Micaías anuncia la derrota de Ahab
(2 Cr 18.1-27)
1 Durante tres años no hubo guerra entre Siria e Israel. 2 Pero al tercer año, Josafat que era el rey de Judá, fue a visitar a Ahab, rey de Israel. 3 Ahab le dijo a sus oficiales:

—Como ustedes saben, la ciudad de Ramot de Galaad nos pertenece. Pero ahora está en poder del rey de Siria, y no hemos hecho nada para recuperarla.

4 Después le dijo a Josafat, rey de Judá:

—¿Me ayudarías a quitarle la ciudad de Ramot de Galaad al rey de Siria?

Josafat le contestó:

—Tú y yo somos del mismo pueblo. Mi ejército y mis caballos están a tu disposición. 5 Pero antes de ir a luchar, averigua si Dios está de acuerdo.

6 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, que eran alrededor de cuatrocientos, y les preguntó:

—¿Debo atacar a Ramot de Galaad para recuperarla?

Los profetas contestaron:

—Atácala. Porque Dios te la va a entregar.

7 Pero Josafat dijo:

—¿No hay por acá otro profeta de Dios al que le podamos consultar?

8 El rey de Israel le respondió:

—Hay un profeta al que podemos consultar. Se llama Micaías y es hijo de Imlá. Pero yo lo odio porque nunca me anuncia cosas buenas, sino siempre malas.

Josafat le dijo:

—No digas eso.

9 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y le dijo:

—Trae pronto a Micaías hijo de Imlá.

10 Ahab y Josafat tenían puestos sus trajes reales y estaban sentados sobre sus tronos en un lugar alto, ubicado a la entrada de Samaria. En ese lugar se le quitaba la cáscara al trigo. Delante de ellos estaban todos los profetas dando mensajes. 11 Sedequías hijo de Quenaaná, se había hecho unos cuernos de hierro y gritaba: «Dios ha dicho que con estos cuernos Ahab atacará a los sirios hasta destruirlos».
12 Todos los profetas anunciaban lo mismo, y le decían a Ahab: «Ataca a Ramot de Galaad. Vas a triunfar. Dios va a darte la ciudad».
13 Mientras tanto, el oficial que había ido a buscar a Micaías, le dijo a este:

—Todos los profetas han anunciado que el rey Ahab vencerá. Habla tú como ellos y anuncia algo bueno para el rey.

14 Pero Micaías le contestó:

—Juro por Dios que solo diré lo que Dios me diga.

15 Cuando Micaías se presentó delante del rey, este le preguntó:

—Micaías, ¿debo atacar a Ramot de Galaad?

Micaías le respondió:

—Atácala y triunfarás. Dios te entregará la ciudad.

16 Pero el rey le dijo:

—¿Cuántas veces te he rogado que me digas la verdad de parte de Dios?

17 Micaías contestó:

—Veo a todo el pueblo de Israel desparramado por las montañas. Andan como las ovejas que no tienen pastor. Dios dijo que no tienen quién los dirija. Que cada uno vuelva a su hogar tranquilo.

18 Entonces Ahab le dijo a Josafat:

—¿No te dije que Micaías no me iba a anunciar nada bueno?

19 Micaías dijo:

—No debiste decir eso. Ahora escucha el mensaje que Dios te envía. Yo vi a Dios sentado sobre su trono. Todos los ángeles del cielo estaban de pie, unos a la derecha y otros a la izquierda. 20 Entonces Dios preguntó quién iría a convencer a Ahab para que atacara a Ramot de Galaad y fuera vencido ahí. Unos decían una cosa y otros otra. 21 Pero un espíritu vino delante de Dios y dijo que él iría a convencer a Ahab. 22 Dios le preguntó cómo iba a hacerlo. El espíritu dijo que haría que los profetas dijeran mentiras. Dios le dijo que fuera, y que lograría convencer a Ahab. 23 Por lo tanto, Dios permitió que los profetas dijeran mentiras. Dios ha decidido que en esta batalla te irá mal.

24 Entonces Sedequías hijo de Quenaaná, se acercó, le pegó una bofetada a Micaías en la cara y le dijo:

—¿Cómo te atreves a decir que el espíritu de Dios me ha abandonado, y te ha hablado a ti?

