SALMO 58 (57)
Clamor de justicia
1 (1) Del maestro de coro. «No destruyas». Poema de David.
1 1 (2) Ustedes, los poderosos,
¿en verdad dictan sentencias justas
y juzgan rectamente a los mortales?
2 2 (3) Al contrario, actúan con mala intención;
y dan paso a la violencia en el país.
3 3 (4) Los malvados son perversos desde el vientre;
los mentirosos se pierden desde antes de nacer.
4 4 (5) Son venenosos como víboras;
son como una serpiente venenosa
que se hace la sorda, que se tapa los oídos
5 5 (6) para no oír la música del mago,
del experto en encantamientos.
6 6 (7) ¡Rómpeles los dientes, Dios mío!
¡Rómpeles, Señor, los colmillos a esos leones!
7 7 (8) Que se esfumen como agua que se escurre;
que se sequen como hierba en el camino;
8 8 (9) que se derritan como caracol en su baba,
¡como un abortivo que nunca vio la luz!,
9 9 (10) que ardan como espinos, sin darse cuenta;
que los arranquen con furia como a la hierba.
10 10 (11) Los justos se alegrarán de verse vengados;
¡se empaparán los pies con la sangre de los malvados!
11 11 (12) Y entonces se dirá:
«¡Realmente vale la pena ser justo!
¡Realmente hay un Dios que juzga al mundo!»
Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David.
1 Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2 Antes en el corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3 Se apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4 Veneno tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que cierra su oído,
5 Que no oye la voz de los que encantan,
Por más hábil que el encantador sea.
6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
7 Sean disipados como aguas que corren;
Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto, no vean el sol.
9 Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10 Se alegrará el justo cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la sangre del impío.
11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.