Juan el Bautista en el desierto
(Mt 3.1-12Lc 3.1-9Lc 15-17Jn 1.19-28)1 Así comienza la buena noticia de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. 2 Sucedió tal como está escrito en el libro del profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
para que te prepare el camino.
3 Una voz grita en el desierto:
“¡Preparen el camino del Señor!
¡Ábranle un camino recto!”»
4 Juan el Bautista se presentó en el desierto; a todos les decía que debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados. 5 Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salía a oírlo, confesaba sus pecados, y Juan los bautizaba en el río Jordán.
6 La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía langostas y miel del monte. 7 En su proclamación decía: «Después de mí viene uno más poderoso que yo. ¡Ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias! 8 Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»
Jesús es bautizado
(Mt 3.13-17Lc 3.21-22) 9 Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, de la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. 10 En el momento de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. 11 Se oyó entonces una voz del cielo, que decía: «Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.»
Jesús en el desierto
(Mt 4.1-11Lc 4.1-13)12 Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. 13 Allí fue sometido a prueba por Satanás durante cuarenta días, mientras vivía entre las fieras. Y los ángeles lo servían.
Jesús comienza su actividad en Galilea
(Mt 4.12-17Lc 4.14-15)14 Después de que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea, a anunciar la buena noticia de parte de Dios. 15 Y decía: «Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios se ha acercado. Vuélvanse a Dios y crean en la buena noticia.»
Jesús llama a cuatro pescadores
(Mt 4.18-22Lc 5.1-11)16 Al pasar Jesús por la orilla del lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando la red al agua. 17 Jesús les dijo:
—Síganme, y yo haré que ustedes lleguen a ser pescadores de gente.
18 Al momento, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.
19 Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca remendando sus redes. 20 En seguida Jesús los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes, y siguieron a Jesús.
Un hombre que tenía un espíritu impuro
(Lc 4.31-37)21 Llegaron a Cafarnaún, y en cuanto llegó el sábado Jesús fue a la sinagoga, y entró y comenzó a enseñar. 22 La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía como alguien con plena autoridad y no como los maestros de la ley. 23 De pronto, un hombre que tenía un espíritu impuro empezó a gritar en la sinagoga:
24 —Jesús de Nazaret, ¿por qué te metes con nosotros? ¿Acaso has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.
25 Jesús lo reprendió, y le dijo:
—¡Cállate, y deja a este hombre!
26 El espíritu impuro sacudió al hombre con violencia y, lanzando un grito aterrador, salió de aquel hombre. 27 Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros:
—¿Qué es esto? ¡Una nueva enseñanza y con plena autoridad! ¡Incluso da órdenes a los espíritus impuros, y estos lo obedecen!
28 Y muy pronto la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea.
Jesús sana a la suegra de Simón
(Mt 8.14-15Lc 4.38-39)29 En cuanto salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y en seguida se lo dijeron a Jesús. 31 Él se acercó, la tomó de la mano y la levantó, y al momento se le quitó la fiebre, y ella comenzó a servirles.
Jesús sana a muchos enfermos
(Mt 8.16-17Lc 4.40-41)32 Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron a Jesús a todos los enfermos y a los poseídos por demonios. 33 El pueblo entero se reunió a la puerta, 34 y Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y también expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían.
Jesús proclama el mensaje en las sinagogas
(Lc 4.42-44)35 De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y se fue a un lugar solitario para orar. 36 Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, 37 y cuando lo encontraron le dijeron:
—Todos te están buscando.
38 Pero él les contestó:
—Vayamos a otro lugar, a las aldeas cercanas, pues también allí debo proclamar el mensaje, porque para esto he venido.
39 Así que Jesús andaba por toda Galilea, y en las sinagogas de cada lugar proclamaba el mensaje y expulsaba demonios.
Jesús sana a un hombre que tenía lepra
(Mt 8.1-4Lc 5.12-16)40 Un hombre que tenía lepra se acercó a Jesús, y arrodillándose le dijo:
—Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41 Jesús tuvo compasión de él; extendió su mano y lo tocó, y dijo:
—Quiero. ¡Queda limpio!
42 Al momento la lepra desapareció, y el hombre quedó limpio. 43 Jesús le pidió que se fuera, pero antes le dijo:
44 —Mira, no digas nada a nadie; solamente ve y preséntate ante el sacerdote. Lleva para tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que quede constancia ante los sacerdotes.
45 Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba en las afueras, en los lugares despoblados; pero aun así, muchos acudían a él de todas partes.
Juan el Bautista
(Mt 3.1-12Lc 3.1-9Lc 15-17Jn 1.19-28)1 Esta es la historia de cómo empezaron a anunciarse las buenas noticias acerca de Jesús, que es el Hijo de Dios y el Mesías. 2 Todo comenzó como Dios lo había anunciado por medio del profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero
delante de ti,
y él va a preparar todo
para tu llegada.
3 »Alguien grita en el desierto:
“¡Prepárenle el camino a nuestro Dios!
¡Ábranle paso!
¡Que no encuentre estorbos!”»
4-8 Por esos días, Juan el Bautista apareció en el desierto. Se vestía con ropa hecha de pelo de camello y usaba un taparrabos de cuero. Comía saltamontes y miel silvestre.
