Abraham obedece a Dios
1-2 Algunos años después, Dios quiso ver si Abraham lo obedecía, así que lo llamó y le dijo:
«Abraham, quiero que me ofrezcas como sacrificio a Isaac, tu único hijo, a quien tanto amas. Llévalo a la región de Moria, al cerro que te voy a enseñar».
3 A la mañana siguiente Abraham madrugó, y cortó leña suficiente para hacer un gran fuego. Preparó su burro y se puso en camino al lugar que Dios le había señalado. Iba acompañado de su hijo Isaac y dos de sus sirvientes. 4-5 Al tercer día, Abraham les dijo a sus sirvientes: «Quédense aquí con el burro, mientras mi hijo y yo vamos hasta aquel cerro que se ve allá a lo lejos. Allí adoraremos a Dios, y luego regresaremos con ustedes».
6 Abraham tomó la leña y se la puso a Isaac sobre el hombro; luego tomó el fuego y el cuchillo, y los dos juntos se pusieron en marcha. 7 Pero Isaac le dijo a Abraham:
—Padre mío, tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero que vamos a ofrecerle a Dios?
8 Abraham le respondió:
—Ya Dios se encargará de darnos el cordero, hijo mío.
Y así siguieron juntos su camino. 9 Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar, y sobre él preparó la leña para el fuego; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar. 10 Ya tenía el cuchillo en la mano y estaba a punto de matar a su hijo, 11 cuando oyó que Dios lo llamaba desde el cielo. Abraham respondió, 12 y Dios le dijo:
«No le hagas daño al niño. Estoy convencido de que me obedeces, pues no te negaste a ofrecerme en sacrificio a tu único hijo».
13 En ese mismo instante, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos trabados entre las ramas de un arbusto. Entonces tomó el carnero y se lo ofreció a Dios en lugar de su hijo. 14 Por eso Abraham llamó a ese lugar «Dios dará lo necesario». De allí viene el dicho que hasta hoy se escucha: «En su montaña Dios da lo necesario».
15 Por segunda vez Dios llamó a Abraham desde el cielo, 16-18 y le dijo:
«Por no haberme negado a tu único hijo, yo prometo bendecirte. Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y como la arena del mar, que no se puede contar. Tus descendientes atacarán las ciudades de sus enemigos, y las conquistarán. Yo te juro que todos los pueblos de la tierra recibirán mis bendiciones por medio de tu descendencia, porque tú me obedeciste».
19 Después de esto, Abraham volvió a donde estaban sus sirvientes, y juntos regresaron a Beerseba, donde vivían.
Los hijos de Nahor
20-23 Algún tiempo después, alguien fue a decirle a Abraham: «Tu cuñada Milcá y tu hermano Nahor ya tienen ocho hijos».
Estos son sus nombres:
Us,
Buz,
Quemuel,
Quésed,
Hazó,
Pildás,
Idlaf,
Betuel.
Us fue el primero de todos. Quemuel fue el padre de Aram, y Betuel fue el padre de Rebeca. 24 Además, Nahor tuvo cuatro hijos con Rumá, su segunda esposa:
Teba,
Gáham,
Tahas,
Maacá.
Dios pone a prueba la fe de Abrahán
1 Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abrahán. Lo llamó por su nombre, y él contestó:
—Aquí estoy.
2 Y Dios le dijo:
—Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moriah. Una vez allá, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que yo te señalaré.
3 Al día siguiente, muy temprano, Abrahán se levantó y le puso los aparejos a su asno, cortó leña para el holocausto, y se fue al lugar que Dios le había dicho, junto con su hijo Isaac y dos de sus siervos. 4 Al tercer día, Abrahán alcanzó a ver a lo lejos el lugar. 5 Entonces les dijo a sus siervos:
—Quédense aquí con el asno. Mi hijo y yo seguiremos adelante, adoraremos a Dios, y luego volveremos.
6 Y Abrahán tomó la leña para el holocausto y la puso sobre los hombros de Isaac; luego tomó el cuchillo y el fuego, y los dos juntos se fueron. 7 Poco después Isaac le dijo a Abrahán:
—¡Padre!
—¿Qué quieres, hijo? —le contestó Abrahán.
—Mira —dijo Isaac—, tenemos la leña y el fuego, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?
8 —Dios se encargará de que haya un cordero para el holocausto, hijito —respondió su padre.
Y siguieron caminando juntos. 9 Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abrahán construyó un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, sobre la leña; 10 pero en el momento en que tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, 11 el ángel del Señor lo llamó desde el cielo:
—¡Abrahán! ¡Abrahán!
—Aquí estoy —contestó él.
12 El ángel le dijo:
—No le hagas ningún daño al niño. Bien sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme a tu único hijo.
13 Abrahán se fijó entonces, y vio un carnero que estaba enredado por los cuernos entre las ramas de un arbusto, así que fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto, en lugar de su hijo. 14 A ese lugar Abrahán le puso por nombre «El Señor da lo necesario». Por eso todavía se dice «En el cerro, el Señor da lo necesario».
15 Por segunda vez el ángel del Señor llamó a Abrahán desde el cielo, 16 y le dijo:
—El Señor ha dicho: “Puesto que así has actuado y no me negaste a tu único hijo, juro por mí mismo 17 que te bendeciré mucho. Haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Ellos siempre vencerán a sus enemigos, 18 y puesto que me has obedecido, por medio de ellos todas las naciones del mundo serán bendecidas.”
19 Abrahán volvió luego al lugar donde se habían quedado sus siervos. Después, todos juntos se fueron a Berseba, donde Abrahán se quedó a vivir.
Los hijos de Najor
20 Al cabo de algún tiempo, Abrahán recibió la noticia de que Milca también le había dado hijos a su hermano Najor. 21 El primero que nació fue Uz; luego nació su hermano Buz, y luego Kemuel, que fue el padre de Aram. 22 Luego nacieron Quesed, Jazó, Pildas, Yidlaf y Betuel, 23 que fue el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que Milca le dio a Najor, el hermano de Abrahán.
24 Además, Najor tuvo hijos con Reúma, su concubina, que fueron Teba, Gaján, Tajás y Macá.