SALMO 84 (83)
Anhelo por la casa de Dios
1 (1) Del maestro de coro, con la cítara de Gat. De los hijos de Coré. Salmo.
1 1 (2) ¡Cuán hermoso es tu santuario,
Señor todopoderoso!
2 2 (3) ¡Con qué ansia y fervor
deseo estar en los atrios de tu templo!
¡Con todo el corazón
canto alegre a ti, Dios de la vida!

3 3 (4) Oh, Señor todopoderoso,
Rey mío y Dios mío,
hasta el gorrión y la golondrina
hallan lugar en tus altares
donde hacerles nido a sus polluelos.

4 4 (5) ¡Cuán felices son los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!
5 5 (6) ¡Cuán felices son quienes en ti encuentran ayuda,
los que desean peregrinar hasta tu monte!
6 6 (7) Cuando pasen por el valle de las Lágrimas
lo convertirán en manantial,
y aun la lluvia lo llenará de bendiciones;
7 7 (8) irán sus fuerzas en aumento,
y en Sión verán al Dios supremo.

8 8 (9) Señor, Dios todopoderoso,
Dios de Jacob,
¡escucha mi oración!
9 9 (10) Mira, oh Dios, con buenos ojos
a quien es nuestro escudo,
a quien tú has escogido como rey.

10 10 (11) ¡Más vale estar un día en tus atrios,
que mil fuera de ellos!
Prefiero ser portero del templo de mi Dios,
que vivir en lugares de maldad.
11 11 (12) Dios el Señor nos alumbra y nos protege;
el Señor ama y honra a los que viven sin tacha,
y nada bueno les niega.

12 12 (13) Señor todopoderoso,
¡cuán felices son quienes en ti confían!
Nostalgia por el templo de Dios
Al músico principal. Sobre Gitit. Salmo de los hijos de Coré.
1 Señor de los ejércitos,
¡cuán grato es habitar en tu templo!
2 ¡Mi alma anhela ardientemente
estar, Señor, en tus atrios!
¡A ti, Dios de la vida, elevan su canto
mi corazón y todo mi ser!
3 Hasta los gorriones y las golondrinas
hallan dónde anidar a sus polluelos:
¡cerca de tus altares, Señor de los ejércitos,
rey mío y Dios mío!

4 ¡Cuán felices son los que habitan en tu templo!
¡Todo el tiempo te cantan alabanzas!
5 ¡Cuán felices son los que hallan fuerzas en ti,
los que ponen su corazón en tus caminos!
6 Cuando cruzan por el valle de las lágrimas,
cambian su aridez en un manantial
al llenar la lluvia los estanques.
7 Van de victoria en victoria,
hasta llegar a verte, oh Dios, en Sión.

8 Señor, Dios de los ejércitos, ¡oye mi oración!
Dios de Jacob, ¡escúchame!
9 ¡Míranos, Dios y escudo nuestro,
y posa la mirada en el rostro de tu ungido!

10 Es mejor pasar un día en tus atrios
que vivir mil días fuera de ellos.
¡Prefiero estar a la puerta de tu templo, oh Dios,
que vivir en las mansiones de la maldad!
11 Tú, Dios y Señor, eres sol y escudo;
tú, Señor, otorgas bondad y gloria
a los que siguen el camino recto,
y no les niegas ningún bien.

12 Señor de los ejércitos,
¡cuán dichoso es el que en ti confía!