Ozías, rey de Judá
(2 R 14.21-222 15.1-7)1-3 Después de la muerte de Amasías, su hijo Ozías, a quien también llamaban Azarías, fue nombrado rey por todo el pueblo de Judá. Ozías tenía solo dieciséis años cuando comenzó a gobernar. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró cincuenta y dos años. Su madre era de Jerusalén, y se llamaba Jecolías.
Ozías reconstruyó la ciudad de Elat y la volvió a hacer parte de Judá. 4 Él obedeció a Dios en todo, al igual que su padre Amasías. 5 El profeta Zacarías le enseñó a Ozías a respetar y amar a Dios; mientras el profeta vivió, Ozías obedeció a Dios, y por eso Dios lo hizo prosperar.
6 Ozías se declaró en guerra contra los filisteos, y derribó las murallas de las ciudades de Gat, Jabnia y Asdod. En la ciudad de Asdod, así como en otras partes del territorio filisteo, Ozías construyó ciudades para su pueblo.
7 Dios no solo ayudó a Ozías a derrotar a los filisteos; también lo ayudó a vencer a los árabes que vivían en Gur-baal, y también a los meunitas. 8 ¡Hasta los amonitas le pagaban impuestos a Ozías!
Ozías llegó a ser muy poderoso, y su fama llegó hasta las fronteras de Egipto. 9 Fortaleció la ciudad de Jerusalén y construyó varias torres: una sobre el Portón de la Esquina, otra sobre el Portón del Valle, y una más sobre la Esquina. 10 Además, cavó muchos pozos y construyó torres en el desierto, pues tenía mucho ganado, tanto en el desierto como en la llanura.
A Ozías le gustaba mucho cultivar la tierra; por eso tenía muchos campesinos que cultivaban los campos y viñedos, tanto en la región montañosa como en sus huertas.
11-15 El ejército de Ozías era muy poderoso, pues tenía un gran número de soldados, estaba bien organizado y tenía las mejores armas. El comandante Hananías les ordenó al secretario Jehiel y al asistente Maasías que hicieran una lista de los soldados. Según esa lista, el ejército estaba organizado en varios grupos militares, y contaba con dos mil seiscientos jefes de familias al mando de trescientos siete mil quinientos soldados poderosos y valientes. Todos ellos estaban armados con escudos, lanzas, cascos, armaduras, arcos y hondas que Ozías mandó hacer. Además, Ozías les ordenó a los hombres más inteligentes de su reino construir máquinas que pudieran disparar flechas y piedras grandes. Ellos las construyeron y las colocaron en las torres y en las esquinas de la muralla de Jerusalén.
Dios hizo tan poderoso a Ozías que su fama se extendió por todas partes.
Ozías desobedece a Dios
16 Ozías llegó a tener tanta fama y poder que se volvió orgulloso, y fue precisamente su orgullo lo que causó su ruina. Llegó a tal punto su orgullo que un día entró en el templo y quiso quemar incienso en el altar, lo cual Dios permitía solo a los sacerdotes. 17 Pero entonces entró el sacerdote Azarías, junto con ochenta sacerdotes más, y con mucho valor 18 se le enfrentaron al rey y le dijeron:
«Solamente nosotros los sacerdotes podemos quemar el incienso, pues somos descendientes de Aarón y para eso nos eligió Dios. Usted no puede hacerlo, aunque sea el rey, así que ¡salga de inmediato!, pues ha ofendido a Dios, y él lo humillará».
19 Ozías estaba de pie, junto al altar, y a punto de quemar el incienso. Al oír a los sacerdotes, se enojó contra ellos, pero de inmediato, y ante la mirada de todos, su frente se llenó de lepra. 20 Entonces los sacerdotes lo sacaron rápidamente del templo, y hasta el mismo rey se apresuró a salir, pues sabía que Dios lo había castigado.
21 Hasta el día de su muerte, el rey Ozías fue un leproso, y por eso tuvo que vivir en un cuarto separado del resto del palacio. Ni siquiera podía ir al templo de Dios. Por eso su hijo Jotam se encargó de gobernar al pueblo.
