1-2 Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso, dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este mundo. 3-4 Pues ustedes ya han muerto para el mundo, y ahora, por medio de Cristo, Dios les ha dado la vida verdadera. Cuando Cristo venga, también ustedes estarán con él y compartirán su gloriosa presencia.
Cómo deben vivir ahora
5 Por eso, den muerte a todos sus malos deseos; no tengan relaciones sexuales prohibidas, no sean indecentes, dominen sus malos deseos, y no busquen amontonar dinero, pues es lo mismo que adorar a dioses falsos. 6 Todo esto hace que Dios se enoje con los desobedientes. 7 Ustedes mismos se comportaban así antes de conocer a Cristo. 8 Pero ahora tienen que dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes, 9 ni se mientan unos a otros, porque ustedes ya han dejado la vida de pecado 10 y ahora viven de manera diferente.
En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor. 11 Por eso, ya no importa si alguien es judío o no lo es, o si está circuncidado o no lo está. Tampoco tiene importancia si pertenece a un pueblo muy desarrollado o poco desarrollado, o si es esclavo o libre. Lo que importa es que Cristo lo es todo, y está en todos.
12 Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean buenos, humildes, amables y pacientes. 13 Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes. 14 Y sobre todo, ámense unos a otros, porque el amor es el mejor lazo de unión. 15 Ustedes fueron llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejen que la paz de Cristo gobierne sus corazones, y sean agradecidos.
16 No se olviden nunca de las maravillosas enseñanzas de Cristo. Y cuando se enseñen unos a otros, o se corrijan, háganlo de manera inteligente. Canten salmos, himnos y cantos espirituales, dando gracias a Dios de todo corazón. 17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo como verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, y denle gracias a Dios el Padre por lo que Cristo ha hecho por ustedes.
La familia cristiana
18 Ustedes, las esposas, deben sujetarse a sus esposos, pues es lo que se espera de ustedes como cristianas. 19 Y ustedes los esposos deben amar a sus esposas y no ser groseros ni duros con ellas.
20 Ustedes, los hijos, deben obedecer a sus padres en todo, pues eso agrada al Señor. 21 Y ustedes, los padres, no deben hacer enojar a sus hijos, para que no se desanimen.
22 Ustedes, esclavos y esclavas, deben obedecer en todo a sus amos aquí en la tierra. No lo hagan para quedar bien con ellos, y solo cuando los estén mirando. Más bien, háganlo con sinceridad y por respeto al Señor. 23 Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente. 24 Porque ya saben que Dios les dará, en recompensa, parte de la herencia que ha prometido a su pueblo. Recuerden que sirven a Cristo, que es su verdadero dueño. 25 En cambio, todo el que haga lo malo será castigado, según lo que haya hecho, porque Dios no tiene favoritos.
1 Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. 2 ¡Piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra! 3 Pues ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. 4 ¡El vivir de ustedes es Cristo! y cuando él se manifieste, ustedes también se manifestarán con él llenos de su gloria.
Consecuencias de la unión con Cristo
5 Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones desenfrenadas y malos deseos, ni se deje llevar por la codicia (que es una forma de idolatría). 6 Todas estas cosas hacen que Dios se enoje con aquellos que rechazan sus caminos. 7 Antes, en su vida pasada, ustedes estaban entre ellos, pues ustedes vivían de esa manera. 8 Pero ahora deben dejar todo esto: el enojo, la ira, la maldad, las calumnias y las palabras indecentes. 9 No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de todo lo que antes eran y de esas cosas que antes hacían. 10 Ustedes se han revestido de la nueva naturaleza, la de la nueva humanidad que se va renovando constantemente a imagen de aquel que los creó, hasta llegar a conocerlo plenamente. 11 Ya no tiene importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo o libre, lo que importa ahora es que Cristo es todo y está en todos.
12 Así que, como parte del pueblo de Dios, amados y elegidos por él, revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, consideración y paciencia. 13 Sean tolerantes entre ustedes, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. 14 Sobre todo, revístanse de amor, que es el lazo de la unión perfecta. 15 Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Sean agradecidos.
16 Que la palabra de Cristo permanezca siempre en ustedes con todas sus riquezas. Instrúyanse y amonéstense unos a otros con toda sabiduría. Con corazón agradecido canten a Dios salmos, himnos y cantos espirituales. 17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Deberes de la familia cristiana
18 Esposas, den a sus esposos el lugar que les corresponde, pues este es su deber como creyentes en el Señor. 19 Esposos, amen a sus esposas y no las traten mal.
20 Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto agrada al Señor. 21 Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen.
22 Esclavos, obedezcan en todo a quienes aquí en la tierra son sus amos, no solamente cuando ellos los estén mirando, para quedar bien con ellos, sino de corazón sincero, por temor al Señor. 23 Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a la gente. 24 Ustedes saben que, como recompensa, recibirán la herencia que el Señor les prometió. Su verdadero Señor es Cristo y es a él a quien ustedes sirven. 25 Y recuerden que quien comete injusticias recibirá su merecido, pues ante Dios no hay favoritismos.