El canto de la sabiduría
1 «El oro y la plata
se sacan de las minas
y se limpian con fuego.
2 El hierro y el cobre
se sacan de la tierra
y se les quita la impureza.
3 Ya no hay para los mineros
lugar demasiado oscuro;
en los más lejanos rincones
buscan piedras preciosas;
4 con la ayuda de cuerdas,
bajan a profundos barrancos;
cavan largos túneles
donde nadie ha puesto el pie.

5 »En esas profundas minas,
donde el calor es insoportable,
se gana la vida el minero.
6 De las rocas saca zafiros,
y de entre el polvo saca oro.
7-8 Ningún león, ninguna fiera,
ha llegado a esos lugares;
¡ni siquiera la mirada del halcón
ha podido descubrirlos!
9 Los mineros golpean la dura roca
y dejan al descubierto
el corazón de las montañas;
10 abren túneles en las rocas,
y contemplan grandes tesoros;
11 llegan a donde nacen los ríos,
y entonces sacan a la luz
lo que había permanecido oculto.

12 »¿Dónde está la sabiduría?
¿Dónde puede encontrarse?
13 Nadie aprecia su valor
porque no pertenece a este mundo.
14 Tampoco se encuentra
en las profundidades del mar.
15-16 Su precio no puede pagarse
con todo el oro del mundo,
ni con plata, ni piedras preciosas.
17 Ni el oro ni el cristal,
ni las joyas más caras
se le pueden comparar,
18-19 ¡mucho menos el coral,
el jaspe y el topacio!
La sabiduría vale más que las joyas;
¡ni todo el oro del mundo
puede pagar su precio!

20 »Vuelvo, pues, a preguntar:
¿dónde está la sabiduría?
21 Ella se esconde del mundo,
y hasta de las aves del cielo.
22 Aunque la muerte destructora
dice conocerla,
23 solo Dios sabe dónde vive,
y cómo llegar hasta ella.
24 Dios ve los rincones más lejanos
y todo lo que hay debajo del cielo,
25-27 y mientras daba su fuerza al viento
y medía el agua de los mares
fijó su mirada en la sabiduría;
mientras establecía la época de lluvias
y la dirección de las tormentas,
decidió ponerla a prueba;
una vez que confirmó su gran valor,
le dio su aprobación.
28 Luego dijo a todo el mundo:
“Si ustedes me obedecen
y se apartan del mal,
habrán hallado la sabiduría”».
1 Hay minas de donde se saca la plata
y lugares donde se refina el oro.
2 El hierro se extrae de la tierra,
y las piedras, al fundirse, producen el cobre.
3 El hombre ha puesto fin a las tinieblas:
baja a los lugares más profundos
y allí, en la oscuridad, busca piedras.
4 Balanceándose y suspendido de una soga,
abre minas en lugares solitarios,
en lugares por donde nadie pasa,
alejados de las ciudades.
5 Arriba de la tierra se produce trigo,
abajo de ella, algo como el fuego la transforma.
6 Allí, entre la tierra, se encuentran
el oro y los zafiros.
7 Ni los halcones ni otras aves de rapiña
han visto jamás esos senderos.
8 Las fieras no pasan por ellos
ni los frecuentan los leones.
9 El hombre pone la mano en el pedernal
y arranca de raíz las montañas.
10 Abre túneles en los peñascos
y descubre toda clase de tesoros.
11 Explora los nacimientos de los ríos
y pone al descubierto cosas escondidas.

12 ¿Pero de dónde viene la sabiduría?
¿En qué lugar está la inteligencia?
13 El ser humano no sabe lo que ella vale,
ni la encuentra en este mundo.
14 El océano dice: «Aquí no está»,
y el mar: «Yo no la tengo.»
15 No se puede conseguir con oro,
ni se puede comprar con plata.
16 No se puede pagar con el oro más precioso,
ni con joyas de cornalina o de zafiro.
17 Vale más que el oro y que el cristal;
no se puede cambiar por objetos de oro puro.
18 La sabiduría es más preciosa que el coral,
y que el cristal de roca y las perlas.
19 El crisólito de Etiopía no la iguala,
ni se puede pagar con el oro más fino.
20 ¿De dónde, pues, viene la sabiduría?
¿En qué lugar está la inteligencia?
21 Está escondida de la vista de las fieras,
se halla oculta de las aves del cielo.
22 Aun la destrucción y la muerte dicen:
«Solo de oídas hemos sabido de ella.»

23 Pero Dios conoce el camino de la sabiduría;
solo él sabe dónde encontrarla,
24 pues él ve hasta el último rincón de la tierra
y todo lo que hay debajo del cielo.
25 Cuando Dios le dio fuerza al viento
y puso un límite al agua,
26 cuando estableció las leyes de la lluvia
y señaló el camino a la tormenta,
27 también vio a la sabiduría, ponderó su justo valor,
la examinó y le dio su aprobación.
28 Y dijo Dios a la humanidad:
«Servir fielmente al Señor: eso es sabiduría;
apartarse del mal: eso es inteligencia.»