22 Toda la historia de Ozías está escrita en el libro del profeta Isaías hijo de Amós.
23 Cuando Ozías murió, lo enterraron en la tumba de sus antepasados, cerca del cementerio de los reyes, pero no fue enterrado en la tumba de los reyes porque había muerto de lepra.
Luego Jotam, su hijo, reinó en su lugar.
Reinado de Uzías
(2~R 14.21-222~R 15.1-7)1 Todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, y lo hizo rey en lugar de su padre Amasías. Uzías tenía entonces dieciséis años, 2 y él fue quien, después de la muerte de su padre, reconstruyó la ciudad de Elat y la recuperó para Judá.
3 Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén.
4 Los hechos de Uzías fueron rectos a los ojos del Señor, como lo habían sido los de Amasías, su padre. 5 Mientras vivió Zacarías, que fue quien le enseñó a respetar a Dios, Uzías procuró recurrir siempre a Dios, y mientras recurrió al Señor, él le dio prosperidad.
6 Uzías emprendió una campaña contra los filisteos, y derribó las murallas de Gat, Jabnia y Asdod, y construyó ciudades en el territorio de Asdod, entre los filisteos. 7 Dios lo ayudó contra los filisteos, contra los árabes que vivían en Gurbaal y contra los meunitas. 8 Los amonitas pagaban tributo a Uzías, y la fama de este se extendió hasta las fronteras de Egipto, porque su poder había aumentado mucho.
9 También construyó torres en Jerusalén, sobre la puerta de la Esquina, sobre la puerta del Valle y sobre la esquina, y las fortificó. 10 Además, construyó torres en el desierto y abrió muchos pozos, porque, tanto en la llanura como en la meseta, tenía mucho ganado. También tenía hombres que trabajaban los campos y viñedos que poseía en la región montañosa y sus huertos, pues era aficionado a la agricultura.
11 Uzías disponía, además, de un ejército en pie de guerra, que salía a campaña organizado por destacamentos, según el registro hecho por Yeguiel, que era el cronista real, y por Maseías, el oficial, bajo la dirección de Jananías, uno de los comandantes del rey. 12 El total de los jefes de familias compuestas por guerreros valientes era de dos mil seiscientos. 13 Bajo su mando había un ejército de trescientos siete mil quinientos soldados en pie de guerra, una fuerza poderosa que podía ayudar al rey en sus guerras. 14 Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas. 15 Además, construyó en Jerusalén ingeniosas máquinas de guerra y las colocó en las torres y en los puntos más altos de la muralla, para disparar desde allí flechas y lanzar grandes piedras. Su fama se extendió hasta muy lejos, pues Dios lo ayudó en forma tan extraordinaria que logró hacerse muy poderoso.
16 Pero cuando se afirmó en el poder, se volvió orgulloso, y esa fue su ruina. Fue infiel al Señor su Dios, pues entró en el templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. 17 Pero detrás de él entró el sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valientes sacerdotes del Señor, 18 que se enfrentaron al rey y le dijeron: «Rey Uzías, el ofrecer incienso al Señor no le corresponde a Su Majestad, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, que están consagrados para hacerlo. Salga Su Majestad del santuario, porque ha cometido una infidelidad al Señor, y Dios no lo va a honrar por eso.»
19 Uzías, que tenía un incensario en la mano para ofrecer el incienso, se enfureció con los sacerdotes. En ese momento, en pleno templo del Señor, junto al altar del incienso y en presencia de los sacerdotes, le salió lepra en la frente. 20 Cuando el sumo sacerdote Azarías y todos los demás sacerdotes se fijaron en él, vieron que tenía lepra en la frente y lo sacaron inmediatamente de allí; incluso él mismo quería salir cuanto antes, pues el Señor lo había castigado.
21 El rey Uzías quedó leproso hasta el día en que murió, así que vivió como leproso, aislado en una casa, y le prohibieron entrar en el templo del Señor. Yotán, su hijo, se hizo cargo de la regencia y gobernó la nación.
22 El resto de la historia de Uzías, desde el principio hasta el fin, lo escribió el profeta Isaías hijo de Amoz. 23 Cuando Uzías murió, se tomó en cuenta que era leproso y fue enterrado con sus antepasados en un cementerio de propiedad real. En su lugar reinó su hijo Yotán.