La victoria de Dios sobre Edom
Isaías
1 ¿Quién es ese
que llega desde Bosrá,
la capital del reino de Edom,
con las ropas teñidas de rojo?
¿Quién es ese
que está tan bien vestido
y avanza con una fuerza terrible?
Dios
Soy yo, el Dios de Israel,
el que anuncia la victoria
y tiene poder para salvar.
Isaías
2 ¿Y por qué están rojas tus ropas,
como si hubieras pisado uvas?
Dios
3 Yo he destruido a mis enemigos;
los he aplastado como a la uvas
cuando se hace el vino;
con furia los he pisoteado,
y su sangre me manchó la ropa.
4 Consideré que ya era tiempo
de hacer justicia
y de salvar a mi pueblo.
5 Miré, y vi con sorpresa
que nadie estaba dispuesto a ayudarme.
Fue mi poder el que me dio la victoria;
6 lleno de furia aplasté a las naciones,
y su sangre corrió por el suelo.
Dios es bondadoso con su pueblo
7 Isaías dijo:
«Quiero hablar del amor de Dios,
y cantar sus alabanzas
por todos sus favores.
»Dios ha sido muy bondadoso
con el pueblo de Israel,
le ha mostrado su bondad
y su gran amor.
8 »Dios había dicho:
“Ellos son mi pueblo,
son mis hijos fieles”.
»Por eso Dios los salvó
de todos sus males.
9 No fue un enviado suyo
el que los salvó,
sino Dios en persona.
Él los libró por su amor
y su misericordia;
los levantó en sus brazos,
como siempre lo había hecho.
10 »Pero los israelitas desobedecieron
y ofendieron al Dios santo;
por eso, él los trató
como si fueran enemigos
y les declaró la guerra.
11 »Entonces ellos se acordaron
de lo que Dios había hecho
en los tiempos pasados;
se acordaron de cómo Moisés
había liberado a su pueblo,
y por eso se preguntaban:
“¿Dónde está ahora
el Dios que sacó del río Nilo a Moisés,
el líder de los israelitas?”
»También se preguntaban:
“¿Dónde está ahora
el Dios que puso en Moisés
su santo espíritu?
12-13 ¿Dónde está ahora
el Dios que con su gran poder
acompañó a Moisés;
el Dios que se hizo famoso
cuando dividió el mar
para que su pueblo cruzara
librándolo de todo peligro?
14 ¿Dónde está el Dios
que le dio descanso a su pueblo,
como cuando el ganado
baja a pastar a la llanura?”»
Isaías terminó diciendo:
«¡Dios nuestro,
así guiaste a tu pueblo,
y te cubriste de gloria!»
Israel pide ayuda a Dios
15 Israel oró a Dios y le dijo:
«Dios nuestro,
tú tienes en el cielo
tu santo y grandioso trono.
Muéstranos tu amor y tu poder;
déjanos ver tu ternura y compasión.
No seas indiferente a nuestro dolor.
16 »¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Jacob se acuerde de nosotros,
tú eres nuestro Dios y nuestro padre;
¡siempre has sido nuestro salvador!
17 »No permitas que nos alejemos de ti
ni que seamos desobedientes.
¡Por amor a nosotros,
tus fieles servidores,
y a las tribus que te pertenecen,
vuelve a mostrarnos tu bondad!
18 No permitas que los malvados
sigan pisoteando tu santo templo.
19 Desde hace mucho tiempo
nos hemos alejado de tus mandamientos;
¡vuelve a mostrarnos tu bondad!»
Dios castiga a sus enemigos
1 —¿Quién viene allí de Bosra, capital de Edom,
con su ropa teñida de rojo?
¿Quién viene vestido con tanta elegancia
y camina con tanta arrogancia?
—Soy yo, que anuncio la victoria
y soy poderoso para salvar.
2 —¿Y por qué tu vestido está rojo,
como si hubieras pisado uvas para hacer vino?
3 —Sí, estuve pisando las uvas yo solo;
nadie me ayudó.
Lleno de ira, pisoteé a mis enemigos,
los aplasté con furor,
y su sangre me salpicó los vestidos
y me manchó toda la ropa.
4 Yo decidí que un día tendría que hacer justicia;
y había llegado el tiempo de libertar a mi pueblo.
5 Miré, y no había quien me ayudara;
quedé admirado de que nadie me apoyara.
Mi brazo me dio la victoria
y mi ira me sostuvo.
6 Lleno de ira aplasté a las naciones,
las destruí con furor
e hice correr su sangre por el suelo.
Bondad de Dios para Israel
7 Yo quiero hablar del amor del Señor
y cantar sus alabanzas
por todo lo que él ha hecho por nosotros,
por su inmensa bondad con la familia de Israel,
por lo que ha hecho en su bondad
y en su gran amor.
8 Él dijo: «Ellos son mi pueblo,
hijos que no habrán de traicionarme.»
Y él los salvó
9 de todas sus aflicciones.
Quien los salvó no fue un enviado suyo;
fue el Señor mismo, en persona.
Por su amor y su misericordia, los libertó;
los levantó, los tomó en sus brazos.
Así como lo ha hecho siempre.
10 Pero ellos se rebelaron contra el Señor
y ofendieron su santidad;
por eso se volvió enemigo de ellos
y les hizo la guerra.
11 Ellos se acordaron de los tiempos antiguos,
de cuando Moisés libertó a su pueblo,
y se preguntaban:
«¿Dónde está Dios, que salvó del Nilo
a Moisés, pastor de su rebaño?
¿Dónde está el que puso en Moisés su santo espíritu,
12 el que hizo que su glorioso poder
acompañara a Moisés,
el que dividió el mar delante de su pueblo
para alcanzar la fama eterna,
13 el que los hizo cruzar el mar sin que resbalaran,
como si fueran caballos por el desierto,
14 como ganado que baja a la llanura?»
El espíritu del Señor los guiaba.
Así condujo a su pueblo
y alcanzó fama y gloria.
Oración a Dios para implorar su ayuda
15 Mira, Señor, desde el cielo,
desde el lugar santo y glorioso donde vives.
¿Dónde están tu ardiente amor y tu fuerza?
¿Dónde están tus profundos sentimientos?
¿Acaso se agotó para nosotros tu misericordia?
16 ¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abrahán no nos reconozca,
ni Israel se acuerde de nosotros,
tú, Señor, eres nuestro padre;
desde siempre eres nuestro redentor.
17 ¿Señor, por qué haces que nos desviemos de tus caminos,
y nos endureces el corazón para no respetarte?
Cambia ya, por amor a tus siervos
y a las tribus que te pertenecen.
18 ¡Cuán poco tiempo tu pueblo santo fue dueño del país!
Nuestros enemigos han pisoteado tu templo.
19 Estamos como si nunca nos hubieras gobernado,
como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.