David censa a la población
(2~S 24.1-17)
1 El ángel acusador se puso contra los israelitas e incitó a David a hacer un censo de Israel. 2 Entonces David ordenó a Joab y a los jefes del pueblo:
—Vayan y hagan el censo de Israel desde Berseba hasta Dan, y tráiganme el informe para que yo sepa cuántos son.
3 Pero Joab respondió:
—Que el Señor aumente su pueblo cien veces más de lo que es ahora; ¿pero acaso no son todos ellos servidores de Su Majestad? ¿Por qué desea esto Su Majestad? ¿Para qué echar esta culpa sobre Israel?
4 Sin embargo, la orden del rey se impuso a Joab, así que este se retiró y fue a recorrer todo Israel, después de lo cual regresó a Jerusalén. 5 Allí entregó a David las cifras del censo de la población, y resultó que en todo Israel había un millón cien mil hombres aptos para la guerra, y cuatrocientos setenta mil en Judá. 6 Pero en el censo no se incluyó a las tribus de Leví y de Benjamín, porque a Joab no le gustó la orden del rey.
7 A Dios le pareció mal todo esto, y mandó un castigo a Israel. 8 Pero David confesó ante Dios:
—He cometido un grave pecado al hacer esto. Yo te ruego que perdones ahora el pecado de este siervo tuyo, pues me he portado como un necio.
9 Entonces el Señor dijo a Gad, vidente al servicio de David: 10 «Ve a ver a David, y dile de mi parte que le propongo tres cosas, y que escoja la que él quiera que yo haga.» 11 Gad fue a ver a David, y le dijo:
—Esto dice el Señor: Escoge 12 entre tres años de hambre, tres meses de derrota perseguido por la espada de tus enemigos, o tres días de peste en el país bajo la espada del Señor, mientras el ángel del Señor causa estragos en todo el territorio de Israel. Decide ahora lo que he de responder al que me ha enviado.
13 David contestó a Gad:
—Estoy en un grave aprieto. Ahora bien, es preferible que caiga yo en manos del Señor, pues su bondad es muy grande, y no en manos de los hombres.
14 Entonces el Señor mandó una peste sobre Israel, y cayeron muertos setenta mil israelitas. 15 Y Dios mandó también un ángel para destruir Jerusalén. Pero cuando el ángel la estaba destruyendo, el Señor lo vio y le pesó aquel daño, así que ordenó al ángel que estaba hiriendo: «¡Basta, ya no sigas!»
En aquel momento, el ángel del Señor se encontraba junto al lugar donde Ornán el jebuseo trillaba el trigo. 16 Al alzar David los ojos, vio que el ángel del Señor se encontraba entre el cielo y la tierra, con una espada desenvainada en la mano, que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos con ropas ásperas, se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente, 17 y David dijo a Dios:
—Señor y Dios mío, ¡yo fui quien mandó hacer el censo de la población! ¡Yo soy quien ha pecado y ha hecho mal! Pero ¿qué de malo han hecho estos inocentes? Yo te ruego que tu castigo recaiga sobre mí y sobre mi familia, ¡pero deja de herir a tu pueblo!
David levanta un altar
(2~S 24.18-25)
18 Entonces el ángel del Señor ordenó a Gad decirle a David que levantara un altar al Señor en el lugar donde Ornán el jebuseo trillaba el trigo, 19 y David fue a hacer lo que Gad le había dicho en nombre del Señor. 20 Ornán, que estaba trillando el trigo, volvió el rostro y vio al ángel, pero sus cuatro hijos, que estaban con él, corrieron a esconderse. 21 Cuando David se acercó a donde estaba Ornán, este miró y, al ver a David, salió del lugar donde trillaba el trigo y se inclinó delante de David. 22 Entonces David le dijo a Ornán:
—Cédeme el lugar donde trillas el trigo, para construir allí un altar al Señor. Véndemelo en su valor real, para que la peste se retire del pueblo.
23 Y Ornán le contestó:
—Tómelo Su Majestad y haga lo que le parezca mejor. Yo le doy los toros para el holocausto, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda. ¡Todo esto se lo doy a Su Majestad!
24 Pero el rey David respondió:
—Te lo agradezco, pero tengo que comprarlo todo en su valor real, pues no voy a quitarte lo tuyo para dárselo al Señor y ofrecerle un holocausto que no me haya costado nada.
25 Fue así como David le pagó a Ornán seiscientas monedas de oro por aquel lugar, 26 y allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Luego invocó al Señor, y él le respondió enviando fuego desde el cielo sobre el altar del holocausto. 27 Luego, el Señor ordenó al ángel que guardara su espada.
El lugar para el templo
28 En aquel momento, al ver David que el Señor lo había escuchado en el lugar en que Ornán el jebuseo trillaba el trigo, ofreció sacrificios allí mismo. 29 En aquel tiempo, tanto la tienda de campaña que Moisés había levantado para el Señor en el desierto como el altar del holocausto se hallaban en el santuario de Gabaón, 30 pero David no pudo ir allá para consultar a Dios porque se había llenado de espanto al ver la espada del ángel del Señor.