Llamado a volverse a Dios
1 Oigan mis palabras, israelitas;
escuchen el triste lamento que entono por ustedes:
2 ¡La bella y pura Israel ha caído,
y no volverá a levantarse!
Tendida quedó sobre su propio terreno,
y nadie viene a levantarla!

3 Así dice Dios el Señor a los israelitas:
«Si una ciudad manda mil soldados a la guerra,
solo cien volverán con vida;
y si una ciudad manda cien,
solo diez regresarán.»

4 Así dice el Señor al pueblo de Israel:
«¡Búsquenme, y vivirán!
5 No busquen en Betel,
ni vayan a Gilgal,
ni pasen por Berseba,
pues Gilgal será desterrada en masa,
y Betel quedará reducida a nada.»

6 ¡Busquen al Señor, y vivirán!
De lo contrario, reino de Israel,
el Señor les mandará un fuego consumidor,
y nadie en Betel podrá apagarlo.
7 ¡Ay de ustedes, que convierten el derecho en amargura
y hacen rodar la justicia por el suelo!

8-9 El Señor hizo las Pléyades y el Orión;
él convierte la noche en día
y el día en noche oscura;
él junta las aguas del mar
y las derrama sobre la tierra;
él puede provocar la ruina de la fortaleza
y acarrear la destrucción sobre el baluarte.
El Señor, ¡ese es su nombre!

10 ¡Ay de ustedes, que odian al defensor de la justicia
y detestan al testigo honrado!
11 Pues ya que ustedes pisotean a los pobres
y además les cobran impuestos por su trigo,
no habitarán las casas de piedra que han construido,
ni beberán el vino de las viñas que han plantado.

12 Yo conozco sus muchos crímenes
y sus incontables pecados:
oprimen al justo, reciben soborno
y en los tribunales atropellan a los pobres.
13 Por eso el que es prudente se calla,
porque vivimos en malos tiempos.

14 ¡Busquen el bien y no el mal, y vivirán!
Así será verdad lo que ustedes dicen:
que el Señor, el Dios todopoderoso, está con ustedes.
15 ¡Aborrezcan el mal! ¡Amen el bien!
¡Luchen por que en los tribunales se haga justicia!
Tal vez entonces el Señor, el Dios todopoderoso,
se compadezca de los sobrevivientes de Israel.

16 Así dice el Señor, el Dios todopoderoso:
«En todas las plazas habrá llanto,
en todas las calles habrá gritos de dolor.
Llamarán a los campesinos para el duelo,
y a los llorones profesionales para el llanto.
17 Cuando yo venga a castigarlos,
en todos los viñedos se oirán lamentos.»
Lo dice el Señor.

18 ¡Ay de los que ansían que llegue el día del Señor!
¿Qué esperan que sea el día del Señor?
¡Será un día de oscuridad, y no de luz!
19 Será como cuando alguien huye de un león
y se topa con un oso;
será como cuando alguien entra en una casa,
y se apoya en la pared,
¡y lo muerde una culebra!
20 El día del Señor será en verdad
un día de oscuridad, y no de luz;
¡un día de tinieblas y sin claridad!

21 «Aborrezco y detesto sus celebraciones;
me disgustan sus fiestas solemnes.
22 No soporto sus sacrificios de animales,
ni las ofrendas de cereales que me traen;
no me interesan los novillos engordados
que me traen como sacrificios de reconciliación.
23 ¡Alejen de mí el ruido de sus canciones!
¡No quiero escuchar el sonido de sus arpas!
24 ¡Lo que quiero es que fluyan el derecho y la justicia
como el agua de un arroyo inagotable!

25 »Israelitas, ¿acaso en esos cuarenta años en el desierto ustedes me ofrecieron sacrificios y ofrendas? 26-27 Pues ahora, cuando yo los envíe al destierro, más allá de Damasco, tendrán que cargar con su rey Sicut y Quiún, imágenes de astros que llaman dioses, y que ustedes mismos se han fabricado.» Lo dice el Señor, el Dios todopoderoso. Ese es su nombre.