De regreso a Jerusalén
1-2 El rey Nabucodonosor se había llevado cautivos a Babilonia a muchos judíos. Los que volvieron de allá fueron los hijos de esos cautivos. Varios líderes regresaron a Jerusalén y a las ciudades de Judá, bajo el mando de Zorobabel. Esta es la lista de los líderes que regresaron:
Josué,
Nehemías,
Seraías,
Reelaías,
Mardoqueo,
Bilsán,
Mispar,
Bigvai,
Rehúm,
Baaná.

3-20 Los otros judíos que volvieron fueron los siguientes:
De la familia de Parós, dos mil ciento setenta y dos personas.
De la familia de Sefatías, trescientas setenta y dos personas.
De la familia de Árah, setecientas setenta y cinco personas.
De la familia de Pahat-moab, que descendía de Josué y Joab, dos mil ochocientas doce personas.
De la familia de Elam, mil doscientas cincuenta y cuatro personas.
De la familia de Zatú, novecientas cuarenta y cinco personas.
De la familia de Zacai, setecientas sesenta personas.
De la familia de Binuy, seiscientas cuarenta y dos personas.
De la familia de Bebai, seiscientas veintitrés personas.
De la familia de Azgad, mil doscientas veintidós personas.
De la familia de Adonicam, seiscientas sesenta y seis personas.
De la familia de Bigvai, dos mil cincuenta y seis personas.
De la familia de Adín, cuatrocientas cincuenta y cuatro personas.
De la familia de Ezequías, noventa y ocho personas.
De la familia de Besai, trescientas veintitrés personas.
De la familia de Jorá, ciento doce personas.
De la familia de Hasum, doscientas veintitrés personas.
De la familia de Guibar, noventa y cinco personas.

21-35 También volvieron algunas familias que habían vivido en las siguientes ciudades y pueblos:
De Belén, ciento veintitrés personas.
De Netofá, cincuenta y seis personas.
De Anatot, ciento veintiocho personas.
De Bet-azmávet, cuarenta y dos personas.
De Quiriat-jearim, Quefirá y Beerot, setecientas cuarenta y tres personas.
De Ramá y Gueba, seiscientas veintiuna personas.
De Micmás, ciento veintidós personas.
De Betel y Ai, doscientas veintitrés personas.
De Nebo, cincuenta y dos personas.
De Magbís, ciento cincuenta y seis personas.
De Elam, mil doscientas cincuenta y cuatro personas.
De Harim, trescientas veinte personas.
De Lod, Hadid y Onó, setecientas veinticinco personas.
De Jericó, trescientas cuarenta y cinco personas.
De Senaá, tres mil seiscientas treinta personas.

36-39 También volvieron las siguientes familias sacerdotales:
De la familia de Jedaías, que descendía de Josué, novecientas setenta y tres personas.
De la familia de Imer, mil cincuenta y dos personas.
De la familia de Pashur, mil doscientas cuarenta y siete personas.
De la familia de Harim, mil diecisiete personas.

40-42 Las familias de la tribu de Leví que volvieron eran las siguientes:
De las familias de Josué y de Cadmiel, que descendían de Hodavías, setenta y cuatro personas.
De las familias de los cantores que descendían de Asaf, ciento veintiocho personas.
De las familias de Ater, Talmón, Acub, Hatitá, Sobai y Salum, que eran los guardianes de las entradas del templo, ciento treinta y nueve personas.

43-54 De los sirvientes del templo volvieron las familias que descendían de:
Sihá,
Hasufá,
Tabaot,
Querós,
Siahá,
Padón,
Lebaná,
Hagabá,
Acub,
Hagab,
Salmai,
Hanán,
Guidel,
Gáhar,
Reaías,
Resín,
Necodá,
Gazam,
Uzá,
Paséah,
Besai,
Asná,
Meunim,
Nefusim,
Bacbuc,
Hacufá,
Harhur,
Baslut,
Mehidá,
Harsá,
Barcós,
Sísara,
Temá,
Nesíah,
Hatifá.

55-58 Las familias de los sirvientes de Salomón que volvieron fueron los descendientes de:
Sotai,
Soféret,
Perudá,
Jaalá,
Darcón,
Guidel,
Sefatías,
Hatil,
Poquéret-hasebaím,
Amón.

