Enfermedad y curación de Ezequías
(2~Cr 32.24-26Is 38.1-8)
1 Por aquellos días, Ezequías cayó gravemente enfermo, y el profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo:
—El Señor dice: “Da tus últimas instrucciones a tu familia, porque no sanarás, sino que vas a morir.”
2 De cara a la pared, Ezequías oró al Señor con estas palabras: 3 «Señor, yo te suplico que te acuerdes de que te he servido con fidelidad y sinceramente, y que he hecho lo que te agrada.» Y lloró amargamente.
4 Y sucedió que antes de que Isaías saliera al patio central del palacio, el Señor se dirigió a Isaías y le dijo: 5 «Vuelve y dile a Ezequías, jefe de mi pueblo: “El Señor, el Dios de tu antepasado David, dice: He escuchado tu oración, y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte y, dentro de tres días, podrás ir al templo del Señor. 6 Voy a darte quince años más de vida, y a ti y a Jerusalén los libraré del rey de Asiria. Por consideración a mi siervo David y a mí mismo, yo protegeré esta ciudad.”»
7 Isaías mandó hacer una pasta de higos, que se le aplicó al rey en la parte enferma, y el rey sanó. 8 Ezequías había preguntado a Isaías:
—¿Por qué señal me daré cuenta de que el Señor me va a sanar, y de que dentro de tres días podré ir al templo del Señor?
9 E Isaías respondió:
—Esta señal del Señor te será la prueba de que él te cumplirá su promesa: ¿Quieres que la sombra avance en el reloj diez gradas, o que las retroceda?
10 Y Ezequías le contestó:
—Que la sombra avance es cosa fácil. Lo difícil es que retroceda.
11 Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera las diez gradas que había avanzado en el reloj de sol de Ajaz.
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2~Cr 32.27-31Is 39.1-8)
12 Por entonces el rey Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, oyó decir que Ezequías había estado enfermo, así que por medio de unos mensajeros le envió cartas y un regalo. 13 Ezequías los atendió y les mostró su tesoro, la plata y el oro, los perfumes, el aceite fino y su depósito de armas, y todo lo que se encontraba en sus depósitos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que no les mostrara. 14 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías, y le preguntó:
—¿De dónde eran esos hombres que vinieron, y qué te dijeron?
Ezequías respondió:
—Eran de un país lejano. Vinieron de Babilonia.
15 Isaías le preguntó:
—¿Y qué vieron en tu palacio?
Ezequías contestó:
—Vieron todo lo que hay en él. No hubo nada en mis depósitos que yo no les mostrara.
16 Isaías dijo entonces a Ezequías:
—Escucha este mensaje del Señor: 17 “Vienen días en que todo lo que hay en tu palacio, y todo lo que hasta el día de hoy juntaron tus antepasados será llevado a Babilonia. Aquí no quedará nada. 18 Aun algunos de tus propios descendientes serán llevados a Babilonia, y allá los castrarán y los pondrán como criados en el palacio del rey.”
19 Ezequías pensó que, al menos durante su vida, habría paz y seguridad, así que respondió a Isaías:
—Es favorable este mensaje que me has traído de parte del Señor.
Muerte de Ezequías
(2~Cr 32.32-33)
20 El resto de la historia de Ezequías y de sus hazañas, y de cómo construyó el estanque y el canal para llevar el agua a la ciudad está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 21 Cuando Ezequías murió, su hijo Manasés reinó en su lugar.