los israelitas
no quieren que los profetas
les den malas noticias.
Ustedes no quieren creer
que algo malo puede sucederles;
por eso no quieren escucharlos.
Les dicen que yo no estoy enojado,
y que ese no es mi modo de actuar.
Dicen que yo siempre trato bien
a todos los que hacen lo bueno.
8 »Si ustedes fueron mi pueblo,
¿por qué ahora son mis enemigos?
A los que vuelven de la guerra
y van tranquilos por el camino,
les arrebatan la ropa;
9 a las mujeres de mi pueblo
les quitan las casas,
donde antes vivían felices,
y a sus hijos les arrebatan
las riquezas que yo mismo les di.
10 »¡Vamos, largo de aquí!
¡Ustedes han hecho de mi templo
una sala de diversiones!
¡Por eso voy a destruirlo!
11 Ustedes serían felices
con profetas mentirosos
que solo hablaran de vino y de licor.
Dios da esperanza a su pueblo
12 »Pero a los descendientes de Jacob
que hayan quedado con vida,
los reuniré como a un rebaño.
Tal vez no sean muchos,
pero harán mucho alboroto.
13 Yo mismo iré delante de ellos
para abrirles paso y darles libertad.
¡Yo soy su Dios y su rey!
Se condena el poder de los opresores
1 ¡Ay de aquellos que aun por las noches
siguen planeando acciones malvadas,
y al llegar el día las llevan a cabo
porque tienen el poder en sus manos!
2 Codician campos y los hacen suyos;
codician casas y se apropian de ellas.
Atropellan a los dueños y a su familia,
para quedarse con su herencia.
3 Por eso dice el Señor:
«Yo también tengo planes contra ustedes.
Voy a enviarles una desgracia
de la que no podrán librarse;
ya no podrán andar con arrogancia
porque serán tiempos de desastre.
4 En aquel día les dedicarán a ustedes
canciones en tono de lamento. Les dirán:
“Hemos sido completamente destruidos;
la porción de nuestro pueblo ha cambiado.
Nos han quitado nuestros campos,
y los han repartido entre nuestros invasores.”»
5 Por eso no habrá quien reparta terrenos
en la congregación del Señor.
Los malos profetas
6 «¡No nos vengan con habladurías! —dicen ellos.
¡La deshonra no podrá alcanzarnos!»
7 ¿Acaso está maldito el pueblo de Jacob?
¿Será que el Señor no puede actuar
y realizar sus obras?
¿Acaso no beneficia su palabra
al que se conduce rectamente?
8 Ustedes se han hecho enemigos de mi pueblo.
Despojan de sus ropas de valor
a los que vuelven de la guerra,
pensando que ya están a salvo.
9 A las mujeres de mi pueblo
las expulsan de sus amados hogares,
y despojan a sus niños para siempre
del honor que les he dado.
10 ¡Levántense! ¡Caminen!
Este no es lugar de descanso;
¡Tanta es la corrupción que hay en él,
que será destruido por completo!
11 Si un profeta mentiroso viene y les dice:
«Yo anuncio vino y licor»,
ese profeta es el ideal para este pueblo.
Dios promete liberar a su pueblo
12 Pero voy a reunir a todo el pueblo de Jacob;
voy a recoger al pequeño resto de Israel.
Los juntaré en el redil, como ovejas,
como rebaño en el pastizal,
que se alborota como una multitud de gente.
13 Uno irá al frente, abriendo el camino,
y los demás lo seguirán,
y saldrán por la puerta de la ciudad.
Será el Señor, su rey,
quien marchará al frente de todos ellos.