Lamento por la ciudad de Tiro
1 Dios también me dijo:

2 «Dedica este lamento a la ciudad de Tiro por su destrucción. Dale este mensaje de parte del Dios de Israel:

3 “Tú, ciudad de Tiro,
te creías bella y perfecta;
te aprovechaste de estar junto al mar
para comerciar con muchos países.
4 Ciertamente, dominabas los mares.
Tenías la belleza
de un barco bien construido.
5 Tu casco lo hicieron
con pinos del monte Senir;
tu palo mayor fue labrado
en cedro del monte Líbano.
6 Tus remos eran de roble,
fina madera del monte de Basán.
Las tablas de tu cubierta
eran de ciprés traído de Chipre.
Todas ellas estaban adornadas
con incrustaciones de marfil.
7 Tus velas te servían de bandera,
y eran de fino bordado egipcio.
Tus toldos, de tela roja y morada,
los trajeron de las costas de Elisá.

8 ”Contabas con una tripulación experta.
Tenías los mejores capitanes y marinos:
gente de Tiro, Arvad y Sidón.
9 Tus daños los reparaban
expertos carpinteros de Guebal.
Marineros de todas partes
hacían negocios en tus puertos.
10 Tu ejército estaba formado
por gente de Persia, Lidia y Libia;
cuando te adornaban con sus armas,
hacían que te vieras muy hermosa.

11 ”Soldados de Arvad y de Gamad
defendían tus murallas
con la ayuda de tu ejército.
Todo el tiempo vigilaban tus torres,
y cuando colgaban sus escudos
a lo largo de tus murallas,
hacían que te vieras más hermosa.

12 ”Tú, ciudad de Tiro, eras tan rica que la gente de Tarsis venía para hacer negocios contigo. Tu mercancía la pagaban con plata, plomo, hierro y estaño. 13 También los comerciantes de Grecia, Tubal y Mésec compraban tus mercancías, y te pagaban con esclavos y con utensilios de bronce. 14 La gente de Bet-togarmá te pagaba con finos caballos para montar, y con caballos y mulas para el trabajo. 15 También hacías negocios con los comerciantes de Dedán y de otros puertos lejanos, los cuales te pagaban con marfil y con madera de ébano.
16-18 ”Tus mercancías eran tan variadas, y tu riqueza tan grande, que hasta los sirios comerciaban contigo, y te pagaban con piedras preciosas y telas muy finas. También Israel y Judá te compraban mercancías, y te pagaban con su mejor trigo, y con pasteles, miel, aceite de oliva y especias aromáticas. Damasco te pagaba con vino de Helbón y con lana de Sahar. 19 Los comerciantes de Dan y los griegos te traían de Uzal hierro forjado y especias aromáticas.
20 ”La gente de Dedán te pagaba con sillas de montar. 21 Los de Arabia y todos los príncipes de Quedar te pagaban con corderos, chivos y carneros. 22 Tus clientes de Sabá y Raamá te pagaban con finos perfumes, y con oro y piedras preciosas. 23 Entre tus clientes estaban también los comerciantes de Harán, Cané, Edén, Sabá, Asiria y Media; 24 ellos te vendían telas finas, mantos bordados de color púrpura, tapices de muchos colores y fuertes cuerdas trenzadas. 25 ¡Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías!

”Tú, ciudad de Tiro,
parecías un barco en alta mar
cuando va cargado de riquezas.
26 Pero tus marinos te llevaron
por los mares más profundos,
y allí te hizo pedazos
el fuerte viento del este.
27 ¡Al fondo del mar se fueron
tus mercancías y tus productos!
El día que te hundiste,
se fueron al fondo del mar
todas tus riquezas,
tus marineros y tus capitanes,
tus carpinteros y tus comerciantes,
tus soldados y tus pasajeros.

28 ”Tus capitanes pedían ayuda,
y temblaba la gente de las costas;
29 los marineros se lanzaron al agua,
y bajaron a tierra junto con los capitanes.
30-31 Sus gritos eran desesperados;
amargamente lloraban por ti,
se pusieron ropa de luto,
y de muchas otras maneras
mostraron su dolor.
32 Entonaron por ti un lamento,
y exclamaron con gran tristeza:
‘¡Ay, ciudad incomparable,
ahora estás en el fondo del mar!’

33 ”Cuando bajaban de los barcos
las mercancías que vendías,
las naciones quedaban satisfechas;
con tus riquezas y abundantes productos
se enriquecían los reyes del mundo.
34 Pero te hundiste en el océano;
ya descansas en el fondo del mar.
¡Y contigo se hundieron también
tus mercancías y tus pasajeros!

