Israel debe arrepentirse
1-4 Pueblo de Israel,
escuchen este triste canto
que entono por lo que va a suceder.

Pueblo de Israel,
nuestro Dios les advierte:

«Ya ustedes pueden darse por muertos.
Quedarán tendidos en el suelo,
y no volverán a levantarse;
serán como una jovencita muerta
que no volverá a la vida.

»No les irá bien en la guerra.
Si de una ciudad salen mil soldados,
solo cien volverán con vida;
si de un pueblo salen cien soldados,
solo diez volverán con vida.

»Si quieren seguir viviendo,
vuelvan a obedecerme.
5 No vayan al santuario de Betel,
porque pronto será destruido;
tampoco vayan al santuario de Beerseba
ni pasen por el de Guilgal,
porque todos sus habitantes
serán llevados presos a otro país.

6 »Si quieren seguir viviendo,
vuelvan a obedecerme.
Si no lo hacen,
yo destruiré al reino de Israel;
¡le prenderé fuego al santuario de Betel,
y nadie será capaz de apagarlo!

7 »Ustedes no han tratado con justicia
a los que son maltratados,
ni han respetado sus derechos;
¡han convertido en malo lo que es bueno!

8-9 »Yo soy quien hizo
todas las estrellas del cielo;
yo soy quien convierte
la luz del día en oscuridad,
y la oscura noche en día;
yo soy quien manda a las nubes
que vengan y rieguen la tierra;
yo soy quien derriba murallas
y quien convierte grandes fortalezas
en un montón de ruinas;
¡yo soy el Dios todopoderoso!

10 »Ustedes desprecian
al que lucha por la justicia
y al que dice la verdad;
11 ustedes humillan a los pobres
y les quitan el pan de la boca
al cobrarles altos impuestos.
Por eso no podrán disfrutar
de las lujosas casas que construyeron,
ni tampoco beberán el vino
de los hermosos viñedos que plantaron.

12 »Yo conozco todos sus pecados;
conozco sus muchas maldades.
Sé que los jueces aceptan dinero
para juzgar a favor de los malvados
y en contra de la gente inocente.
Por eso el juicio lo ganan los ricos
y lo pierden los pobres.
13 ¡Hay tanta maldad hoy en día
que los sabios prefieren callarse!

14-15 »Ustedes dicen estar seguros
de que yo vivo entre ustedes.
Si en verdad quieren que así sea,
dejen de hacer lo malo,
empiecen a hacer lo bueno
y traten a todos con justicia.
Puede ser que entonces
yo, el Dios todopoderoso,
viva entre ustedes y les dé vida.
Puede ser que entonces
yo, el Dios todopoderoso,
bendiga a los pocos de ustedes
que hayan quedado con vida».
El llanto de Israel
16-17 Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, ha dicho:

«Cuando yo venga a castigarlos,
el llanto se oirá por todas partes.
Se llorará en las calles,
se llorará en los mercados,
se llorará en los viñedos,
se llorará en los campos,
¡y también en los velorios!
18 ¡Qué mal les va a ir a ustedes,
los que esperan con ansias
el día de mi llegada!
¡No saben lo que les espera!
¡No será un día de luz,
sino un día de terrible oscuridad!
19 Ese día sabrán lo que sienten
los que huyen de un león
y se encuentran con un oso.
Ese día sabrán lo que sienten
los que entran en su casa
y los muerde una serpiente
al apoyarse en la pared.

20 »En verdad, así será
el día de mi llegada:
¡no será un día de felicidad,
sino un día de terrible tristeza!

21 »¡Yo aborrezco sus fiestas religiosas!
¡No soporto sus cultos de adoración!
22 Ustedes se acercan a mí
trayendo toda clase de ofrendas,
pero yo no quiero ni mirarlas.
23 ¡Vayan a cantar a otra parte!
¡No quiero oír esa música de arpa!
24 Mejor traten con justicia a los demás
y sean justos como yo lo soy.
¡Que abunden sus buenas acciones
como abundan las aguas
de un río caudaloso!

