Contra los que buscan ayuda en Egipto
1 ¡Ay de los que van a Egipto en busca de ayuda,
de los que confían en los caballos,
de los que ponen su confianza en sus muchos carros
y en lo numerosa que es su caballería,
pero no vuelven la vista al Dios santo de Israel,
ni buscan al Señor!
2 El Señor también es hábil, y sabe causar desgracias,
y cuando dice algo, no se retracta.
El Señor actuará contra la gente malvada,
contra los que ayudan a los malhechores.
3 Los egipcios no son dioses, sino hombres;
sus caballos son de carne, y no espíritus.
El Señor extenderá su mano para castigarlos,
y todos perecerán a la vez,
tanto el protector como el protegido.
4 El Señor me dijo:
«Así como rugen el león y su cachorro
cuando han matado una oveja,
y no se dejan asustar por los pastores,
aunque todos ellos se reúnan
y quieran ahuyentarlos con sus gritos,
así el Señor todopoderoso vendrá al monte Sión
a defender a su pueblo.
5 Como el ave que sobrevuela su nido para protegerlo,
así el Señor todopoderoso protegerá a Jerusalén;
la cuidará, la salvará,
la defenderá, la librará.»
6 Hijos de Israel, vuélvanse a aquel
a quien han ofendido tan gravemente.
7 El día en que todos ustedes rechacen
esos ídolos de oro y plata
que han hecho con sus manos pecadoras,
8 ese día Asiria caerá a filo de espada,
pero no por un poder humano.
La guerra hará huir a su gente,
y a sus jóvenes guerreros los harán esclavos;
9 tanto miedo tendrá su rey, que saldrá corriendo,
y sus capitanes desertarán de su bandera.
Esto lo afirma el Señor,
que tiene una hoguera en Jerusalén
para castigar a sus enemigos.
© Dios habla hoy ®, Cuarta edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 2023.