Tercera serie de diálogos
(Caps. 22—27)
Elifaz
1-2 ¿Crees tú que el hombre, por muy sabio que sea,
puede serle a Dios de alguna utilidad?
3 ¿Qué interés o beneficio obtiene el Todopoderoso
de que tú seas recto e intachable?
4 Si él te corrige y te llama a juicio,
no es porque tú le sirvas con fidelidad,
5 sino porque tu maldad es mucha
y tus pecados no tienen límite.
6 Tú no necesitabas exigir prenda a tus hermanos;
pero les quitabas la ropa y los dejabas desnudos.
7 A quien tenía sed, no le dabas agua;
a quien tenía hambre, no le dabas comida.
8 ¡Como eras poderoso y respetable,
te creías el dueño del mundo!
9 Dejabas ir a las viudas con las manos vacías,
y maltratabas a los huérfanos.
10 Por eso ahora el peligro te rodea
y de pronto te sientes lleno de terror.
11 Todo es oscuridad, no puedes ver nada;
un torrente de agua te inunda.

12 Dios está en lo más alto del cielo;
las estrellas más altas quedan a sus pies.
13-14 ¿Cómo puedes decir que Dios no se da cuenta,
que las densas nubes le impiden juzgar?
¿Cómo puedes decir que Dios no ve
porque anda de un lado a otro del cielo?
15 ¿Piensas seguir por el camino oscuro
que han seguido los malvados?
16 Ellos murieron muy pronto,
como si un río crecido los hubiera arrastrado.
17 Decían a Dios: «¡Déjanos en paz!
¿Qué nos puede hacer el Todopoderoso?»
18 (Y sin embargo, él fue quien llenó sus casas de bienes.
¡Lejos de mí pensar como los malos!)
19 Los justos ven esto y se alegran;
los inocentes se ríen
20 al ver que las riquezas de los malos
acaban devoradas por el fuego.

21 Ponte de nuevo en paz con Dios,
y volverás a tener prosperidad.
22 Deja que él te instruya,
grábate en la mente sus palabras.
23 Si te humillas, y te vuelves al Todopoderoso,
y alejas el mal de tu casa,
24 y si miras aun el oro más precioso
como si fuera polvo, como piedras del arroyo,
25 el Todopoderoso será entonces
tu oro y tu plata en abundancia.
26 Él será tu alegría,
y podrás mirarlo con confianza.
27 Si le pides algo, él te escuchará,
y tú cumplirás las promesas que le hagas.
28 Tendrás éxito en todo lo que emprendas;
la luz brillará en tu camino.
29 Porque Dios humilla al orgulloso
y salva al humilde.
30 Él te librará, si eres inocente
y si estás limpio de pecado.
Tercera reprensión de Elifaz a Job
1 Pero Elifaz el temanita le respondió a Job:

2 «¿En qué se beneficia Dios con el hombre,
aun cuando este sea un hombre inteligente?
3 ¿Se complace el Todopoderoso en tu inocencia,
o gana algo con que vayas por el buen camino?
4 ¿Acaso te castiga por tu piedad,
y por eso te somete a juicio?
5 ¡Demasiado grande es tu maldad!
¡Tu pecado no tiene límites!
6 Sin razón tomaste prenda de tus hermanos,
y a los pobres los despojaste de sus ropas.
7 No le diste de beber al sediento,
y al hambriento no le diste de comer.
8 En cambio, a los poderosos les diste tierras,
y a los magnates les permitiste habitarlas.
9 A las viudas las despediste con las manos vacías,
y a los huérfanos los despojaste de todo.
10 Por eso te ves enredado en esas trampas,
y te asaltan temores repentinos.
11 Las tinieblas no te dejan ver,
y las aguas profundas te abruman.

12 »Pero Dios está en las alturas de los cielos;
¡mira cuán altas se hallan las refulgentes estrellas!
13 ¿Y tú dices que Dios no sabe lo que haces,
y que la densa oscuridad le impide juzgar?
14 ¿Que no te puede ver porque las nubes lo rodean,
y porque va y viene por la bóveda celeste?
15 ¿Acaso quieres seguir por la antigua senda
que han recorrido los malvados?
16 Ellos fueron arrebatados antes de tiempo,
porque sus fundamentos no eran firmes.
17 Le pidieron a Dios que se apartara de ellos,
sin que el Omnipotente les hubiera hecho daño.
18 Más bien, Dios colmó sus casas de bienes.
¡Lejos sea de mí el juntarme con ellos!
19 Al verlos destruidos, los justos se alegrarán,
y los inocentes se burlarán de ellos y dirán:
20 “Nuestros enemigos han sido destruidos;
el fuego ha consumido lo que de ellos quedaba.”

21 »Reconcíliate con Dios, y recupera la paz;
así él te devolverá la prosperidad.
22 Permítele que él mismo te instruya,
y pon sus palabras en tu corazón.
23 Si te vuelves a Dios, él te levantará;
así alejarás de tu casa la aflicción.
24 Si arrojas por el suelo tus riquezas,
tendrás tanto oro de Ofir como piedras en el río.
25 El Todopoderoso será tu defensor,
y en tu casa abundará la plata.
26 Hallarás tu deleite en el Todopoderoso,
y ante Dios podrás levantar la cara.
27 Cuando lo llames, él te escuchará,
y tú podrás cumplirle tus promesas.
28 Llevarás a buen término todos tus planes,
y en tus caminos brillará la luz.
29 A los humildes, Dios los exalta;
a los abatidos, Dios les da su salvación.
30 Dios libera al que es inocente,
y si eres inocente, también serás liberado.»