Advertencia
1 Moisés continuó diciendo:

«Nuestro Dios los hará entrar en la tierra que les va a dar. Arrojará de allí a siete naciones más grandes y poderosas que ustedes: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 2 Cuando Dios ponga a esas naciones bajo el dominio de ustedes, no les tengan compasión ni hagan ningún trato con ellas; ¡destrúyanlas por completo! 3 No permitan que ninguno de sus hijos o hijas se case con gente de esas naciones. 4 Por causa de esa gente, sus hijos y sus hijas adorarán a otros dioses y dejarán de obedecer a nuestro Dios. Y si eso llegara a suceder, él se enojaría muchísimo con ustedes y en un instante los destruiría.
5 »Lo que ustedes deben hacer es derribar los altares de esa gente y destruir y quemar los ídolos que adoran, especialmente las imágenes de la diosa Astarté.
Un pueblo elegido por Dios
6 »Ustedes son un pueblo especial. Dios los eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fueran su pueblo preferido. 7 Pero si Dios los prefirió, no fue por ser ustedes un pueblo muy importante. Al contrario, eran el pueblo más insignificante de todos. 8 Si Dios los liberó de la esclavitud en Egipto, fue porque los ama. Con su gran poder derrotó al rey de Egipto, y así cumplió su promesa a nuestros antepasados.
9 »Por eso ustedes deben reconocer a nuestro Dios, que es el Dios verdadero. Nuestro Dios cumple su pacto con todos los descendientes de quienes lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero no tarda en destruir a quienes lo desprecian. 11 Por lo tanto, cumplan todos sus mandamientos.
La obediencia trae felicidad
12 »Si ustedes cumplen siempre todas estas enseñanzas, Dios también cumplirá las buenas promesas del pacto que hizo con nuestros antepasados. 13 Si son obedientes, Dios los bendecirá, los amará, y los convertirá en un gran pueblo. A los hijos de ustedes los hará felices y les dará mucho trigo, mucho vino y mucho aceite. Además, hará que tengan muchos ganados en la tierra que les prometió a nuestros antepasados.
14 »Nunca habrá otro pueblo tan bendecido como el de ustedes. No habrá una sola familia que no tenga hijos, y todos sus ganados tendrán sus crías. 15 Dios no permitirá que ninguno de ustedes se enferme. Cualquiera que los odie recibirá el mismo castigo que recibió Egipto. En cambio, a ustedes no les pasará nada.
16 »Gracias al poder de Dios, ustedes conquistarán muchos pueblos. Pero recuerden que no deben tenerles compasión; al contrario, destrúyanlos antes de que se vean tentados a adorar a sus dioses.
17 »Tal vez piensen que esos pueblos son más grandes y poderosos que ustedes, y que no podrán vencerlos. 18 Pero no tengan miedo. No olviden que nuestro Dios castigó al rey de Egipto y a su pueblo. 19 Todos ustedes fueron testigos del gran poder que Dios mostró. Vieron los muchos milagros que hizo para sacarlos de Egipto, y lo mismo hará con los pueblos a quienes ustedes temen.
20 »A los que aún queden vivos de esos pueblos, Dios les enviará avispas que los atacarán hasta acabar con ellos. Nadie podrá esconderse ni escapar del castigo. 21 Así que no sean cobardes. Nuestro Dios nos acompaña, y ante su poder todos tiemblan de miedo.
22 »Conforme ustedes vayan avanzando, Dios irá desalojando del país a esos pueblos. Si ustedes acabaran de una sola vez con todos ellos, serían presa fácil de los muchos animales salvajes que viven en los alrededores. 23-24 Pero nuestro Dios les dará la victoria sobre esos pueblos, y ustedes los irán destruyendo hasta que no quede uno solo. ¡Ninguno de ellos podrá con ustedes! Ustedes derrotarán a sus reyes, y nadie volverá a acordarse de ellos.
25 »Cuando ustedes hayan derrotado a esos pueblos, deberán quemar las imágenes de sus ídolos. Así no caerán en la tentación de quedarse con el oro y la plata que los recubre. Eso es algo que a Dios no le gusta. 26 Por lo tanto, también ustedes deberán considerar despreciables esos ídolos y no llevárselos a sus casas. Si lo hacen, también ustedes serán destruidos».