25 Y Micaías le contestó:

—Cuando se cumpla lo que dije, te darás cuenta de que he dicho la verdad, y tendrás que esconderte en alguna habitación.

26 El rey de Israel ordenó:

—¡Llévense preso a Micaías! Entréguenlo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a mi hijo Joás. 27 Díganles que lo pongan en la cárcel y que no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla.

28 Micaías dijo:

—Si tú regresas sano y salvo significará que Dios no ha hablado por medio de mí.

Después, dirigiéndose a todos, agregó:

—¡Tengan en cuenta lo que he dicho!
Los sirios vencen a Ahab
(2 Cr 18.28-34)
29 Ahab y Josafat fueron a atacar Ramot de Galaad. 30 Ahab le dijo a Josafat: «Yo me voy a disfrazar para ir a la batalla, pero tú puedes usar tu propia ropa».
Así que el rey de Israel se disfrazó y fue a luchar.
31 El rey de Siria había dado esta orden a los treinta y dos capitanes de sus carros de combate: «¡Ataquen solo al rey de Israel!»
32 Cuando los capitanes vieron a Josafat dijeron: «Seguramente él es el rey de Israel».
Así que lo rodearon para atacarlo, pero Josafat gritó pidiendo ayuda. 33 Entonces los capitanes de los carros de combate se dieron cuenta de que no era el rey de Israel y dejaron de perseguirlo.
34 Pero luego un soldado tiró con su arco una flecha al azar e hirió a Ahab. La flecha entró por uno de los huecos de su armadura. Entonces el rey le dijo al soldado que manejaba su carro: «Da la vuelta y sácame del campo de batalla porque estoy malherido».
35 Ese día la batalla fue muy dura. Algunos soldados mantuvieron en pie al rey en su carro de combate, enfrentando a los sirios. Pero la sangre de su herida corría por el piso del carro y en la tarde el rey murió. 36-37 Al anochecer, se corrió la voz en todo el ejército: «¡El rey ha muerto! ¡Cada uno regrese a su ciudad y a su tierra!»
Después llevaron el cuerpo del rey a Samaria y lo enterraron allí. 38 Lavaron el carro en un pozo que había en Samaria, en el que se bañaban las prostitutas. Y los perros lamieron la sangre del rey Ahab. Así se cumplió lo que Dios había dicho.
39 Todo lo que hizo Ahab, y el palacio de marfil y todas las ciudades que construyó, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel. 40 Después que Ahab murió, su hijo Ocozías fue rey en su lugar.
Josafat, rey de Judá
(2 Cr 20.31-37)
41 Josafat hijo de Asá comenzó a reinar en Judá cuando Ahab tenía ya cuatro años de gobernar en Israel. 42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando fue nombrado rey, y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su madre se llamaba Azubá, y era hija de Silhí.
43a Josafat se comportó siempre bien, así como lo había hecho su padre Asá. Josafat obedeció a Dios en todo. 43b 43b (44) Sin embargo, Josafat no destruyó los pequeños templos que había en las colinas, donde se adoraba a otros dioses. Y el pueblo continuó haciéndolo.
44-50 44-50 (45-51) Josafat firmó la paz con el rey de Israel. También echó del país a los que practicaban la prostitución para adorar a los dioses. Esta costumbre había permanecido desde el reinado de su padre Asá. En ese tiempo no había ningún rey en Edom, sino que gobernaba un encargado.
Josafat construyó barcos como los de Tarsis para traer oro desde Ofir. Pero los barcos no pudieron llegar a Ofir, porque se hundieron en el puerto de Esión-guéber. Entonces Ocozías hijo de Ahab le pidió a Josafat que permitiera a sus marinos ir con los suyos. Pero Josafat no los dejó.
Cuando Josafat murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la misma tumba de sus antepasados. Su hijo Joram fue rey en su lugar. Todo lo que hizo Josafat, lo poderoso que fue y las guerras que ganó, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.
Ocozías, rey de Israel
51 51 (52) Ocozías hijo de Ahab comenzó a reinar en Israel cuando Josafat ya tenía diecisiete años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado duró dos años. 52 52 (53) Él no obedeció a Dios sino que se comportó mal, lo mismo que su padre, su madre y Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 53 53 (54) Ocozías adoró también a Baal como lo hizo su padre, haciendo con esto que el Dios de Israel se enojara.
Micaías anuncia la derrota de Ajab
(2~Cr 18.1-34)
1 Pasaron tres años sin que hubiera guerra entre sirios e israelitas. 2 Pero al tercer año, Josafat, rey de Judá, fue a visitar al rey de Israel, 3 y el rey de Israel dijo a sus funcionarios:
—Como ustedes bien saben, la ciudad de Ramot, en la región de Galaad, nos pertenece. ¿Qué les parece si hacemos algo para rescatarla del dominio del rey sirio?
4 Y a Josafat le preguntó:
—¿Quieres acompañarme a atacar a Ramot de Galaad?
Josafat le respondió:
—Yo, lo mismo que mi ejército y mi caballería, estamos contigo y con tu gente. 5 Pero antes consulta la voluntad del Señor.
6 El rey de Israel reunió a los profetas, que eran cerca de cuatrocientos, y les preguntó:
—¿Debo o no atacar la ciudad de Ramot en Galaad?
Y ellos respondieron:
—Atácala, porque el Señor te la va a entregar.
7 Pero Josafat preguntó:
—¿No hay por aquí algún otro profeta del Señor, a quien también podamos consultar?
8 El rey de Israel contestó a Josafat:
—Hay uno más, que es Micaías hijo de Imla, y por medio de él podemos consultar al Señor. Pero lo aborrezco, porque nunca me anuncia cosas buenas, sino solamente cosas malas.
Josafat le dijo:
—No digas eso.
9 Pero el rey de Israel en seguida llamó a un oficial, y le ordenó:
—¡Que venga pronto Micaías hijo de Imla!
10 Tanto el rey de Israel como Josafat, el rey de Judá, estaban en la explanada a la entrada de Samaria, sentados en sus tronos y con su armadura puesta. Delante de ellos, todos los profetas caían en trance profético. 11 Sedequías hijo de Quenaná se había hecho unos cuernos de hierro, y gritaba: «¡Así ha dicho el Señor: “Con estos cuernos atacarás a los sirios hasta exterminarlos!”»
12 Todos los profetas anunciaban lo mismo. Decían al rey: «Ataca a Ramot de Galaad, que vas a obtener la victoria. El Señor te va a entregar la ciudad.»
13 El mensajero que había ido a llamar a Micaías, le dijo a este:
—Todos los profetas, sin excepción, han dado una respuesta favorable al rey. Así pues, te ruego que hables como todos ellos y anuncies algo favorable.
14 Micaías le contestó:
—¡Juro por el Señor que solo diré lo que el Señor me ordene decir!
15 Luego se presentó ante el rey, y el rey le preguntó:
—Micaías, ¿debemos atacar a Ramot de Galaad o no?
Y Micaías dijo:
—Atácala, y obtendrás la victoria, pues el Señor te la va a entregar.
16 Pero el rey le respondió:
—¿Cuántas veces tengo que decirte que, bajo juramento, me declares solo la verdad en el nombre del Señor?
17 Entonces Micaías dijo:

