Leyes acerca de la guerra
1 Moisés continuó diciendo:
«Cuando vayan a la guerra, no tengan miedo. Aunque el enemigo sea muy fuerte y numeroso, y tenga muchos caballos y carros de combate, nosotros contamos con nuestro Dios, que nos libró de Egipto.
2 »Antes de entrar en batalla, el sacerdote le dirá a nuestro ejército: 3 “Escúchenme, israelitas, hoy van a pelear contra sus enemigos, pero no tengan miedo. ¡Hagan a un lado la cobardía, y sean valientes! 4 Nuestro Dios peleará por nosotros, y nos dará la victoria”.
5-6 »Luego los jefes del ejército les dirán a sus soldados:
“Si alguno de ustedes ha construido una casa, o ha plantado un viñedo, y todavía no ha disfrutado de ellos, es mejor que regrese a su casa. Puede ser que muera en la batalla, y otros serán los que disfruten de la casa o de las uvas.
7 ”Y si alguno de ustedes pensaba casarse en estos días, es mejor que regrese y se case. Puede ser que muera en la batalla, y otro será el que se case con su novia.
8 ”Y si alguno tiene miedo, es mejor que regrese ahora mismo, para que no contagie de miedo a los demás”.
9 »Después de esto, los capitanes del ejército se colocarán al frente de sus soldados y marcharán a la batalla. 10 Cuando ya estén cerca de la ciudad que vayan a atacar, procuren primero negociar la paz. 11 Si los habitantes de la ciudad aceptan el trato y los dejan entrar, ellos serán sus esclavos. 12 Pero si no lo aceptan, entonces ustedes rodearán la ciudad y la atacarán.
13-14 »Cuando Dios les haya dado la victoria sobre ellos, matarán ustedes a todos los hombres, pero dejarán con vida a las mujeres, a los niños y a los animales. Así ellos serán sus esclavos, y todo lo que encuentren en la ciudad será para ustedes.
15-18 »Esto mismo deberán hacer con todas las ciudades que ataquen y que estén lejos de su territorio. En las ciudades que estén en la tierra que Dios va a darles, no debe quedar con vida ningún hitita, ni amorreo, ni cananeo, ni fereseo, ni heveo ni jebuseo. Ninguno de estos pueblos debe quedar con vida, pues de lo contrario les enseñarán a ustedes a adorar a otros dioses. ¡Eso sería un gran pecado contra nuestro Dios! ¡Sería algo repugnante! Además, nuestro Dios nos ha ordenado destruirlos como una ofrenda en su honor.
19-20 »Ahora bien, cuando ataquen una ciudad durante mucho tiempo, y para vencerla tengan que cortar árboles, corten solo árboles que no den fruta. No derriben los árboles frutales, pues la fruta les servirá de alimento. Además, los árboles son plantas indefensas, y no hombres que puedan defenderse».
Leyes de guerra
1 Moisés continuó con su discurso:
«Si al salir ustedes a combatir contra sus enemigos ven que ellos cuentan con caballería y carros de guerra, y con un ejército más numeroso que el de ustedes, no les tengan miedo, pues ustedes cuentan con la ayuda del Señor su Dios, que los sacó de Egipto.
2 »Cuando llegue la hora de la batalla, el sacerdote se dirigirá al ejército 3 y dirá: “Escuchen, israelitas, hoy van a luchar contra sus enemigos. No se desanimen ni tengan miedo; no tiemblen ni se asusten, 4 porque el Señor su Dios está con ustedes y les dará la victoria. ¡Sus enemigos serán derrotados!”
5 »Luego hablarán los jefes, y dirán: “Si alguno de ustedes ha construido una casa nueva y todavía no la ha estrenado, que se vaya a su casa, no sea que muera en la batalla y sea otro el que la aproveche. 6 Y si alguno de ustedes ha plantado un viñedo y aún no ha podido disfrutar de él, que se vaya a su casa, no sea que muera en el combate y sea otro el que recoja las uvas. 7 Y si alguien está comprometido en matrimonio y todavía no se ha casado, que se vaya a su casa, no sea que muera en la lucha y otro se case con su prometida.”
8 »Después los jefes se dirigirán de nuevo al ejército y dirán: “Si alguno tiene miedo y le falta valor, que se vaya a su casa para que no acobarde también a sus compañeros.” 9 Y cuando los jefes hayan terminado de hablar, los capitanes se pondrán a la cabeza del ejército.
10 »Cuando se acerquen ustedes a una ciudad para atacarla, primero deben proponer la paz. 11 Si los habitantes de la ciudad aceptan la paz y los dejan entrar, entonces ellos serán sus esclavos y los ayudarán en los trabajos más difíciles. 12 Pero si no hacen la paz con ustedes, sino que les declaran la guerra, ustedes rodearán la ciudad y la atacarán. 13 El Señor su Dios la hará caer en poder de ustedes, y ustedes matarán a todos sus habitantes. 14 Las mujeres, los niños, el ganado y todo lo que haya en la ciudad será para ustedes; podrán disfrutar de todo lo que el Señor su Dios les permita tomar del enemigo. 15 Eso mismo harán ustedes con todas las ciudades que estén lejos de donde habiten y que no formen parte de esas naciones. 16 Pero en las ciudades de las naciones que el Señor su Dios les da en propiedad, no deben ustedes dejar nada con vida, 17 sino que destruirán por completo a los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, jivitas y jebuseos. Serán ofrenda para el Señor, tal como él lo ha ordenado. 18 Les ordeno esto, para que no aprendan de ellos esas horribles cosas que ellos hacen en honor de sus dioses, y les hagan pecar contra el Señor su Dios.
19 »Si para tomar una ciudad ustedes tienen que sitiarla durante mucho tiempo, no derriben sus árboles a golpe de hacha, pues necesitarán sus frutos como alimento. Además, son tan solo árboles del campo y no hombres que puedan defenderse del ataque de ustedes. 20 Sin embargo, podrán derribar los árboles que no sean frutales y que les sirvan para hacer todo lo necesario para sitiar la ciudad y apoderarse de ella.»