Promesas del Señor para el futuro
1 Este es el mensaje que el Señor dirigió a Jeremías. Le dijo: 2 «El Señor, el Dios de Israel, dice: Escribe en un libro todo lo que te he dicho, 3 porque viene el día en que cambiaré la situación de mi pueblo Israel y Judá. Yo, el Señor, lo afirmo. Yo los haré volver a la tierra que di a sus padres como propiedad.»
4 Este es el mensaje del Señor acerca de Israel y de Judá. 5 El Señor dice:

«¡Se oyen gritos de terror,
de miedo e intranquilidad!
6 Pregunten, a ver si es posible
que un hombre dé a luz.
Si no lo es, ¿por qué veo que los hombres se retuercen
como si tuvieran dolores de parto?
¿Por qué se han puesto pálidos todos ellos?
7 ¡Se acerca un día terrible,
un día como ningún otro!
Será un tiempo de angustia para el pueblo de Jacob,
pero yo los salvaré.
8 Yo, el Señor todopoderoso, afirmo:
Libraré a mi pueblo del yugo de la esclavitud,
y no volverá a ser esclavo de extranjeros,
9 sino que me servirá a mí, su Señor y Dios,
y a David, a quien yo pondré como rey.
El Señor salvará a su pueblo
(Jer 46.27-28)
10 »Yo, el Señor, afirmo:
No temas, pueblo de Jacob, siervo mío;
no tengas miedo, Israel,
pues a ti y a tus hijos los liberaré
de ese país lejano, donde están desterrados.
Volverás a vivir en paz,
tranquilo y sin que nadie te asuste.
11 Yo, el Señor, afirmo
que estoy contigo para salvarte.
Destruiré a todas las naciones
entre las cuales te dispersé.
Pero a ti no te destruiré;
solo te castigaré como mereces:
no te dejaré sin castigo.»

12 El Señor dice:
«Tu herida es incurable,
tu mal no tiene remedio.
13 No hay quien se ocupe de ti;
no hay quien te cure las heridas;
no hay para ti curación posible.
14 Todos tus amantes te olvidaron;
ya no se preocupan por ti.
Y es que yo te herí, como si fuera tu enemigo,
te castigué duramente
por tus muchas maldades,
por tus innumerables pecados.
15 ¿Por qué te quejas de tus heridas?
Tu dolor es incurable.
Si te he tratado así,
es por tus muchas maldades
y tus innumerables pecados.
16 Pero todo el que te devore será devorado;
todos tus enemigos irán al destierro.
Yo haré que sean saqueados los que te saqueen,
y que les roben a quienes te roben a ti.
17 Y por más que digan tus enemigos:
“Sión está abandonada,
nadie se preocupa por ella,”
yo te devolveré la salud
y curaré tus heridas.
Yo, el Señor, lo afirmo.»

18 El Señor dice:
«Cambiaré la situación de la nación de Jacob,
tendré compasión de su país;
reconstruirán las ciudades que están en ruinas
y volverán los palacios a su debido lugar.
19 De ellos saldrán cantos de gratitud
y risas de alegría.
Yo haré que su número aumente y no disminuya.
No serán despreciados, porque yo los honraré.
20 Los israelitas serán como antes;
su pueblo estará firme en mi presencia,
y yo castigaré a sus opresores.
21-22 De entre ellos saldrá su jefe:
un gobernante saldrá de entre ellos mismos.
Y lo dejaré que se acerque a mí,
ya que acercarse a mí nadie se atreve.
Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Yo, el Señor, lo afirmo.»

23 La ira del Señor es como una tormenta,
como un viento huracanado
que se agita sobre los malvados.
24 La ira del Señor no cesará
hasta que él haya realizado sus propósitos.
Vendrá el tiempo en que ustedes
llegarán a entender estas cosas.
Dios anuncia el retorno de los cautivos
1 La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:
2 «Así ha dicho el Señor y Dios de Israel: “Escribe en un rollo de cuero cada una de las palabras que te he dicho.
3 Porque se acerca el día en que haré volver del exilio a mi pueblo, Israel y Judá. Los traeré a la tierra que le entregué a sus padres, y tomarán posesión de ella.”»
—Palabra del Señor.
4 El Señor habló también acerca de Israel y de Judá. Estas fueron sus palabras:
5 «Así ha dicho el Señor: “Se oye un grito de terror; un grito de miedo y no de paz.
6 Vamos a ver: ¿Desde cuándo los hombres dan a luz? ¿Cómo es que a todos ellos los veo con los brazos en jarras, como mujeres parturientas? ¿Cómo es que todos ellos tienen pálido el rostro?
7 ¡Ah, qué terrible será ese día! ¡Terrible como ningún otro! ¡Serán tiempos de angustia para los de Jacob, pero lograrán sobrevivir!”
8 »En aquel día, yo haré pedazos el yugo que pesa sobre su cuello, y reventaré sus coyundas. Ningún extranjero volverá a esclavizarlos.
—Palabra del Señor de los ejércitos.
9 »Solo servirán al Señor su Dios, a David su rey, y a quien yo haga reinar en su lugar.
10 »Así que no tengas miedo, mi querido siervo Jacob. No tengas ningún temor, Israel, porque yo te salvaré, a ti y a tu descendencia, de esa tierra lejana donde ahora estás cautivo. Tú, Jacob, volverás de allá, y vivirás tranquilo y en paz, sin que nadie te infunda terror.
—Palabra del Señor.
11 »Yo estoy contigo, para salvarte. Destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí, pero a ti no te destruiré. Por supuesto, no dejaré de castigarte, pero mi castigo será lo justo.
—Palabra del Señor.
12 »Así ha dicho el Señor: “Tu fractura es incurable, y muy dolorosa tu llaga.
13 No hay quien defienda tu caso. Ningún remedio sirve para sanar tu herida.
14 Todos tus amantes te han olvidado. Ya no te buscan. Y es que yo te herí como se hiere a un enemigo. Por causa de tu mucha maldad y de tus muchos pecados te azoté como a un cruel adversario.
15 ¿Para qué gritar por causa de tu fractura? Tu dolor es incurable. Y te he tratado así por causa de tu mucha maldad y de tus muchos pecados.
16 Pero todos los que te devoran serán devorados; todos tus adversarios serán llevados al cautiverio. Los que te pisotearon serán pisoteados, y los que te saquearon serán saqueados.
17 Aunque te han llamado ‘la despreciada’, y aunque dicen: ‘Esta es Sión, de la que nadie se acuerda’, yo te devolveré la salud y sanaré tus heridas.”
—Palabra del Señor.
18 »Así ha dicho el Señor: “Fíjate bien: Yo haré que cambie la suerte de las tiendas de Jacob. Tendré misericordia de sus campamentos; la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será restaurado.
19 De en medio de ellos saldrán alabanzas, voces de una nación en pleno regocijo. Yo haré que, lejos de disminuir, el número de ellos se multiplique. Yo los multiplicaré, y aumentaré su número.
20 Sus hijos volverán a ser lo que antes fueron, y su congregación será confirmada ante mí. ¡Yo castigaré a todos sus opresores!
21 De entre ellos surgirá su príncipe, que será quien los gobierne. Yo le permitiré acercarse a mí, y él se acercará; pues ¿de qué otra manera podría alguien atreverse a acercarse a mí?”
—Palabra del Señor.
22 »Y ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios.»
23 La tempestad del Señor se desata con furor; la tempestad que se está gestando caerá sobre la cabeza de los impíos.
24 El ardor de la ira del Señor no se calmará hasta que haya realizado los designios de su corazón. Pero esto lo entenderán ustedes cuando ya sea demasiado tarde.