«He visto a todos los israelitas
desparramados por los montes,
como ovejas sin pastor.
Y el Señor ha dicho:
“Estos no tienen dueño;
que cada uno vuelva en paz a su casa.”»

18 El rey de Israel dijo a Josafat:
—¿No te he dicho que este hombre nunca me anuncia cosas buenas, sino solo cosas malas?
19 Micaías añadió:
—Por eso que has dicho, escucha la palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono. Junto a él, a su derecha y a su izquierda, todo el ejército del cielo estaba de pie. 20 Entonces el Señor preguntó quién iría a incitar a Ajab para que atacara a Ramot de Galaad y cayera allí. Unos decían una cosa y otros otra. 21 Pero un espíritu se presentó delante del Señor y dijo que él lo haría. El Señor le preguntó cómo lo iba a hacer, 22 y el espíritu respondió que iba a inspirar mentiras en todos los profetas del rey. Entonces el Señor le dijo que, en efecto, conseguiría engañarlo, y que fuera a hacerlo. 23 Y ahora ya sabes que el Señor ha puesto un espíritu mentiroso en labios de todos estos profetas tuyos, y que ha determinado tu ruina.
24 Entonces Sedequías hijo de Quenaná se acercó a Micaías, le dio una bofetada y dijo:
—¿Por dónde se me fue el espíritu del Señor para hablarte a ti?
25 Y Micaías le respondió:
—Lo sabrás el día que andes escondiéndote de habitación en habitación.
26 Entonces el rey de Israel ordenó:
—¡Agarren a Micaías y llévenlo preso ante Amón, el gobernador de la ciudad, y ante Joás, mi hijo! 27 Díganles que yo ordeno que lo metan en la cárcel y lo tengan a ración escasa de pan y agua, hasta que yo regrese sano y salvo.
28 Todavía añadió Micaías:

«Si tú vuelves sano y salvo,
el Señor no ha hablado por medio de mí.»