Juan le decía a la gente: «¡Bautícense y demuestren que ya no quieren hacer lo malo! Solo así Dios los perdonará.» También decía: «Después de mí viene alguien más poderoso que yo. ¡Ni siquiera merezco ser su esclavo! Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»
Todos los que vivían en la región de Judea, y en Jerusalén, iban al desierto para oír a Juan. Muchos confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Juan bautiza a Jesús
(Mt 3.13-17Lc 3.21-22)9 En esos días, Jesús estaba en la región de Galilea, en un pueblo llamado Nazaret. Desde allí viajó hasta el río Jordán, donde Juan lo bautizó. 10 Cuando Jesús salió del agua, vio que se abría el cielo, y que el Espíritu de Dios bajaba sobre él en forma de paloma. 11 En ese momento, una voz que venía del cielo le dijo: «Tú eres mi Hijo, a quien quiero mucho. Estoy muy contento contigo.»
Jesús vence al diablo
(Mt 4.1-11Lc 4.1-13)12 De inmediato, el Espíritu de Dios llevó a Jesús al desierto. 13 Y Jesús estuvo allí cuarenta días, viviendo entre los animales salvajes. Satanás trataba de hacerlo caer en sus trampas, pero los ángeles de Dios cuidaban a Jesús.
Jesús comienza su trabajo
(Mt 4.12-17Lc 4.14-15)14 Después de que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a la región de Galilea. Allí anunciaba las buenas noticias acerca de Dios: 15 «¡Ya está cerca el día en que Dios comenzará a reinar! Vuélvanse a Dios y crean en la buena noticia.»
Jesús elige a cuatro pescadores
(Mt 4.18-22Lc 5.1-11)16 Jesús pasaba por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a Simón y a Andrés, dos pescadores que eran hermanos, y que estaban pescando con sus redes. 17 Jesús les dijo: «Síganme. En lugar de pescar peces, les voy a enseñar a ganar seguidores para mí.»
18 En ese mismo instante, Simón y Andrés dejaron sus redes y siguieron a Jesús.
19 Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo. Ellos también eran pescadores, y estaban en una barca arreglando las redes. 20 Jesús los llamó, y ellos lo siguieron, dejando a su padre en la barca, con los empleados.
El hombre con un espíritu malo
(Lc 4.31-37)21 Jesús y sus discípulos fueron al pueblo de Cafarnaúm. El sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. 22 Todos estaban admirados de sus enseñanzas, pues cuando les hablaba, lo hacía con autoridad, y no como los maestros de la Ley.
23 En la sinagoga, había un hombre que tenía un espíritu malo. 24 El espíritu le gritó a Jesús:
—¡Jesús de Nazaret! ¿Qué tienes contra nosotros? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo te conozco. ¡Tú eres el Hijo de Dios!
25 Jesús reprendió al espíritu malo y le dijo:
—¡Cállate! ¡Sal de este hombre!
26 El espíritu malo salió gritando y haciendo que el hombre se pusiera a temblar muy fuerte.
27 La gente se quedó muy asombrada, y se preguntaba: «¿Qué es esto? ¿Una nueva enseñanza? ¿Qué clase de poder tiene este hombre? Con autoridad y poder ordena a los espíritus malos que salgan, ¡y ellos lo obedecen!»
28 Y Jesús se hizo famoso en toda la región de Galilea.
Jesús sana a mucha gente
(Mt 8.14-17Lc 4.38-41)29 Luego Jesús salió de la sinagoga y se fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. 30 Cuando entró en la casa, le dijeron que la suegra de Simón estaba enferma y con fiebre. 31 Jesús fue a verla, la tomó de la mano y la levantó. En ese mismo instante la fiebre se le fue, y la suegra de Simón les sirvió de comer.
32 Al anochecer, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y todos los que tenían demonios. 33 Todo el pueblo se reunió a la entrada de la casa de Simón. 34 Allí Jesús sanó a mucha gente que tenía diferentes enfermedades, y también expulsó a muchos demonios. Pero no dejaba hablar a esos demonios, porque ellos lo conocían.
Jesús anuncia las buenas noticias
(Lc 4.42-44)35 En la madrugada, Jesús se levantó y fue a un lugar solitario para orar. 36 Más tarde, Simón y sus compañeros salieron a buscarlo. 37 Cuando lo encontraron, le dijeron:
—Todos te andan buscando.
38 Pero Jesús les dijo:
—Vamos a otros pueblos cercanos. También allí debo anunciar estas buenas noticias, pues para eso vine al mundo.
39 Jesús recorrió toda la región de Galilea anunciando las buenas noticias en las sinagogas de cada pueblo, y expulsando a los demonios.
Jesús sana a un leproso
(Mt 8.1-4Lc 5.12-16)40 Un hombre que tenía la piel enferma se acercó a Jesús, se arrodilló ante él y le dijo:
—Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?
41 Jesús tuvo compasión del enfermo, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
—¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!
42 De inmediato, aquel hombre quedó completamente sano; 43 pero Jesús lo despidió con una seria advertencia:
44 —No le digas a nadie lo que te sucedió. Solo ve con el sacerdote para que te examine, y lleva la ofrenda que Moisés ordenó. Así los sacerdotes verán que ya no tienes esa enfermedad.
45 Pero el hombre empezó a contarles a todos cómo había sido sanado. Por eso Jesús no podía entrar libremente en los pueblos, sino que tenía que quedarse en las afueras, donde no había gente. De todos modos, la gente iba a verlo.