1 »¡Vigilante, toca la trompeta!
¡Da la señal de alerta!
Ya viene el destructor de mi pueblo;
se parece a un águila
que se lanza sobre su presa.
Mi pueblo es muy desobediente;
no ha cumplido con mi pacto
ni ha seguido mis mandamientos.
2 Ellos quieren convencerme a gritos
de que reconocen que soy su Dios,
3 pero no quieren hacer lo bueno.
¡Por eso los perseguirá el enemigo!
4 Cuando eligieron a sus reyes,
no me tomaron en cuenta;
cuando nombraron a sus jefes,
no me pidieron consejo;
¡ellos mismos se hicieron daño
al fabricarse ídolos de oro y plata!
5-6 »Habitantes de Samaria,
¡dejen ya de pecar!
Estoy muy enojado con ustedes
porque adoran a ese toro.
¡Es tan solo un dios falso,
hecho por ustedes mismos!
Pero yo lo haré pedazos.
7 »Si no me obedecen,
recibirán su castigo:
sus campos no darán frutos;
y si llegaran a darlos,
servirán de alimento para gente extraña.
8 ¡Israel quedará en ruinas!
¡Será la burla de todas las naciones!
9 »Mi pueblo anda solo y perdido
como perro callejero.
Ha pedido ayuda a los asirios,
10 pero de nada le servirá pagar impuestos
ni a Asiria ni a las otras naciones.
Yo lo enviaré como prisionero
a otras naciones lejanas,
y por un tiempo
no tendrá reyes ni jefes.
11 »Israelitas,
ustedes han construido muchos altares,
que solo les sirven para pecar.
12 Yo les di muchas enseñanzas,
y se las puse por escrito,
pero ustedes las despreciaron.
13 Les encanta presentar ofrendas,
y luego se comen la carne
de los animales que presentan;
pero todo eso me disgusta.
Yo soy su Dios,
y tengo presente sus muchos pecados.
Por eso los voy a castigar,
y volverán a ser esclavos de Egipto.
14 »Israelitas, ustedes se olvidan de mí,
que soy su creador.
Construyen palacios,
edifican ciudades y altas murallas,
pero yo le prenderé fuego
a todo lo que construyan».
Israel es condenado por su idolatría
1 »Toca tu trompeta,
como un águila vigilante
sobre el pueblo del Señor.
Porque han quebrantado mi alianza
y se han rebelado contra mi enseñanza.
2 Ellos me gritan: “¡Dios de Israel,
te reconocemos como nuestro Dios!”
3 Pero Israel ha rechazado el bien,
y por eso sus enemigos lo perseguirán.
4 »Han coronado reyes que nada tienen que ver conmigo,
y han nombrado jefes que yo no he aprobado.
Con su plata y su oro
se han fabricado estatuas
para su propia perdición.
5 Samaria, ¡el becerro que adoras ha sido rechazado!
Mi enojo se ha encendido contra ellos.
¿Hasta cuándo estarán sin limpiarse?
6 ¡Ese becerro de Samaria no es Dios!
Es obra de los israelitas,
y lo ha fabricado un artesano,
así que será hecho pedazos.
7 Si ellos sembraron vientos,
cosecharán tempestades;
no tendrán buenas cosechas,
ni sus espigas producirán harina;
y si acaso llegan a producirla,
los extranjeros se la comerán.
8 ¡Israel ha sido devorado!
Y ahora es visto por las naciones
como un objeto sin atractivo alguno.
9 Porque, como un asno solitario,
Efraín ha acudido a Asiria para contratar amantes.
10 Pero aunque los contrate entre las naciones,
yo voy a reunirlos, y pronto tendrán que soportar
la opresión del rey de los jefes.
11 »Efraín construyó muchos altares,
que solo le sirven para pecar.
12 A pesar de que le dejé por escrito
muchas y abundantes instrucciones,
él las consideró como algo extraño.
13 A ellos les gusta ofrecerme sacrificios,
y disfrutar de comerse la carne,
pero el Señor no los acepta;
al contrario, recordará su maldad,
y castigará sus transgresiones,
y ellos tendrán que volver a Egipto.
14 Israel construyó templos,
pero se olvidó de su Creador.
Judá levantó muchas ciudades fortificadas,
pero yo prenderé fuego a sus ciudades,
y el fuego consumirá sus palacios.»