Dios es fiel
1 Dios dijo:
«Escúchame ahora, pueblo de Israel,
mi fiel servidor y mi elegido.
2 Yo soy Dios, tu creador;
yo te formé desde antes que nacieras,
y vengo en tu ayuda.
»No tengas miedo,
querido pueblo mío,
tú eres mi fiel servidor,
tú eres mi elegido.
3 Yo haré que corra agua en el desierto
y que broten arroyos en tierras secas.
A tus descendientes les daré vida nueva
y les enviaré mi bendición.
4 Ellos crecerán como hierba bien regada,
como árboles a la orilla del río.
5 Unos dirán: “Yo pertenezco a Dios”;
otros se darán cuenta
de que son descendientes de Jacob,
y se grabarán en la mano:
“Yo soy propiedad de Dios”».
6 El Dios todopoderoso, rey y salvador de Israel, continuó diciendo:
«Yo soy el primero y el último;
fuera de mí no hay otro Dios.
7 Si acaso lo hay,
que se presente y lo diga;
que anuncie el futuro
y diga lo que va a suceder.
8 »¡Ánimo, no tengan miedo!
Desde hace mucho tiempo
les he anunciado estas cosas
y ustedes son mis testigos.
No hay otro dios fuera de mí,
no hay otro dios que los proteja.
¡Y si lo hay, yo no lo conozco!»
Crítica contra la idolatría
9 Isaías dijo:
«Los fabricantes de ídolos no valen nada, como tampoco valen nada los ídolos que ellos tanto quieren. Los que adoran a los ídolos son unos ciegos y estúpidos. 10 El que funde el metal para hacer una estatua y adorarla como un dios, pierde el tiempo. 11 Esos artesanos son simples seres humanos: ¡que se enfrenten conmigo en un juicio, y quedarán llenos de vergüenza!
12 »Miren lo que hace el herrero: calienta el metal en el fuego, lo moldea a golpe de martillo y lo trabaja con su fuerte brazo. Pero si el herrero no se alimenta ni bebe agua, se cansa y pierde todas sus fuerzas.
13 »O fíjense en el escultor: toma las medidas con su regla, hace un dibujo con el lápiz y el compás. Luego hace una estatua que se parece a un ser humano, y coloca en un templo esa estatua sin vida.
14 »Hay otros que plantan cedros, y la lluvia los hace crecer. Si prefieren cipreses o robles, los cultivan en el bosque hasta que están bien crecidos. 15 Luego se llevan unas ramas de los árboles para hacer fuego y calentarse, o para cocer el pan. Pero también usan otros pedazos del árbol para hacer la estatua de un dios, ¡y se arrodillan para adorarla!
16 »También hay quienes encienden fuego con la mitad de la madera, asan la carne, se comen el asado, y se sienten satisfechos. Además, se calientan junto al fuego y dicen: “¡Qué bien se está aquí! ¡Ya estamos entrando en calor!” 17 Y con el resto de la madera hacen la estatua de un dios, se arrodillan ante ella para adorarla, y le dirigen esta oración: “¡Sálvanos, pues tú eres nuestro dios!”
18 »Esa gente no entiende nada. Están tan confundidos y cegados que no pueden comprender nada. 19 Les falta inteligencia para entender y poder decir: “Si la mitad de la madera la usamos para hacer el fuego, para asar la carne y cocer el pan, ¡lo que estamos adorando no es más que un simple trozo de madera!” 20 Esa gente se deja engañar por ideas falsas, y no es capaz de entender que lo que tiene en sus manos es pura mentira».
Dios perdona y salva a su pueblo Israel
21 Dios dijo:
«Recuerda, Israel,
que tú eres mi fiel servidor.
No te olvides de mí,
porque yo soy tu creador.
22 Yo hice desaparecer
tus faltas y pecados
como desaparecen
las nubes en el cielo.
¡Vuelve a obedecerme,
porque yo te di libertad!»
Dios es el libertador de su pueblo
23 El profeta Isaías declaró:
«¡Cielos, griten de alegría
por todo lo que Dios ha hecho!
¡Montañas y árboles del bosque,
griten llenos de alegría!
Dios ha mostrado su tremendo poder,
dando libertad a su pueblo Israel».
La ciudad de Jerusalén volverá a ser habitada
24 Isaías le dijo al pueblo:
«Dios, tu salvador,
el que te formó
desde antes que nacieras, dice:
“Yo soy Dios,
el creador de todas las cosas;
yo extendí el cielo y afirmé la tierra,
sin que nadie me ayudara.
25 Cuando hablan los falsos profetas,
no dejo que se cumpla
lo que ellos anuncian;
demuestro que los adivinos
no tienen razón,
y convierto en puras tonterías
la sabiduría de los seres humanos.
26 ”En cambio,
hago que las palabras y los planes
de mis servidores y mensajeros
se cumplan y tengan éxito.
Yo declaro que la ciudad de Jerusalén
volverá a ser habitada;
las ciudades de Judá
volverán a ser reconstruidas,
y no estarán más en ruinas.
27 Yo puedo hacer
que el océano se quede seco
y que los ríos se queden sin agua.
28 ”Yo le digo a Ciro, el rey de Persia:
‘Tú eres como un pastor de ovejas,
y harás lo que yo quiero.’
Yo le digo a Jerusalén:
‘Tú serás reconstruida.’
Y al templo le anuncio:
‘Serás reconstruido desde tus cimientos.’”»
