Jeremías se queda con Gedalías
1 El Señor se dirigió a Jeremías después de que Nabuzaradán, comandante de la guardia, lo dejó libre en Ramá. Nabuzaradán lo había encontrado preso y encadenado, entre la gente de Jerusalén y de Judá que estaba siendo llevada al destierro en Babilonia.
2 El comandante de la guardia llevó aparte a Jeremías, y le dijo: «El Señor tu Dios amenazó con enviar esta desgracia a tu tierra, 3 y ahora ha cumplido su amenaza. Esto les ha pasado a ustedes porque pecaron contra el Señor, y no lo obedecieron. 4 Como puedes ver, ahora mismo te quito las cadenas con que estás atado. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven, que yo te cuidaré. Pero si prefieres quedarte, quédate. Todo el país está a tu disposición: ve a donde mejor te parezca. 5 Si prefieres regresar, vuélvete a Gedalías hijo de Ajicán y nieto de Safán, a quien el rey de Babilonia ha nombrado gobernador de las ciudades de Judá, y vive con él y con tu pueblo. Ve a donde te parezca mejor.» Luego el comandante dio a Jeremías un regalo y provisiones, y lo despidió. 6 Jeremías se fue con Gedalías a Mispá, y vivió con él y con la gente que había quedado en el país.
Conspiración contra Gedalías
(2~R 25.23-24)7 Cuando los comandantes y los soldados de las tropas judías que aún estaban en los campos se enteraron de que el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país a Gedalías hijo de Ajicán, y que había puesto bajo su cuidado a los hombres, mujeres y niños de la gente más pobre del país, los cuales no habían sido deportados a Babilonia, 8 fueron con su gente a Mispá, a ver a Gedalías. Entre ellos estaban: Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de Careaj; Seraías hijo de Tanjumet, los hijos de Efay de Netofá, y Jezanías, hijo de un hombre de Macat, y sus hombres. 9 Gedalías les aseguró bajo juramento: «No tengan miedo de someterse a los caldeos. Quédense a vivir en el país, sométanse al rey de Babilonia, y les irá bien. 10 Yo me quedaré en Mispá, para representarlos a ustedes ante los caldeos cuando ellos vengan aquí. Ustedes dedíquense a almacenar vino, frutas y aceite, y así podrán quedarse en las ciudades que han tomado.» 11 También los judíos que se encontraban en Moab, Amón, Edom y otros países supieron que el rey de Babilonia había permitido que algunos judíos se quedaran en su tierra, y que había nombrado a Gedalías como gobernador de ellos. 12 Entonces volvieron a Judá desde todos los sitios por donde se habían dispersado, y se presentaron ante Gedalías en Mispá. Y también ellos almacenaron vino y frutas en grandes cantidades.
Conspiración de Ismael contra Gedalías
13 Johanán hijo de Careaj, y todos los demás comandantes de tropas que habían quedado en los campos fueron a Mispá, a ver a Gedalías, 14 y le dijeron:
—Queremos informarte que Baalís, el rey de Amón, ha enviado a Ismael hijo de Netanías a matarte.
Pero Gedalías no les creyó. 15 Entonces Johanán le dijo en secreto a Gedalías:
—Deja que yo vaya y mate a Ismael. Nadie tiene que saber quién lo hizo. ¿Por qué vamos a dejar que él te mate a ti? Eso traería la dispersión de todos los judíos que se han reunido a tu alrededor, y sería la ruina de lo que aún queda de Judá.
16 Pero Gedalías le respondió:
—¡No lo hagas! Lo que dicen de Ismael no es verdad.
Jeremías sale de la cárcel
1-2 Dios volvió a hablarme cuando me llevaban a Babilonia junto con los prisioneros de Judá y Jerusalén. Cuando llegamos a Ramá, el comandante Nebuzaradán me quitó las cadenas y me dijo a solas:
«El Dios de Israel me pidió que te dijera que él mandó este desastre sobre tu país, 3 para cumplir con sus amenazas. Ustedes se rebelaron contra él y fueron muy desobedientes. Por eso les pasó todo esto. 4 Ahora mismo voy a quitarte de las manos esas cadenas. Si quieres, puedes venir conmigo a Babilonia; ahí yo te cuidaré muy bien. Si no quieres, puedes irte a donde quieras. ¡Toda la tierra está a tu disposición!»
5 Como Nebuzaradán me vio indeciso, me dijo:
«El rey de Babilonia ha nombrado a Guedalías como gobernador de las ciudades de Judá. Creo que te conviene quedarte a vivir en este lugar, con él y con tu pueblo. Pero estás en libertad de ir a donde quieras».
Dicho esto, Nebuzaradán me dio bastante comida y un regalo, y me dejó ir. 6 Fue así como me quedé en Israel, con la gente de Judá que no fue llevada prisionera a Babilonia. Me quedé a vivir en Mispá, cerca de la casa de Guedalías.
Plan para matar a Guedalías
7-8 El rey de Babilonia nombró a Guedalías gobernador de Judá. Lo puso a cargo de los que se habían quedado allí, que eran los más pobres del país. Cuando se supo la noticia, algunos jefes y soldados de Judá todavía estaban en el campo. Entonces fueron a Mispá, junto con los soldados que estaban bajo su mando, y se presentaron ante Guedalías. Entre ellos estaban Ismael, los hermanos Johanán y Jonatán, Seraías, Jezanías y los hijos de Efai.
9 Guedalías les dio ánimo a todos ellos, y les hizo la siguiente promesa:
«No tengan miedo de los babilonios. Quédense a vivir en Babilonia, y ríndanse al rey. Yo les prometo que les irá bien. 10 Voy a quedarme a vivir en Mispá, y cuando los babilonios vengan acá, yo hablaré a favor de ustedes. Solo les pido que vuelvan a sus ciudades, y que se encarguen de cosechar los frutos de verano, y de almacenar el vino y el aceite».
11 Los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado en Judá a unos cuantos judíos, y que había puesto a Guedalías como gobernador de Judá. También lo supieron los judíos que vivían en otros países, 12 así que todos ellos vinieron para volver a establecerse en Judá. En cuanto llegaron, fueron a presentarse ante el gobernador Guedalías, que estaba en Mispá. También ellos se dedicaron a cosechar los frutos de verano y a guardar mucho vino en las bodegas.
13 Un día, Johanán hijo de Caréah fue a Mispá para hablar con Guedalías. Lo acompañaron todos los jefes militares que estaban en el campo. 14 Al llegar, le dijeron:
—Queremos advertirte que Baalís, el rey de Amón, quiere matarte. Para eso ha contratado a Ismael hijo de Netanías.
Como Guedalías no les creyó, 15 Johanán le propuso en secreto:
—Guedalías, no podemos permitir que ese Ismael te mate. Si llega a matarte, se dispersarán todos los judíos que se han puesto a tus órdenes, y con eso Judá acabará de hundirse. ¡Déjame ir a matarlo! ¡Te prometo que nadie sabrá quién lo hizo!
16 Pero Guedalías le advirtió a Johanán:
—¡Ni se te ocurra hacerlo! ¡Eso que me dices de Ismael es pura mentira!