1 Entonces el rey Josías mandó llamar a todos los consejeros de Judá y de Jerusalén, para que se reunieran con él. 2 Luego el rey y todos los hombres de Judá, y los habitantes de Jerusalén, y los sacerdotes, los profetas y la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, fueron al templo del Señor. Allí el rey les leyó en voz alta todo lo que decía el libro de la alianza, que había sido encontrado en el templo del Señor. 3 Luego se puso en pie, junto a la columna, y se comprometió ante el Señor a obedecerle y a poner en práctica fielmente y con toda sinceridad sus mandamientos, sus normas y reglamentos, y a cumplir las condiciones de la alianza que estaban escritas en el libro. Y todo el pueblo aceptó también el compromiso.
Reforma de Josías
(2~Cr 34.3-7)4 Luego Josías ordenó a Hilcías, sumo sacerdote, y a su segundo sacerdote y a los porteros, que sacaran del templo del Señor todos los objetos del culto de Baal y de Asera y de todos los astros del cielo, y ordenó quemarlos en los campos de Cedrón, en las afueras de Jerusalén, y llevar las cenizas a Betel. 5 Después quitó de sus puestos a los sacerdotes que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los santuarios de los lugares altos que había en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, y a los sacerdotes que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los planetas y a todos los astros del cielo. 6 Echó fuera de Jerusalén la imagen de Asera que estaba en el templo del Señor, y la quemó en el arroyo Cedrón hasta convertirla en ceniza, que luego esparció sobre la fosa común. 7 También derrumbó las habitaciones dedicadas a la prostitución sagrada entre hombres, y donde también las mujeres tejían mantos para la diosa Asera.
8 Después el rey convocó a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y desde Geba hasta Berseba destruyó todos los santuarios en lugares altos, lugares donde esos sacerdotes habían quemado incienso. También derribó los altares de los demonios que estaban situados a la entrada de la ciudad, en el lado izquierdo de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad. 9 En ese tiempo, los sacerdotes de los santuarios de los lugares altos no iban al altar del Señor en Jerusalén, sino que comían pan sin levadura con sus compañeros sacerdotes.
10 Josías también destruyó el quemadero que había en el valle de Ben Jinón, para que nadie quemara a su hijo o a su hija como sacrificio a Moloc. 11 Quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, los cuales estaban a la entrada del templo del Señor, junto a la habitación de Natán Mélec, el encargado de las dependencias, y quemó también el carro del sol. 12 Además, derribó los altares que los reyes de Judá habían construido en la parte alta de la sala de Ajaz, y los altares que Manasés había construido en los patios del templo del Señor; los destrozó, y arrojó sus escombros al arroyo Cedrón.
13 El rey Josías destruyó también los santuarios paganos que había al oriente de Jerusalén, en la parte sur del monte de los Olivos, los cuales había construido Salomón, rey de Israel, para Astarté, aborrecible diosa de los sidonios; para Quemos, aborrecible ídolo de los moabitas, y para Milcón, aborrecible ídolo de los amonitas. 14 También hizo pedazos las piedras y los troncos sagrados, y llenó de huesos humanos los lugares donde habían estado. 15 En cuanto al altar y el santuario pagano de Betel, que fueron construidos por Jeroboán hijo de Nabat, que hizo pecar a los israelitas, Josías los destrozó hasta hacerlos polvo, y les prendió fuego, y le prendió fuego también a la representación de la diosa Asera.
16 Cuando Josías regresó y vio los sepulcros que había en la colina misma, mandó que sacaran los huesos que hubiera en ellos, y los quemó sobre el altar, para profanarlo. Así se cumplió la palabra del Señor, trasmitida por el profeta que había anunciado esto. 17 Luego preguntó:
—¿Qué monumento es ese que veo allá?
Los hombres de la ciudad le respondieron:
—Es el sepulcro del profeta que vino de Judá y anunció lo que Su Majestad ha hecho con el altar de Betel.
18 Entonces Josías ordenó:
—Déjenlo así. Que nadie toque sus huesos.
Así se respetaron sus restos y los del profeta que había venido de Samaria.
19 En cuanto a todos los edificios de los santuarios paganos que había en Samaria, y que los reyes de Israel habían construido y con los que habían provocado la ira del Señor, Josías los eliminó e hizo con ellos lo mismo que había hecho en Betel. 20 Después mató sobre los altares a todos los sacerdotes de los santuarios paganos que allí había, y sobre ellos quemó huesos humanos. Después regresó a Jerusalén.
Josías celebra la Pascua
(2~Cr 35.1-19)21 El rey Josías ordenó a todo el pueblo que celebrara la Pascua en honor del Señor su Dios, según estaba escrito en el libro de la alianza. 22 Nunca antes se había celebrado una Pascua como esta, ni desde la época de los caudillos que gobernaron en Israel, ni en todo el tiempo de los reyes de Israel y de Judá. 23 Fue en el año dieciocho del reinado de Josías cuando en Jerusalén se celebró aquella Pascua en honor del Señor.
Devoción de Josías
24 Josías eliminó también a los brujos y adivinos, a los ídolos familiares y a otros ídolos, y a todos los aborrecibles objetos de culto que se veían en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para cumplir los términos de la ley escritos en el libro que el sacerdote Hilcías había encontrado en el templo del Señor. 25 No hubo ningún rey, ni antes ni después de él, que como él se volviera al Señor con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a la ley de Moisés.
26 A pesar de ello, el Señor siguió enojado, pues todavía estaba enfurecido contra Judá por todas las ofensas con que Manasés lo había provocado. 27 Por eso el Señor dijo que iba a apartar de su presencia a Judá, como había apartado a Israel, y que iba a rechazar la ciudad de Jerusalén que había escogido, y el templo en el que había dicho que residiría su nombre.
Muerte de Josías
(2~Cr 35.20-27)28 El resto de la historia de Josías y de todo lo que hizo está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 29 Durante el reinado de Josías, el faraón Necao, rey de Egipto, se dirigió hacia el río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. El rey Josías le salió al encuentro en Meguido, pero en cuanto Necao lo vio, lo mató. 30 Sus oficiales pusieron su cadáver en un carro y lo llevaron desde Meguido a Jerusalén, y allí lo enterraron en su sepulcro. La gente del pueblo tomó entonces a Joacaz hijo de Josías, y lo consagró como rey en lugar de su padre.
Reinado de Joacaz en Judá
(2~Cr 36.1-4)31 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Jamutal hija de Jeremías, y era de Libna. 32 Pero a los ojos del Señor sus hechos fueron malos, como los de sus antepasados. 33 El faraón Necao lo tuvo preso en Ribla, en la región de Jamat, para que no reinara en Jerusalén, y obligó al país a pagar un tributo de tres mil trescientos kilos de plata y treinta y tres kilos de oro. 34 Además, el faraón Necao puso como rey, en lugar de su padre, a Eliaquín hijo de Josías, y le cambió el nombre y le puso Joacín, y a Joacaz lo tomó y lo llevó a Egipto, donde murió.
35 Joacín entregó a Necao la plata y el oro que este exigía, para lo cual tuvo que imponer un impuesto a la gente del país. Y cada uno pagó en plata y en oro el impuesto que se le calculó, para entregárselo al faraón Necao.
Reinado de Joacín en Judá
(2~Cr 36.5-8)36 Joacín tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Zebuda hija de Pedaías, y era de Ruma. 37 Pero a los ojos del Señor los hechos de Joacín fueron malos, como los de sus antepasados.
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