29 Así pues, el rey de Israel, y Josafat, el rey de Judá, avanzaron contra Ramot de Galaad. 30 Y el rey de Israel dijo a Josafat:
—Yo voy a entrar en la batalla disfrazado, y tú te pondrás mi ropa.
Así el rey de Israel se disfrazó y entró en combate. 31 Pero el rey de Siria había ordenado a los treinta y dos capitanes de sus carros de combate que no atacaran a nadie que no fuera el rey de Israel. 32 Y cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, pensaron que él era el rey de Israel y lo rodearon para atacarlo. Entonces Josafat gritó pidiendo ayuda, 33 y al ver ellos que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. 34 Pero un soldado disparó su arco al azar, e hirió de muerte al rey de Israel por entre las juntas de la armadura. Entonces este le ordenó al conductor de su carro:
—Da la vuelta y sácame del combate, porque estoy gravemente herido.
35 La batalla fue dura aquel día, y al rey se le mantuvo en pie en su carro, haciendo frente a los sirios. Pero a la tarde murió, pues la sangre de su herida corría por la plataforma del carro. 36 Cuando ya el sol se ponía, corrió la voz entre las filas del ejército: «¡Cada cual a su pueblo y a su tierra, 37 porque el rey ha muerto!»
Entonces el rey fue llevado a Samaria, y allí lo enterraron. 38 Después lavaron el carro en el estanque de Samaria, donde se bañaban las prostitutas, y los perros lamieron la sangre de Ajab, conforme a lo que el Señor había anunciado.
39 El resto de la historia de Ajab y de todo lo que hizo, y del palacio de marfil y las ciudades que construyó, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 40 Cuando murió Ajab, en su lugar reinó su hijo Ocozías.
Reinado de Josafat en Judá
(2~Cr 20.31-37)
41 En el cuarto año del reinado de Ajab en Israel, Josafat hijo de Asa comenzó a reinar en Judá. 42 Tenía entonces treinta y cinco años, y veinticinco años reinó en Jerusalén. Su madre se llamaba Azura, y era hija de Siljí.
43a 43a (43) Josafat se condujo en todo con rectitud, como Asa, su padre. Sus hechos fueron rectos a los ojos del Señor. 43b 43b (44) Sin embargo, los santuarios paganos, donde el pueblo ofrecía sacrificios y quemaba incienso a los ídolos, no fueron quitados.
44 44 (45) Josafat hizo un tratado de paz con el rey de Israel. 45 45 (46) El resto de su historia y de sus hazañas, y de las guerras en que tomó parte, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 46 46 (47) Josafat fue quien desterró del país a los que aún practicaban la prostitución como un culto, y que habían quedado desde el tiempo de Asa, su padre. 47 47 (48) (En Edom no había entonces rey, sino solo un intendente.)
48 48 (49) Josafat construyó también barcos como los de Tarsis, para traer oro de Ofir; pero no pudieron ir porque se hicieron pedazos en Ezión Guéber. 49 49 (50) Entonces Ocozías hijo de Ajab dijo a Josafat que permitiera a sus marinos acompañar a los suyos en los barcos, pero Josafat no lo permitió.
50 50 (51) Josafat murió y fue enterrado en la Ciudad de David, su antepasado. Después, en su lugar reinó su hijo Jorán.
Reinado de Ocozías en Israel
51 51 (52) En el año diecisiete del reinado de Josafat en Judá, Ocozías hijo de Ajab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, y reinó durante dos años. 52 52 (53) Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, pues siguió el mal camino de su padre y de su madre, y de Jeroboán hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. 53 53 (54) Además, rindió culto a Baal y lo adoró, como antes lo había hecho su padre, con lo que provocó la ira del Señor, el Dios de Israel.