25 »Pueblo de Israel,
durante los cuarenta años
que anduvieron por el desierto,
ustedes nunca me presentaron ofrendas.
26 En cambio, llevaban en hombros
la imagen de Sicut,
el dios que llaman rey,
y cargaban la imagen del dios Quiiún
que tenía la forma de una estrella.
27 Por eso haré que a ustedes
se los lleven presos a otro país
que está más allá de Siria.
Yo, el Dios todopoderoso,
les juro que así será».
Llamado a volverse a Dios
1 Oigan mis palabras, israelitas;
escuchen el triste lamento que entono por ustedes:
2 ¡La bella y pura Israel ha caído,
y no volverá a levantarse!
Tendida quedó sobre su propio terreno,
y nadie viene a levantarla!

3 Así dice Dios el Señor a los israelitas:
«Si una ciudad manda mil soldados a la guerra,
solo cien volverán con vida;
y si una ciudad manda cien,
solo diez regresarán.»

4 Así dice el Señor al pueblo de Israel:
«¡Búsquenme, y vivirán!
5 No busquen en Betel,
ni vayan a Gilgal,
ni pasen por Berseba,
pues Gilgal será desterrada en masa,
y Betel quedará reducida a nada.»

6 ¡Busquen al Señor, y vivirán!
De lo contrario, reino de Israel,
el Señor les mandará un fuego consumidor,
y nadie en Betel podrá apagarlo.
7 ¡Ay de ustedes, que convierten el derecho en amargura
y hacen rodar la justicia por el suelo!

8-9 El Señor hizo las Pléyades y el Orión;
él convierte la noche en día
y el día en noche oscura;
él junta las aguas del mar
y las derrama sobre la tierra;
él puede provocar la ruina de la fortaleza
y acarrear la destrucción sobre el baluarte.
El Señor, ¡ese es su nombre!

10 ¡Ay de ustedes, que odian al defensor de la justicia
y detestan al testigo honrado!
11 Pues ya que ustedes pisotean a los pobres
y además les cobran impuestos por su trigo,
no habitarán las casas de piedra que han construido,
ni beberán el vino de las viñas que han plantado.

12 Yo conozco sus muchos crímenes
y sus incontables pecados:
oprimen al justo, reciben soborno
y en los tribunales atropellan a los pobres.
13 Por eso el que es prudente se calla,
porque vivimos en malos tiempos.

14 ¡Busquen el bien y no el mal, y vivirán!
Así será verdad lo que ustedes dicen:
que el Señor, el Dios todopoderoso, está con ustedes.
15 ¡Aborrezcan el mal! ¡Amen el bien!
¡Luchen por que en los tribunales se haga justicia!
Tal vez entonces el Señor, el Dios todopoderoso,
se compadezca de los sobrevivientes de Israel.

16 Así dice el Señor, el Dios todopoderoso:
«En todas las plazas habrá llanto,
en todas las calles habrá gritos de dolor.
Llamarán a los campesinos para el duelo,
y a los llorones profesionales para el llanto.
17 Cuando yo venga a castigarlos,
en todos los viñedos se oirán lamentos.»
Lo dice el Señor.

18 ¡Ay de los que ansían que llegue el día del Señor!
¿Qué esperan que sea el día del Señor?
¡Será un día de oscuridad, y no de luz!
19 Será como cuando alguien huye de un león
y se topa con un oso;
será como cuando alguien entra en una casa,
y se apoya en la pared,
¡y lo muerde una culebra!
20 El día del Señor será en verdad
un día de oscuridad, y no de luz;
¡un día de tinieblas y sin claridad!

21 «Aborrezco y detesto sus celebraciones;
me disgustan sus fiestas solemnes.
22 No soporto sus sacrificios de animales,
ni las ofrendas de cereales que me traen;
no me interesan los novillos engordados
que me traen como sacrificios de reconciliación.
23 ¡Alejen de mí el ruido de sus canciones!
¡No quiero escuchar el sonido de sus arpas!
24 ¡Lo que quiero es que fluyan el derecho y la justicia
como el agua de un arroyo inagotable!

25 »Israelitas, ¿acaso en esos cuarenta años en el desierto ustedes me ofrecieron sacrificios y ofrendas? 26-27 Pues ahora, cuando yo los envíe al destierro, más allá de Damasco, tendrán que cargar con su rey Sicut y Quiún, imágenes de astros que llaman dioses, y que ustedes mismos se han fabricado.» Lo dice el Señor, el Dios todopoderoso. Ese es su nombre.