El yugo como acción simbólica
1 En el año cuarto del reinado de Sedequías hijo de Josías en Judá, el Señor se dirigió a Jeremías 2 y le dijo: «Hazte unas correas y un yugo, y póntelo todo al cuello. 3 Luego, por medio de los mensajeros que han venido a Jerusalén para visitar al rey Sedequías, manda un recado a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón. 4 Mándales decir a sus soberanos que yo, el Señor todopoderoso, el Dios de Israel, digo: 5 Con gran despliegue de poder hice el mundo y a la gente que lo habita, y los animales que hay en él, y puedo dárselo a quien yo quiera. 6 Pues bien, yo he puesto todas estas tierras bajo el poder de mi servidor Nabucodonosor, rey de Babilonia, y hasta a los animales salvajes los he puesto bajo su dominio. 7 Todas las naciones estarán sometidas a él, a su hijo y a su nieto, hasta que a su país le llegue el momento de estar también sometido a grandes naciones y reyes poderosos. 8 Y si algunas naciones o reyes no se someten al yugo de Nabucodonosor, yo los castigaré con guerra, hambre y peste, hasta que todos queden bajo su poder. Yo, el Señor, lo afirmo.
9 »Por tanto, no hagan ustedes caso a esos profetas, adivinos o intérpretes de sueños, ni a los hechiceros, que pretenden predecir el futuro y les aconsejan no someterse al rey de Babilonia. 10 Es mentira todo eso que dicen, y lo único que van a conseguir ustedes es que los destierren de su país, y que yo los disperse y mueran. 11 En cambio, a la nación que se someta al poder del rey de Babilonia, yo la dejaré quedarse en su tierra para que viva en ella y la cultive. Yo, el Señor, lo afirmo.»
12 Yo, Jeremías, repetí todo esto a Sedequías, rey de Judá, y además le dije: «Sométanse al poder del rey de Babilonia y de su pueblo, y vivirán. 13 ¿Qué necesidad hay de que mueran tú y tu pueblo a causa de la guerra, el hambre y la peste? Porque el Señor ha dicho que esto le pasará a toda nación que no se someta al rey de Babilonia. 14 No hagan caso a esos profetas que les aconsejan rebelarse contra el rey de Babilonia, porque lo que les dicen es mentira. 15 El Señor afirma que él no los envió, y que falsamente hablan ellos en su nombre. Y así, el Señor acabará por dispersarlos a ustedes, que morirán junto con los profetas que les han dicho esas cosas.»
16 También me dirigí a los sacerdotes y a todo el pueblo, y les dije: «Esto dice el Señor: “No hagan caso a los profetas que les aseguran que muy pronto van a ser devueltos de Babilonia los utensilios del templo. Eso que les dicen es mentira. 17 ¡No les hagan caso! Sométanse al rey de Babilonia y vivirán. ¿Qué necesidad hay de que esta ciudad se convierta en un montón de ruinas? 18 Si realmente son profetas, y en verdad yo les he hablado, que me pidan a mí, el Señor todopoderoso, que no permita que sean llevados a Babilonia los utensilios que aún quedan en el templo, en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén.”
19-21 »Cuando el rey Nabucodonosor se llevó de Jerusalén a Jeconías hijo de Joacín, rey de Judá, y lo desterró a Babilonia junto con todos los hombres principales de Judá y de Jerusalén, no se llevó las columnas, ni el enorme estanque de bronce para el agua, ni las bases, ni el resto de los utensilios del templo. A propósito de esos objetos que quedaron en el templo y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén, el Señor todopoderoso dice: 22 “Se los llevarán a Babilonia, y allí se quedarán hasta que yo decida traerlos otra vez a este lugar. Yo, el Señor, lo afirmo.”»
¡Es mejor rendirse!
1 Cuando Sedequías comenzó a reinar en Judá, 2 Dios me dijo:
«Jeremías, quiero que fabriques un yugo de madera y que le pongas unas correas para atarlo a tu cuello. 3 Ve luego ante los mensajeros que han venido a Jerusalén para visitar a Sedequías, y lleva puesto el yugo que representa el poder de Babilonia. Envía con ellos el siguiente mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón:
4 “Yo soy el Dios todopoderoso; soy el Dios de Israel. 5 Con mi gran poder hice la tierra, y a los hombres y a los animales que viven en ella. Yo decido quién la gobierna. 6-8 Y como el rey de Babilonia está a mi servicio, ya he decidido darles a él, a su hijo y a su nieto, el dominio de todos esos países. Hasta les he dado las bestias del campo, para que las dominen. Si alguno de esos países no se rinde por las buenas ante el rey de Babilonia, yo lo castigaré con guerras, hambre y enfermedades, hasta que se rinda por completo. Les juro que así lo haré.
”Sin embargo, llegará el día en que también Babilonia será dominada por muchas naciones y por reyes más poderosos.
9-10 ”Por tanto, no crean en las mentiras que les dicen los falsos profetas, los adivinos, los soñadores, los brujos y los astrólogos. Ellos les aconsejan que no se rindan ante el rey de Babilonia; pero si les hacen caso, serán llevados presos a otros países, y allí morirán. 11 En cambio, a la nación que se rinda por completo al rey de Babilonia y se ponga a su servicio, yo la dejaré en su propio país, para que viva en él y cultive la tierra. Les juro que así será”».
12 Al rey Sedequías le di el mismo mensaje, y además le dije:
«Si ustedes quieren seguir con vida, ríndanse y pónganse al servicio del rey de Babilonia y de su pueblo, 13 tal como Dios lo ha dicho. Si no lo hacen, morirán a causa de la guerra, el hambre o la enfermedad. ¡Sería una locura no obedecer a Dios! 14-15 No confíen en esos profetas que les aconsejan no rendirse. Ellos dicen que hablan de parte de Dios, pero Dios mismo ha dicho que no los ha enviado. Esos mentirosos solo conseguirán que Dios los expulse de esta tierra, y tanto ellos como ustedes morirán».
16 También hablé con los sacerdotes y con el pueblo, y les dije:
«Dios me manda a decirles que no les hagan caso a esos profetas. Ellos aseguran que, muy pronto, los babilonios van a devolver los utensilios del templo de Dios. ¡Pero son puras mentiras! 17-18 Si esos profetas de veras hablan de parte de Dios, mejor que le pidan que los babilonios no se lleven los utensilios que aún quedan en el templo, en el palacio del rey y en Jerusalén. Repito: ¡no les hagan caso! Mejor ríndanse al rey de Babilonia, y seguirán con vida. ¿Qué necesidad hay de que ustedes y Jerusalén sean destruidos?
19-21 »Cuando el rey de Babilonia se llevó preso al rey Joaquín y a la gente importante del país, no se llevó todo lo que había de valor en el templo y en la ciudad de Jerusalén. Dejó las columnas, el tanque para el agua, las bases y otros artículos de valor. Pero el Dios todopoderoso les advierte 22 que todos estos objetos serán llevados a Babilonia. Allí se quedarán hasta que Dios decida que sean traídos de nuevo a Jerusalén».