Así que los sirvientes del templo y de Salomón que volvieron fueron en total trescientos noventa y dos.
59-60 Desde los pueblos de Tel-mélah, Tel-harsá, Querub, Imer y Adón, llegaron algunas familias que descendían de Delaías, Tobías y Necodá. Eran en total seiscientas cincuenta y dos personas, pero no pudieron comprobar que eran judíos.
61-62 De las familias sacerdotales llegaron las de Hobaías, Cos y Barzilai. Este último se llamaba así porque se había casado con una de las hijas de Barzilai de Galaad y se había puesto el nombre de su suegro. Ellos buscaron sus nombres en el registro de las familias, pero no estaban, así que no pudieron comprobar que eran judíos; por eso no les permitieron ser sacerdotes. 63 El gobernador no les permitió comer de los alimentos ofrecidos a Dios mientras un sacerdote no consultara el Urim y el Tumim, las dos piedritas usadas para conocer la voluntad de Dios.
64 En total se habían reunido cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 65 además de sus esclavos y esclavas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete. También había doscientos cantores y cantoras. 66-67 También traían los siguientes animales: setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros.
68 Algunos jefes de familia llevaron a Jerusalén donaciones para reconstruir el templo de Dios. 69 En total entregaron cuatrocientos ochenta y ocho kilos de oro, dos mil setecientos cincuenta kilos de plata y cien túnicas para sacerdotes, que fue cuanto pudieron dar.
70 Los sacerdotes, sus ayudantes y algunos otros judíos se quedaron a vivir en Jerusalén, pero los cantores, los guardianes y los sirvientes del templo, y los demás judíos se fueron a vivir a sus propios pueblos.
Los que regresaron de Babilonia
(Neh 7.5-72)
1-2 Esta es la lista de los israelitas nacidos en Judá que fueron desterrados a Babilonia por el rey Nabucodonosor, y que después del destierro volvieron a Jerusalén y a otros lugares de Judá, cada cual a su población, encabezados por Zorobabel, Josué, Nehemías, Seraías, Relaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún y Baná:
3 Los descendientes de Paros, dos mil ciento setenta y dos;
4 los de Sefatías, trescientos setenta y dos;
5 los de Araj, setecientos setenta y cinco;
6 los de Pajat Moab, o sea, de Josué y Joab, dos mil ochocientos doce;
7 los de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;
8 los de Zatu, novecientos cuarenta y cinco;
9 los de Zacay, setecientos sesenta;
10 los de Bani, seiscientos cuarenta y dos;
11 los de Bebay, seiscientos veintitrés;
12 los de Azgad, mil doscientos veintidós;
13 los de Adonicán, seiscientos sesenta y seis;
14 los de Bigvay, dos mil cincuenta y seis;
15 los de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro;
16 los de Ater, o sea de Ezequías, noventa y ocho;
17 los de Besay, trescientos veintitrés;
18 los de Jora, ciento doce;
19 los de Jasún, doscientos veintitrés;
20 los de Gibar, noventa y cinco;
21 los de Belén, ciento veintitrés.
22 La gente de Netofa, cincuenta y seis;
23 los de Anatot, ciento veintiocho.
24 Los descendientes de Azmavet, cuarenta y dos;
25 los de Quiriat Yearín, Cafira y Berot, setecientos cuarenta y tres;
26 los de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno.
27 La gente de Micmas, ciento veintidós;
28 los de Betel y Hai, doscientos veintitrés.
29 Los descendientes de Nebo, cincuenta y dos;
30 los de Magbis, ciento cincuenta y seis;
31 los del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;
32 los de Jarín, trescientos veinte;
33 los de Lod, Jadid y Onó, setecientos veinticinco;
34 los de Jericó, trescientos cuarenta y cinco;
35 los de Sená, tres mil seiscientos treinta.
36 Los sacerdotes descendientes de Jedaías, de la familia de Josué, novecientos setenta y tres;
37 los descendientes de Imer, mil cincuenta y dos;
38 los de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete;
39 los de Jarín, mil diecisiete.
40 Los levitas descendientes de Josué y de Cadmiel, que a su vez eran descendientes de Hodavías, setenta y cuatro.
41 Los cantores, descendientes de Asaf, ciento veintiocho.
42 Los porteros eran los descendientes de Salún, los de Ater, los de Talmón, los de Acub, los de Jatitá y los de Sobay. En total, ciento treinta y nueve.
43 Los sirvientes del templo eran los descendientes de Sijá, los de Jasufá, los de Tabaot, 44 los de Queros, los de Sigá, los de Padón, 45 los de Lebana, los de Jagabá, los de Acub, 46 los de Jagab, los de Salmay, los de Janán, 47 los de Gidel, los de Gajar, los de Reaía, 48 los de Resín, los de Necoda, los de Gazán, 49 los de Uzá, los de Paseaj, los de Besay, 50 los de Asena, los de Meunín, los de Nefusín, 51 los de Bacbuc, los de Jacufá, los de Jarjur, 52 los de Bazlut, los de Mejidá, los de Jarsá, 53 los de Barcos, los de Sísara, los de Tema, 54 los de Nesiaj y los de Jatifá.
55 Los descendientes de los sirvientes de Salomón eran los descendientes de Sotay, los de Soferet, los de Peruda, 56 los de Jalá, los de Darcón, los de Gidel, 57 los de Sefatías, los de Jatil, los de Poquéret Hasebayin y los de Ami. 58 El total de los sirvientes del templo y de los descendientes de los sirvientes de Salomón era de trescientos noventa y dos.
59 Los que llegaron de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Addán e Imer, y que no pudieron demostrar si eran israelitas de raza o por parentesco, fueron los siguientes: 60 los descendientes de Delaía, los de Tobías y los de Necoda, que eran seiscientos cincuenta y dos. 61 Y de los parientes de los sacerdotes: los descendientes de Jobaías, los de Cos y los de Barzilay, el cual se casó con una de las hijas de Barzilay, el de Galaad, y tomó el nombre de ellos. 62 Estos buscaron su nombre en el registro familiar, pero como no lo encontraron allí, fueron excluidos del sacerdocio. 63 Además, el gobernador les ordenó que no comieran de los alimentos consagrados hasta que un sacerdote decidiera la cuestión por medio del Urim y el Tumim.
64 La comunidad se componía de un total de cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 65 sin contar sus esclavos y esclavas, que eran siete mil trescientas treinta y siete personas. Tenían también doscientos cantores y cantoras. 66 Tenían además setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, 67 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.
68 Algunos jefes de familia, al llegar al templo del Señor en Jerusalén, entregaron donativos para reconstruir en su sitio el templo de Dios. 69 Y dieron para el fondo de reconstrucción, conforme a sus posibilidades, cuatrocientos ochenta y ocho kilos de oro, dos mil setecientos cincuenta kilos de plata y cien túnicas sacerdotales.
70 Los sacerdotes, los levitas y algunos del pueblo se quedaron a vivir en Jerusalén, y los cantores, porteros y sirvientes del templo, y los demás israelitas se quedaron en sus propias ciudades.