1 La guerra entre las familias de Saúl y de David duró mucho tiempo, y David iba ganando más poder, mientras que la familia de Saúl se debilitaba.
La familia de David
(1 Cr 3.1-9)
2-5 En Hebrón, David tuvo seis hijos en este orden:

Con Ahinóam, su esposa de Jezreel, tuvo a Amnón.
Con Abigail, la viuda de Nabal, tuvo a Quilab.
Con Maacá, la hija de Talmai, rey de Guesur, tuvo a Absalón.
Con Haguit tuvo a Adonías.
Con Abital tuvo a Sefatías.
Con Egla tuvo a Itream.
Abner se une a David
6-7 Como la guerra continuaba entre los seguidores de Saúl y los de David, Abner fue ganando poder sobre la familia de Saúl. Hasta llegó a tener relaciones sexuales con Rispá hija de Aiá, que había sido mujer de Saúl. Pero Is-bóset le reclamó:

—¿Por qué te acostaste con la mujer de mi padre?

8 Abner se enojó tanto que le dijo a Is-bóset:

—¿Y cómo te atreves a reclamarme? ¿Qué te crees que soy yo? ¿Un simple perro, al que no se le da nada por sus servicios?
»Yo le he servido fielmente a toda la familia de Saúl, y también a sus hermanos y amigos. ¡A ti mismo te he cuidado, para que David no te atrapara! 9 Pues ahora, ¡que Dios me castigue duramente si no hago que se cumpla la promesa de Dios a David! Porque Dios le prometió 10 que le daría el reino de Saúl, y que lo haría rey de todo Israel y de Judá, desde Dan en la frontera norte, hasta Beerseba en la frontera sur.

11 Is-bóset se quedó callado, pues le tenía mucho miedo a Abner.
12 Luego Abner mandó unos mensajeros a Hebrón, para que le dijeran a David: «Haz un pacto conmigo, y yo te ayudaré a que seas rey de todo Israel».
13 David le contestó: «Me parece bien. Haré un pacto contigo, pero con la condición de que, cuando vengas, me traigas a Mical, la hija de Saúl».
14 Al mismo tiempo, David le envió a Is-bóset este mensaje: «Devuélveme a mi esposa Mical, pues yo se la compré a tu padre. El precio que pagué por ella fueron los cien filisteos que maté».
15 Como Mical vivía con Paltiel hijo de Lais, Is-bóset mandó que se la quitaran. 16 Pero Paltiel se fue llorando tras ella, hasta que llegaron a un pueblo llamado Bahurim. Allí Abner le dijo: «¡Ya basta de lloriqueos! ¡Vuelve a tu casa!» Y Paltiel regresó.
17 Luego Abner envió este mensaje a los jefes de Israel:

«Durante mucho tiempo ustedes han querido que David sea su rey. 18 ¡El momento ha llegado! Recuerden que Dios le prometió a David que por medio de él libraría a Israel de los filisteos y de todos sus enemigos».

19-20 Abner habló también con la gente de Benjamín, y él mismo fue a Hebrón con veinte hombres, y le contó a David que todos en Israel y Benjamín estaban dispuestos a reconocerlo como rey.
David hizo entonces una fiesta para Abner y sus soldados, 21 y durante la fiesta Abner le dijo: «Su Majestad, permítame reunir a todos los israelitas para que hagan un pacto con usted, y así usted pueda ser su rey».
Joab mata a Abner
22-23 David se lo permitió, y Abner salió de Hebrón. En ese momento llegaron Joab y los soldados de David. Venían de una batalla, y traían muchas riquezas que les habían quitado a sus enemigos. Cuando Joab supo que Abner había estado hablando con David, y que David lo había dejado irse tranquilamente, 24 fue a verlo y le dijo:

«¡Pero qué ha hecho Su Majestad! ¿Cómo pudo usted dejar que Abner se fuera tan tranquilo? 25 Usted sabe que todo lo que Abner le ha dicho es mentira; él solo ha venido a espiar».
26-30 En cuanto Joab salió de hablar con David, mandó a decirle a Abner que regresara, pero sin decírselo a David.
Abner ya había llegado al pozo de Sirá, pero regresó a Hebrón. Tan pronto como llegó a la entrada de la ciudad, Joab lo llevó aparte, como si quisiera decirle algo a solas, y le clavó un cuchillo en el estómago. Así fue como Joab y su hermano Abisai se desquitaron de la muerte de su hermano Asael en la batalla de Gabaón.
Cuando David supo lo que había pasado, dijo:

«Juro por Dios que ni yo ni mi gente tenemos la culpa de la muerte de Abner. Que Dios castigue a Joab y a toda su familia. Que entre ellos siempre haya enfermos. Que la piel se les pudra y sus heridas no se cierren. Que haya entre ellos cojos, y que se mueran de hambre o que los maten en la guerra».