Advertencias contra la idolatría
(Ex 34.10-17)
1 Moisés continuó su discurso:
«El Señor, Dios de ustedes, los ayudará a tomar posesión de la tierra de los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los jivitas y los jebuseos. Estas siete naciones son más grandes y poderosas que ustedes, 2 y el Señor su Dios los expulsará de la tierra. Entonces, ustedes deberán destruirlas sin mostrarles compasión; no hagan ningún pacto de paz con ellas. 3 Tampoco deberán ustedes emparentar con ellas, ni casar a sus hijos e hijas con las jóvenes y los muchachos de esa gente, 4 porque ellos harán que los hijos de ustedes se aparten del Señor y adoren a otros dioses; entonces la ira del Señor se encenderá contra ustedes y los destruirá en un abrir y cerrar de ojos. 5 Lo que deben hacer es derribar los altares paganos de esa gente, destruir por completo las piedras y los troncos a los que ellos rinden culto, y quemar sus ídolos. 6 Porque ustedes son un pueblo apartado especialmente para el Señor su Dios; el Señor los ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra, para que ustedes le sean un pueblo especial.
Privilegios y obligaciones de Israel
7 »Si el Señor los ha preferido y elegido a ustedes, no es porque ustedes sean la más grande de las naciones, ya que en realidad son la más pequeña de todas ellas. 8 El Señor los sacó de Egipto, donde ustedes eran esclavos, y con gran poder los libró del dominio del faraón, porque los ama y quiso cumplir la promesa que había hecho a sus antepasados. 9 Reconozcan, pues, que el Señor su Dios es el Dios verdadero, que cumple fielmente su alianza generación tras generación, para con los que lo aman y cumplen sus mandamientos; 10 pero que destruye a aquellos que lo odian, dándoles su merecido. ¡Sin tardanza da su merecido a quienes lo odian! 11 Cumplan, pues, los mandamientos, reglas y ordenanzas que en este día les ordeno que pongan en práctica.
Bendiciones de la obediencia
(Lv 26.3-13Dt 28.1-14)
12 »Si después de haber escuchado ustedes estas ordenanzas, las cumplen y las ponen en práctica, entonces el Señor su Dios cumplirá fielmente su alianza y la promesa que hizo a sus antepasados. 13 A ustedes los amará y los bendecirá con muchos hijos. Sus cosechas, su trigo, su vino y su aceite serán abundantes. Además, sus vacas, ovejas y cabras tendrán muchas crías en el país que les prometí a sus antepasados. 14 Ustedes serán bendecidos más que todos los pueblos. Sus mujeres serán tan fértiles que sus familias crecerán; también su ganado aumentará. 15 El Señor alejará de ustedes toda enfermedad y todas las terribles plagas que en tiempos pasados envió sobre Egipto; en cambio, hará sufrir con ellas a todos sus enemigos. 16 Cuando el Señor los ayude a vencer a sus enemigos, ustedes deben destruirlos por completo. No les tengan compasión ni adoren a sus dioses, porque eso será la perdición de ustedes.
17 »Tal vez ustedes lleguen a pensar: “Estas naciones son más numerosas que nosotros; ¿cómo podremos desalojarlas?” 18 ¡Pues no les tengan miedo! Acuérdense de lo que hizo el Señor su Dios con el faraón y con todos los egipcios; 19 piensen en las grandes pruebas de las que ustedes fueron testigos, y en las señales y prodigios y en el gran poder que desplegó el Señor su Dios cuando los sacó de Egipto. Eso mismo hará el Señor con todos los pueblos a quienes ustedes temen. 20 Además, el Señor hará que ellos entren en pánico, y destruirá a los que escapen y se hayan escondido. 21 Así que no tiemblen ante ellos, porque el Señor su Dios, el Dios grande y terrible, está con ustedes. 22 Poco a poco el Señor irá expulsando a estas naciones, y no permitirá que las destruyan de una sola vez, porque el número de bestias salvajes aumentaría a su alrededor y los atacaría. 23 El Señor su Dios pondrá estas naciones en sus manos e irá acabando con ellas hasta que sean destruidas. 24 A sus reyes los someterá al poder de ustedes y ninguno de ellos podrá resistir el ataque de ustedes, hasta que los destruyan uno a uno. ¡Nadie en el mundo se acordará de ellos! 25 Quemen las imágenes de sus dioses; no intenten quedarse con el oro y la plata que las recubren; no caigan en esa tentación, pues cometerían una acción despreciable ante el Señor. 26 Por lo tanto, no lleven a su casa nada que sea despreciable, para que ustedes no sean también destruidos. Todo eso está destinado a la destrucción, así que deben considerarlo como algo despreciable.»