Bildad
1-2 ¿Cuándo va a dejar de hablar esta gente?
Si fuera razonable, podríamos conversar.
3 ¿Por qué se nos trata como animales
y se nos considera tontos?
4 ¿Crees que por desgarrarte con rabia
va a quedar desierta la tierra
o las rocas van a cambiar de lugar?
5 Al malvado se le apagará la luz,
y su fuego no volverá a lanzar llamas.
6 Su lámpara se apagará
y en su casa no volverá a brillar la luz.
7 Su paso firme perderá fuerza,
y quedará atrapado en su propia trampa.
8 Se tenderá una red a su paso,
y en esa red quedará atrapado.
9 Se tenderá un lazo a sus pies,
y el nudo le ahorcará el tobillo.
10 Habrá en el camino trampas ocultas
que lo atraparán cuando pase.
11 Por todas partes se verá amenazado;
a cada paso se sentirá perseguido.
12 El hambre acabará con sus fuerzas;
la desgracia se dispondrá a caerle encima.
13 La enfermedad, hija preferida de la muerte,
devorará su carne poco a poco.
14 Será arrancado de la paz de su hogar
y a rastras lo llevarán ante el rey del terror.
15 Se prenderá fuego a su casa;
sus posesiones serán rociadas con azufre.
16 Será como un árbol de raíces secas
y ramas marchitas.
17 Su recuerdo se borrará de la tierra
y no se volverá a pronunciar su nombre.
18 Lo arrojarán de la luz a las tinieblas;
lo expulsarán de este mundo.
19 No tendrá descendientes en su pueblo;
nadie en su casa quedará con vida.
20 Cuando sepan su destino, en oriente y occidente
quedarán espantados y llenos de terror.
21 En eso acaba la vida del malvado,
de todo aquel que desprecia a Dios.
Segunda participación de Bildad
1 Bildad respondió:
2 «¡Hablemos menos y pensemos más;
entonces podremos conversar!
3 Job cree que somos tontos;
nos trata como si fuéramos animales.
4 Tan enojado está
que él mismo se despedaza;
¡pero eso no cambia nada!
5-6 »La vida de los malvados
es como lámpara que se apaga;
es como la luz de una casa,
que de pronto deja de alumbrar.
7-10 Sus pasos van perdiendo fuerza;
caen en sus propias trampas,
y allí se quedan atrapados.
11-12 El miedo y el desastre
los siguen por todas partes;
¡no los dejan ni un momento!
13 La enfermedad y la muerte
les devoran todo el cuerpo.
14 La muerte los arranca
de la tranquilidad del hogar;
15 en su casa hay olor a azufre
porque el fuego la consume.
16 Los malvados son como un árbol,
al que se le secan las raíces
y se le marchitan las ramas.
17-18 Nadie se acuerda de ellos;
son lanzados a la oscuridad
y su fama queda en el olvido.
19 En el pueblo donde vivían,
no les queda ningún pariente.
20 De un extremo al otro de la tierra,
la gente se asombra y se asusta
al saber cómo acabaron.
21 Así terminan los malvados,
los que no reconocen a Dios».