31-34 Luego David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «En señal de tristeza, rompan la ropa que llevan puesta y vístanse con ropas ásperas, y lloren por Abner».
Abner fue enterrado en Hebrón. El día que lo enterraron, el rey David iba adelante del grupo. Toda la gente lloraba mucho, y también el rey lloraba sin consuelo ante la tumba de Abner. Y decía:

«¡Abner no merecía morir así!
¡Bien pudo haber escapado!
¡También pudo haberse defendido!
En cambio, ¡murió asesinado!»

La gente no dejaba de llorar, 35 y todo el día le insistieron a David que comiera algo. Pero David les respondía: «No comeré nada antes de que anochezca. Que Dios me castigue muy duramente si lo hago».
36 Esto que dijo el rey le pareció bien a la gente, ya que todo lo que David hacía les agradaba. 37 La gente se dio cuenta de que el rey no era culpable de la muerte de Abner.
38 Luego el rey les dijo a sus oficiales: «¿Se dan cuenta de que hoy ha muerto en Israel un gran hombre? 39 ¿De qué me sirve ser el rey, si no pude evitar que Joab y Abisai lo mataran? ¡Que Dios les dé su merecido por la maldad que cometieron!»
1 La guerra entre la casa de Saúl y la casa de David fue larga, pero mientras que la de David iba haciéndose más y más fuerte, la de Saúl se iba debilitando.
La familia de David
(1~Cr 3.1-4)
2-5 Estos fueron los hijos que tuvo David cuando estaba en Hebrón: el mayor, Amnón, hijo de Ajinoán, la de Jezrel; el segundo, Quilab, hijo de Abigaíl, la viuda de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, hijo de Macá, la hija de Talmay, rey de Gesur; el cuarto, Adonías, hijo de Jaguit; el quinto, Sefatías, hijo de Abital; el sexto, Itreán, hijo de Egla, otra mujer de David.
Abner hace un trato con David
6 Mientras continuaba la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner adquiría cada vez más poder sobre la casa de Saúl. 7 Saúl había tenido una concubina llamada Rispá hija de Ayá, con la que Abner tuvo relaciones. Por lo tanto, Isboset le reclamó a Abner:
—¿Por qué te acostaste con la concubina de mi padre?
8 Abner se enojó mucho por el reclamo de Isboset, y le contestó:
—¿Acaso soy un perro al servicio de Judá? Yo he sido fiel a la casa de Saúl, a tu padre, y a sus parientes y amigos, y no te he entregado en manos de David. ¿Y ahora tú me acusas de haber pecado con una mujer? 9 ¡Que el Señor me castigue duramente si no ayudo a David a lograr lo que el Señor le ha prometido! 10 Dios dijo que no permitiría que nadie de la dinastía de Saúl llegara a ser rey. En cambio, sí dijo que David llegaría a ser rey tanto de Israel como de Judá, desde Dan al norte, hasta Berseba al sur.
11 Isboset no pudo responderle a Abner una sola palabra, porque le tenía miedo. 12 Abner, por su parte, envió mensajeros a decirle a David: «¿De quién es el país? Hagamos un trato: yo haré cuanto esté a mi alcance para que todo Israel se ponga de tu parte.»
13 David le contestó: «Estoy de acuerdo en hacer un pacto contigo, pero con la condición de que, cuando vengas a verme, no te presentes ante mí si no traes contigo a Mical, la hija de Saúl.» 14 Además, David envió mensajeros a Isboset, para que le dijeran: «Entrégame a Mical, mi mujer, con la que me casé a cambio de cien prepucios de filisteos.»
15 Entonces Isboset mandó que se la quitaran a Paltiel hijo de Lais, que era su marido; 16 pero Paltiel se fue detrás de ella, llorando, y la siguió hasta Bajurín. Allí Abner le ordenó que regresara a su casa, y Paltiel así lo hizo.