35 ”Esto que te ha sucedido
hace que tiemble de miedo
la gente que vive en las costas.
Sus reyes están espantados;
en la cara se les nota el terror.
36 Los comerciantes de otras naciones
te lanzan silbidos de burla.
¡Eres motivo de espanto
porque has dejado de existir!”»
Canto fúnebre por la ciudad de Tiro
1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2 «Tú, hombre, entona este canto fúnebre 3 por Tiro, la ciudad que está a la salida del mar y que comercia con las naciones y con muchos países del mar. Dile que así dice el Señor:

»“Tú, Tiro, presumes de ser
una nave bella y perfecta;
4 tu dominio se extiende hasta el corazón del mar,
tus constructores te hicieron la más hermosa.
5 Todos tus entablados los hicieron
con pinos traídos del monte Senir;
tu mástil lo hicieron de un cedro del Líbano;
6 tus remos los hicieron con robles de Basán;
tu cubierta la hicieron de cipreses
traídos de las costas de Chipre
e incrustados de marfil.
7 Tu vela, de lino bordado de Egipto,
te servía de bandera;
tu toldo era de telas moradas y rojas
traídas de las costas de Elisa.
8 Tus remeros fueron traídos de Sidón y de Arvad,
tus pilotos eran expertos hombres tuyos.
9 Hombres veteranos de Gebal
reparaban tus daños hábilmente.
Marineros de todas las naves del mar
comerciaban con tus mercancías.
10 Gente de Persia, Lidia y Libia
prestaba sus servicios en tu ejército,
y con sus escudos y sus cascos,
te adornaban y te daban esplendor.

11 »”Gente de Arvad, unida a tu ejército, rodeaba todas tus murallas, y en tus torres había hombres de Gamad. Sus escudos pendían a todo lo largo de tus muros, lo cual te hacía parecer más bella. 12 Era tanta tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo, y a cambio de tus mercancías te daba plata, hierro, estaño y plomo. 13 También Grecia, Tubal y Mesec comerciaban contigo, y en pago te ofrecían esclavos y objetos de bronce. 14 Los de Bet Togarmá te pagaban con briosos corceles y caballos de trabajo, y con mulas. 15 Gente de Rodas comerciaba contigo. Hacías negocios con numerosos países del mar, que te pagaban con ébano y marfil. 16 También Edom comerciaba contigo, gracias a tus muchos productos, y a cambio de tus mercancías te traían piedras de granate, telas teñidas de púrpura, bordados, telas de lino, corales y rubíes. 17 Igualmente comerciaban contigo Judá e Israel, y te pagaban con trigo de Minit, y con pasteles, miel, aceite y bálsamo. 18 Damasco te compraba gran cantidad de productos y de riquezas; te pagaba con vino de Jelbón y lana de Sahar. 19 Desde Uzal te traían vino, hierro forjado, canela y caña aromática, a cambio de tus mercancías. 20 Dedán hacía contigo comercio de aparejos para montar. 21 Arabia y todos los jefes de Cedar eran clientes tuyos: te pagaban con corderos, carneros y chivos. 22 Comerciantes de Sabá y Ragama eran clientes tuyos, y te pagaban con los mejores perfumes, y con oro y piedras preciosas. 23 Contigo hacían negocios Harán, Cane, Edén y los comerciantes de Sabá, de Asiria y de toda Media; 24 te vendían telas finas, mantos de color púrpura, bordados, tapices de varios colores y fuertes cuerdas trenzadas. 25 Las naves de Tarsis venían, una tras otra, con productos para ti.

»”Eras como una nave en alta mar,
toda cargada de riquezas.
26 Tus remeros te llevaron por aguas profundas,
pero el viento del este te destrozó en alta mar.
27 Tu riqueza, tus mercancías y tus productos,
tus marineros y tus pilotos,
tus calafateadores, tus comerciantes,
tus guerreros y toda tu tripulación,
se irán al fondo del mar
el día en que te hundas.
28 A los gritos de tus marineros
temblarán las olas.
29 Los remeros bajarán de sus barcos;
los marineros y todos los pilotos
saltarán a tierra.
30 Levantarán la voz
y llorarán por ti amargamente.
Se echarán polvo en la cabeza
y se revolcarán en la ceniza.
31 Por ti se raparán la cabeza,
se vestirán de luto
y llorarán llenos de amargura.
32 Por ti entonarán un canto fúnebre,
y con tristeza dirán:
¿Quién podía compararse a Tiro,
la ciudad enclavada en el mar?
33 Cuando llegaban del mar tus mercancías,
satisfacías a muchas naciones.
Con la abundancia de tus riquezas y productos
enriquecías a los reyes de la tierra.
34 Ahora estás deshecha por el mar,
hundida en el fondo de las aguas.
Tus productos y toda tu tripulación
se hundieron contigo hasta el fondo.
35 Todos los habitantes de los países del mar
están aterrados por tu causa;
sus reyes están espantados,
se les ve el miedo en la cara.
36 Los comerciantes de los otros países
te ven y se quedan asustados.
Te has convertido en algo espantoso;
para siempre has dejado de existir.”»