SALMO 40 (39)
Me agrada hacer tu voluntad, Dios mío
(Sal 70)1 (1) Del maestro de coro. Salmo de David.
1 1 (2) Puse mi esperanza en el Señor,
y él se inclinó para escuchar mis gritos;
2 2 (3) me salvó de la fosa mortal,
me libró de hundirme en el pantano.
Afirmó mis pies sobre una roca,
dio firmeza a mis pisadas.
3 3 (4) Hizo brotar de mis labios un canto nuevo,
un canto de alabanza a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos
y pusieron su confianza en el Señor.
4 4 (5) ¡Verdaderamente feliz es
quien pone su confianza en el Señor,
y no busca a los insolentes
ni a los que adoran a dioses falsos!
5 5 (6) Señor y Dios mío,
muchas son las maravillas que tú has hecho
y las consideraciones que nos tienes.
¡Nada es comparable a ti!
Quisiera anunciarlas, hablar de ellas,
pero son más de las que puedo contar.
6 6 (7) Tú no te complaces en los sacrificios
ni en las ofrendas de cereales;
tampoco has pedido holocaustos
ni ofrendas para quitar el pecado.
En cambio, me has abierto los oídos.
7 7 (8) Por eso he dicho: Aquí estoy,
tal como el libro dice de mí.
8 8 (9) A mí, Dios mío, me agrada hacer tu voluntad;
¡llevo tu enseñanza en el corazón!
9 9 (10) En presencia de tu pueblo numeroso
he dado a conocer lo que es justo.
¡Tú bien sabes, Señor, que no he guardado silencio!
10 10 (11) No me he quedado callado acerca de tu justicia;
he dado a conocer tu fidelidad y salvación.
Jamás he ocultado tu amor y tu verdad
ante tu pueblo numeroso.
11 11 (12) Y tú, Señor, ¡no me niegues tu ternura!
¡Que siempre me protejan tu amor y tu verdad!
12 12 (13) Son tantas las desgracias que he sufrido,
que ni siquiera las puedo contar.
Me han atrapado mis propias maldades;
¡hasta he perdido la vista!
Son más que los pelos de mi cabeza,
y hasta el ánimo he perdido.
13 13 (14) Señor, por favor, ¡ven a librarme!
Señor, ¡ven pronto en mi ayuda!
14 14 (15) ¡Que sean puestos en completo ridículo
quienes tratan de acabar con mi vida!
¡Que huyan en forma vergonzosa
los que quieren hacerme daño!
15 15 (16) ¡Que huyan avergonzados
quienes se burlan de mí!
16 16 (17) Pero que todos los que te buscan
se llenen de alegría;
que cuantos desean tu salvación
digan siempre: «¡El Señor es grande!»
17 17 (18) Y a mí, que estoy pobre y afligido,
no me olvides, Señor.
Tú eres quien me ayuda y me liberta;
¡no te tardes, Dios mío!
Plegaria por la liberación divina
(Sal 70.1-5)Al músico principal. Salmo de David.
1 Yo puse mi esperanza en el Señor,
y él inclinó su oído y escuchó mi clamor;
2 me sacó del hoyo de la desesperación,
me rescató del cieno pantanoso,
y plantó mis pies sobre una roca;
¡me hizo caminar con paso firme!
3 Puso en mis labios un nuevo canto,
un canto de alabanza a nuestro Dios.
Muchos vieron esto y temieron,
y pusieron su esperanza en el Señor.
4 Dichoso el hombre que confía en el Señor
y no en gente soberbia y mentirosa.
5 Tú, Señor mi Dios, has pensado en nosotros,
y has realizado grandes maravillas;
no es posible hablar de todas ellas.
Quisiera contarlas, hablar de cada una,
pero su número es incontable.
6 Las ofrendas y los sacrificios no te agradan;
tú no pides holocaustos ni ofrendas de expiación,
pero me has abierto los oídos.
7 Por eso dije: «Aquí vengo ya.»
En el pergamino se habla de mí.
8 Hacer tu voluntad, Dios mío, me agrada;
tu ley la llevo dentro de mí.
9 He proclamado tu justicia ante la gran multitud,
y tú, Señor, lo sabes muy bien.
No he refrenado mis labios.
10 Mi corazón no ha ocultado tu justicia.
He dado a conocer tu fidelidad y tu salvación.
Nunca, en la reunión de mis hermanos,
dejé de hablar de tu misericordia y tu verdad.
11 Señor, ¡no me niegues tu misericordia!
¡Permite que siempre me acompañen
tu misericordia y tu verdad!
12 Son muchos los males que me acechan;
mi maldad se ha volcado contra mí,
y me ha opacado la vista.
Tengo más problemas que pelos en la cabeza;
¡estoy totalmente descorazonado!
13 Señor, ¡dígnate ayudarme!
Señor, ¡ven pronto a socorrerme!
14 ¡Que sean avergonzados y confundidos
todos los que buscan acabar con mi vida!
¡Que retrocedan en vergonzosa derrota
todos los que buscan mi mal!
15 ¡Que sean derrotados por sus ofensas
todos los que se burlan de mí!
16 Pero que se alegren todos los que te buscan;
Señor, que siempre proclamen tu grandeza
todos los que aman tu salvación.
17 Y a mí, que estoy pobre y afligido,
¡no me olvides, Señor!
Tú eres mi ayuda y mi libertador;
¡no te tardes en responderme, Dios mío!