Dios castiga la tierra
1 Isaías dijo:
«¡Dios va a convertir la tierra en un desierto!
¡Todos sus habitantes se dispersarán!
2 A todos les pasará lo mismo:
al sacerdote y al pueblo,
a los amos y a los esclavos,
al que compra y al que vende,
al que presta y al que pide prestado,
al rico y al pobre.
3 ¡La tierra quedará totalmente arruinada!
El Dios de Israel ha jurado que así lo hará.
4 »La tierra se ha secado y marchitado;
la gente más poderosa
se ha quedado sin fuerzas.
5 La tierra se ha llenado de maldad,
porque sus habitantes
no han cumplido las leyes de Dios.
Se habían comprometido
a obedecerlo por siempre,
pero ninguno cumplió con ese pacto.
6 Todos han pecado;
por eso la tierra está bajo maldición
y muy pocos han quedado con vida.
La ciudad está desierta.
7 »Los viñedos se han secado;
ya casi no hay vino.
Los que antes cantaban de alegría
ahora mueren de tristeza.
8 Ya no suenan los alegres tambores
y el arpa ha quedado en silencio;
¡se acabó la fiesta!
9 »El vino se ha vuelto vinagre
y nadie entona una canción.
10 La ciudad está en ruinas,
todo es un desorden,
y las casas se han cerrado.
11 Por las calles la gente
pide a gritos un poco de vino.
»¡La alegría abandonó la tierra!
12 La ciudad quedó destruida,
y sus portones, hechos pedazos.
13 Las naciones quedaron vacías,
como un árbol de olivo
después de la cosecha.
Algunos se salvarán
14-16 »Los pocos que se salven
gritarán y saltarán de alegría.
¡Por todos los rincones del mundo
se oirán cantos de alabanza
para el Dios que ama la justicia!»
El triunfo de Dios
Isaías continuó diciendo:
«Mi ánimo está por los suelos;
¡siento que me muero de tristeza!
»No se puede confiar en los traidores,
porque engañan y no tienen compasión.
17 Y a ti, habitante de la tierra,
te esperan el terror y las trampas:
18 si te libras del terror,
te hundirás en una trampa,
y si sales de ella con vida,
caerás en otra trampa.
»Lloverá muy fuerte;
un diluvio hará temblar
los cimientos de la tierra.
19 Un gran terremoto sacudirá la tierra
hasta dejarla hecha pedazos.
20 La tierra temblará como un borracho,
y se vendrá abajo como frágil choza.
¡Pesa tanto el pecado de la gente
que la tierra caerá
y no volverá a levantarse!
21 »Ese día, Dios castigará
a los que gobiernan con maldad
en el cielo y en la tierra.
22 Los meterá en un calabozo,
los tendrá encarcelados,
y al final los castigará.
23 El sol y la luna se oscurecerán,
porque el Dios todopoderoso
reinará desde Jerusalén,
y los jefes de su pueblo
serán testigos del poder de Dios».
El juicio sobre toda la tierra
1 ¡Miren!, el Señor va a arrasar la tierra,
ya está por devastarla y trastornarla,
para luego dispersar a sus habitantes.
2 Lo mismo sucederá con el sacerdote y el pueblo,
con el amo y el esclavo,
con el ama y la esclava,
con el que compra y el que vende,
con el que presta y el que recibe prestado,
con el deudor y el acreedor.
3 La tierra será del todo arrasada,
y saqueada por completo.
Y esto es lo que ha dicho el Señor.
4 La tierra se seca y se marchita,
el mundo entero se reseca, se marchita,
y los grandes personajes de la tierra se llenan de tristeza.
5 La tierra ha sido profanada por sus habitantes,
porque han dejado de cumplir las leyes,
han desobedecido los mandatos,
han violado el pacto eterno.
6 Por eso, una maldición ha acabado con la tierra,
y sus habitantes sufren el castigo.
Por eso, los habitantes de la tierra han disminuido,
y ya queda poca gente.
7 El vino escasea, pues los viñedos se secan,
quienes vivían alegres se llenan de tristeza.
8 Se acabó la alegría de arpas y tamboriles,
se acalló el bullicio de los eternos amigos de las fiestas.
9 Ya no más vino al son de las canciones;
para los bebedores las bebidas se volverán amargas.
10 La ciudad del desorden está en ruinas,
no se puede entrar en ninguna casa.
11 En las calles, la gente llora porque ya no hay vino;
toda la alegría se ha apagado,
ha quedado desterrada de la tierra.
12 La ciudad está en ruinas,
la puerta ha quedado hecha pedazos.
13 Y esto mismo pasará en todas las naciones de la tierra:
como cuando se sacuden los olivos,
o como cuando se rebuscan las vides
esperando hallar las últimas uvas después de la vendimia.
14 Los que sobrevivan gritarán llenos de alegría,
y al ver la majestad del Señor,
levantarán la voz desde el occidente.
15 También en el oriente
y en los países a la orilla del mar
darán gloria al Señor, el Dios de Israel.
16 Desde un extremo de la tierra los oiremos cantar:
«¡Honor al justo!»
Pero yo tengo que decir:
¡Ay, qué miseria, qué miseria!
¡Los traidores cometen una vil traición!
17 Los habitantes de la tierra
serán como animales perseguidos por los cazadores
o a punto de caer en un hoyo o en una trampa.
18 El que escape de los cazadores caerá en el hoyo,
y el que salga del hoyo caerá en la trampa.
Un diluvio caerá del cielo
y temblarán los cimientos de la tierra.
19 La tierra temblará terriblemente,
se sacudirá y se hará pedazos.
20 Se tambaleará como un borracho,
se estremecerá como frágil choza.
Sus pecados pesan tanto sobre ella
que caerá para no volver a levantarse.
21 Cuando llegue ese día,
el Señor castigará a los poderes celestiales
y a los reyes de la tierra;
22 los reunirá, los encerrará en un calabozo,
y ahí los tendrá encarcelados;
y después de mucho tiempo los castigará.
23 Cuando en el monte Sión, en Jerusalén,
el Señor todopoderoso actúe como rey,
el sol y la luna se oscurecerán,
y los jefes de su pueblo verán la gloria del Señor.