Asá es fiel a Dios
(1 R 15.11-15)
1-6 El espíritu de Dios le dio al profeta Azarías hijo de Oded un mensaje para el rey Asá, el cual decía:

«¡Tú, Asá, y ustedes, tribus de Judá y de Benjamín, pongan atención! Hace mucho tiempo, Israel había dejado de adorar al Dios verdadero, y no tuvo sacerdotes que le enseñasen su ley. En esos días, Dios castigaba a los pueblos con toda clase de angustias. Por todas partes, la gente vivía con mucha inseguridad y temor. Había guerras entre los pueblos y entre las ciudades; nadie estaba tranquilo.
»Aun así, cuando nuestra gente estaba angustiada, se arrepentía y se acercaba a nuestro Dios. Él siempre los recibía. Por eso ahora les digo: Si ustedes le son fieles, él estará siempre con ustedes; cuando lo necesiten, podrán encontrarlo; pero si ustedes lo abandonan, él también los abandonará. 7 ¡Sean valientes, no dejen de obedecer a Dios, y él les dará su recompensa!»

8 Cuando Asá escuchó al profeta, tuvo el valor de destruir los horribles ídolos que había en todo el territorio de Judá y de Benjamín, y en las ciudades que había conquistado en la montaña de Efraín. Al mismo tiempo, reparó el altar de Dios que estaba frente a la entrada del templo.
9 Después Asá mandó llamar a toda la gente de las tribus de Judá y de Benjamín. Y como en su territorio vivían muchos de las tribus de Efraín, de Manasés y de Simeón, también ellos respondieron al llamado del rey. Estos se habían unido a Asá porque se dieron cuenta de que Dios lo ayudaba en todo.
10 El mes de Siván del año quince del reinado de Asá llegaron todos a Jerusalén, 11 y ese día le ofrendaron a Dios setecientas reses y siete mil ovejas, que antes le habían quitado a sus enemigos.
12-15 Fue entonces cuando hicieron un pacto y juraron en voz alta que con toda sinceridad se esforzarían en obedecer solamente al Dios de sus antepasados. También prometieron que quien no lo hiciera sería condenado a muerte, sin importar su edad o sexo.
Cuando terminaron el juramento, todo el pueblo de Judá se llenó de alegría. Festejaron con gritos de gozo y música de trompetas y cuernos, pues Dios los había aceptado. Y como Dios vio que el pueblo había sido sincero, los bendijo y les permitió vivir en paz con todos los pueblos vecinos.
16 Asá le quitó a su abuela Maacá su autoridad de reina madre, porque ella había hecho una imagen de la diosa Astarté. El rey Asá destruyó esa imagen y la quemó en el arroyo de Cedrón. 17 Y aunque no todos los pequeños templos de las colinas se destruyeron, Asá fue fiel a Dios durante toda su vida. 18 También llevó al templo todos los objetos de oro y plata que tanto él como su padre le habían prometido a Dios. 19 Y no hubo guerras hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá.
Reformas religiosas de Asa
(1~R 15.13-15)
1 Poseído por el espíritu de Dios, Azarías hijo de Oded 2 salió al encuentro de Asa para decirle: «¡Tú, Asa, y todos los de Judá y Benjamín, escúchenme! El Señor estará con ustedes, si ustedes están con él. Si lo buscan, lo encontrarán; pero si lo abandonan, él también los abandonará. 3 Israel ha estado mucho tiempo sin el verdadero Dios, sin ningún sacerdote que le enseñe, y sin instrucción religiosa. 4 Pero cuando el pueblo se ha vuelto al Señor, Dios de Israel, y en medio de sus dificultades lo ha buscado, él se ha dejado encontrar. 5 En aquellos tiempos no había paz para nadie, sino mucho sobresalto para los habitantes de los diversos países. 6 Las naciones y las ciudades se destruían unas a otras, porque el Señor los aterraba con toda clase de calamidades. 7 Pero ustedes, sean valientes y no se desanimen, porque sus trabajos tendrán una recompensa.»
8 Cuando Asa oyó este mensaje del profeta, se armó de valor y eliminó a los repugnantes ídolos. Los eliminó de todo el territorio de Judá y Benjamín, y de las ciudades que había conquistado en las montañas de Efraín, y reparó el altar del Señor que estaba frente al vestíbulo del templo del Señor. 9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y a los forasteros que había entre ellos, los cuales procedían de Efraín, Manasés y Simeón, pues muchos de Israel, al ver que el Señor su Dios estaba con Asa, se habían pasado a su lado.
10 Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asa, 11 y en ese día ofrecieron como sacrificio al Señor setecientas reses y siete mil ovejas, de las que habían quitado a los enemigos. 12 Luego se comprometieron solemnemente a buscar de todo corazón al Señor, el Dios de sus antepasados, 13 y prometieron que cualquiera que no buscara al Señor, Dios de Israel, sería condenado a muerte, sin importar que fuera mayor o menor, hombre o mujer. 14 Este juramento al Señor lo hicieron en alta voz, y entre gritos de alegría y al son de trompetas y cuernos. 15 Todo Judá se alegró por el juramento que habían hecho, pues juraron de todo corazón, ya que con toda su voluntad habían buscado al Señor, y él se había dejado encontrar de ellos y les había concedido estar en paz con todos sus vecinos.
16 Además, el rey Asa le quitó la categoría de reina madre a Macá, su abuela, porque había mandado hacer una imagen de Asera. Asa destruyó aquella imagen; la hizo pedazos y la quemó en el arroyo Cedrón. 17 Y aunque no se quitaron de Israel los santuarios de lugares altos, Asa permaneció siempre fiel, 18 y puso en el templo de Dios todo el oro y la plata que tanto él como su padre habían dedicado al Señor. 19 Y hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa no hubo guerra.