Fidelidad del Señor, único Dios
1 »Escúchame ahora, Israel, pueblo de Jacob,
mi siervo, mi elegido.
2 Yo, el Señor, soy tu creador y tu ayuda;
yo te formé desde antes de que nacieras,
y ahora te digo:
No temas, Jesurún, pueblo de Jacob,
mi siervo, mi elegido.
3 Yo voy a hacer que corra agua en el desierto
y arroyos en la tierra seca.
Yo voy a dar nueva vida a tus descendientes,
y los voy a bendecir.
4 Crecerán como hierba bien regada,
como álamos a la orilla de los ríos.
5 Unos dirán: “Yo soy del Señor”,
otros afirmarán ser descendientes de Jacob,
y otros grabarán en su mano: “Pertenezco al Señor”,
y al nombre de Israel añadirán sus propios nombres.»
6 El Señor, el rey y redentor de Israel,
el Señor todopoderoso, dice:
«Yo soy el primero y el último;
yo soy el único Dios. No hay otro.
7 ¿Quién puede compararse a mí?
¡Que hable y me lo explique!
¿Quién desde el principio ha anunciado el futuro,
y predice lo que está por suceder?
8 Pero, ¡ánimo, no tengan miedo!
Yo así lo dije y lo anuncié desde hace mucho,
y ustedes son mis testigos.
¿Hay acaso otro dios fuera de mí?
No hay otro refugio; no conozco ningún otro.»
Insensatez de la idolatría
9 Los que hacen ídolos no sirven para nada, pues para nada sirven los ídolos que ellos tanto estiman. Rendir culto a los ídolos es necedad y ceguera; por eso, quienes los hacen quedan en ridículo. 10 El que funde una estatua para adorarla como si ella fuera un dios pierde su tiempo, 11 y todos los que la adoren quedarán avergonzados. Los que fabrican ídolos son simples hombres, y si todos juntos se presentaran a juicio, quedarían humillados y llenos de miedo.
12 Veamos qué hace el herrero: toma sus herramientas y, después de calentar el metal entre las brasas, le da forma a golpes de martillo. Lo trabaja con la fuerza de su brazo. Pero si el herrero no come, se le acaba la fuerza, y si no bebe agua, se cansa.
13 O veamos al escultor: toma las medidas con su regla, traza el dibujo con ayuda del compás, y luego le da forma con sus cuchillas; así hace una estatua dándole la figura de una persona e imitando la belleza humana, y luego la instala en un templo.
14 Otro planta cedros, y la lluvia los hace crecer, y más tarde tendrá cedros para cortar. O si prefiere cipreses o robles, los cuida en el bosque hasta que están bien gruesos. 15 Luego la gente los usa para hacer fuego; se llevan unos pedazos para calentarse con ellos; se llevan otros para cocer pan; y otros pedazos los usan para hacer la estatua de un dios, y se inclinan ante ella para adorarla.
16 Hay otros que usan la mitad de la madera para hacer fuego y asar carne, y se comen el asado y quedan satisfechos. También se calientan y dicen: «¡Qué bueno es estar junto al fuego; ya estoy entrando en calor!» 17 Y de la madera sobrante hacen la estatua de un dios, se inclinan ante ella para adorarla, y suplicando le dicen: «¡Sálvame, porque tú eres mi dios!»
18 Esa gente no sabe ni entiende; tienen tan cegados los ojos que no pueden ver, y tan cerrado el entendimiento que no pueden comprender. 19 No se ponen a pensar, les falta entendimiento para comprender y decir: «La mitad de la madera la puse a arder y en las brasas cocí pan, asé carne y me la comí; del resto hice esta cosa detestable, ¡y lo que estoy adorando no es más que un pedazo de palo!» 20 En realidad, es como si comiera ceniza: es dejarse engañar por ideas sin fundamento que no podrán salvarlos. No son capaces de entender que lo que tienen en sus manos es pura mentira.
El Señor perdona y salva a Israel
21 «Israel, pueblo de Jacob,
recuerda que tú eres mi siervo;
tú eres mi siervo, pues yo te formé,
no te olvides de mí, Israel.
22 Yo he borrado tus faltas y pecados,
como si desvaneciera las nubes.
Vuélvete a mí, pues yo te he liberado.»
23 ¡Cielo, grita de alegría por lo que ha hecho el Señor!
¡Den voces de júbilo, profundidades de la tierra!
¡Montañas y bosques con todos sus árboles,
griten llenos de alegría,
porque el Señor ha mostrado su gloria,
ha liberado a Israel, el pueblo de Jacob!
24 Esto dice el Señor, tu redentor,
el que te formó desde antes de que nacieras:
«Yo soy el Señor, creador de todas las cosas,
yo extendí el cielo y afirmé la tierra
sin que nadie me ayudara.
25 Yo no dejo que se cumplan
las predicciones de los falsos profetas;
yo hago que los adivinos pierdan la razón.
Yo hago que los sabios se contradigan
y que sus conocimientos resulten puras tonterías.
26 Pero hago que se cumplan las palabras de mis siervos
y que salgan bien los planes de mis enviados.
Yo declaro que Jerusalén volverá a ser habitada
y que las ciudades de Judá serán reconstruidas.
Yo haré que se levanten de sus ruinas.
27 Yo puedo ordenar que el mar se seque
y que los ríos se queden sin agua.
28 Yo le digo a Ciro: “Tú eres mi pastor,
tú harás todo lo que yo quiero”;
a Jerusalén le digo: “Tú serás reconstruida”;
y al templo: “Se pondrán tus cimientos.”»