17 Más tarde, Abner habló con los consejeros de Israel, y les dijo: «Ya hace tiempo que ustedes andan buscando que David sea su rey. 18 Pues bien, ha llegado el momento de actuar, porque el Señor ha prometido a David, su siervo, que por medio de él librará a Israel, su nación, del dominio de los filisteos y del poder de todos sus enemigos.»
19 Abner habló también con la gente de Benjamín, y después fue a Hebrón para comunicarle a David el parecer de Israel y de toda la tribu de Benjamín. 20 Acompañado de veinte hombres llegó a Hebrón, donde estaba David, y David hizo un banquete para él y los que lo acompañaban. 21 Luego Abner le dijo a David:
—Ahora debo irme para reunir a todo Israel, para que hagan un pacto con Su Majestad, y que así Su Majestad reine conforme a sus deseos.
Y David despidió a Abner, el cual se fue tranquilamente.
Joab mata a Abner
22 En ese momento Joab y los seguidores de David llegaron de una de sus correrías. Llevaban consigo gran cantidad de cosas que le habían quitado al enemigo. Abner no estaba ya con David en Hebrón, pues se había ido tranquilamente después de que David lo despidió. 23 Al llegar Joab con todo el ejército que lo acompañaba, le contaron que Abner hijo de Ner había estado antes con el rey, y que se había ido después de que el rey lo despidió. 24 Entonces Joab fue a ver al rey, y le dijo:
—¿Qué es lo que ha hecho Su Majestad? Abner ha venido a ver a Su Majestad, ¿y Su Majestad ha dejado que se vaya? 25 ¿Acaso no sabe Su Majestad que Abner hijo de Ner ha venido a engañarlo, a espiar sus movimientos, y a enterarse de todo lo que Su Majestad hace?
26 En cuanto Joab salió de hablar con David, envió mensajeros en busca de Abner, sin que David lo supiera, y estos lo hicieron volver desde el pozo de Sira. 27 Cuando Abner llegó a Hebrón, Joab lo llevó a un lado de la puerta de la ciudad, para hablar con él a solas, y allí lo hirió de muerte en el vientre, para vengar la muerte de su hermano Asael. 28 Más tarde, cuando David lo supo, dijo: «Ante el Señor, mi reino y yo somos completamente inocentes del asesinato de Abner hijo de Ner. 29 ¡Que la culpa recaiga sobre la cabeza de Joab y sobre toda su familia, y que nunca falte en su casa quien sufra de flujo, lepra o cojera, ni quien sea asesinado o padezca hambre!»
30 Joab y Abisay mataron a Abner porque en la batalla de Gabaón Abner había matado al hermano de ellos.
31 Después David ordenó a Joab y a todo el grupo que lo acompañaba: «Rásguense la ropa y vístanse con ropas ásperas, y guarden luto por la muerte de Abner.» El rey David marchó detrás de la camilla, 32 y enterraron a Abner en Hebrón. Allí el rey comenzó a llorar a voz en cuello junto al sepulcro de Abner, y lo mismo hizo toda la gente. 33 Entonces el rey entonó este canto fúnebre por Abner:

«¿Por qué tenías que morir, Abner,
de manera tan absurda,
34 si tus manos no estaban atadas
ni encadenados tus pies?
¡Has muerto como quien muere
a manos de gente malvada!»

También la gente siguió llorando por él. 35 Luego fueron a rogarle a David que comiera algo antes de que terminara el día, pero David juró, diciendo:
—¡Que Dios me castigue duramente, si pruebo pan o alguna otra cosa antes de que se ponga el sol!
36 Todos comprendieron esto y les pareció bien, pues todo lo que el rey hacía agradaba a la gente. 37 Aquel día todos los israelitas quedaron convencidos de que el rey no había tenido nada que ver con la muerte de Abner hijo de Ner.
38 Luego el rey dijo a sus oficiales:
—Como ustedes saben, hoy ha caído en Israel un jefe principal, una gran personalidad. 39 Por eso yo, aunque soy el rey que Dios ha escogido, me siento débil ante la extremada violencia de los hijos de Seruyá. ¡Que el Señor le dé su merecido a quien cometió esta maldad!