Regreso del pueblo a Sión
1 ¡Que se alegre el desierto!
¡Que la tierra seca florezca y se llene de alegría!
2 ¡Que produzca flores como el lirio,
que se llene de gozo y alegría!
Dios lo va a hacer tan bello como el Líbano,
tan fértil como el Carmelo y el valle de Sarón.
Todos verán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
3 Fortalezcan a los débiles,
animen a los agobiados,
4 digan a los afligidos:
«¡Ánimo, no tengan miedo!
¡Aquí está su Dios para salvarlos,
y para castigar a sus enemigos como merecen!»
5 Entonces los que no pueden ver verán,
y los que no pueden oír oirán;
6 los que no pueden andar saltarán como venados,
y gritarán los que no pueden hablar.
En el desierto, tierra seca,
brotará el agua a torrentes.
7 El desierto será un lago,
la tierra seca se llenará de manantiales.
Donde ahora viven los chacales,
crecerán plantas y juncos.
8 Y habrá allí una calzada
a la que llamarán «el camino sagrado».
Los que no estén purificados
no podrán pasar por allí;
tampoco por ahí andarán los necios.
9 Allí no habrá leones
ni se acercarán las fieras.
Por ese camino volverán los libertados,
10 los que el Señor ha redimido;
entrarán en Sión con cantos de alegría,
y alegres vivirán para siempre.
Hallarán dicha y felicidad,
y desaparecerán el llanto y el dolor.
Futuro glorioso de Sión
1 El desierto y la soledad se alegrarán; el yermo se regocijará y florecerá como la rosa;
2 florecerá en abundancia, y también se alegrará y cantará con júbilo, pues le serán dadas la belleza del Líbano y la hermosura del Carmelo y de Sarón. ¡Estos montes verán la gloria del Señor, la hermosura de nuestro Dios!
3 Fortalezcan las manos cansadas y afirmen las rodillas endebles.
4 Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen. Dios mismo viene, y él los salvará.»
5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, lo mismo que los oídos de los sordos.
6 Entonces los cojos saltarán como ciervos, y la lengua del mudo cantará; porque en el desierto serán cavados pozos de agua, y en la soledad correrán torrentes.
7 El páramo se convertirá en estanque, el sequedal en manantiales de agua, y en la guarida de los chacales crecerán cañas y juncos.
8 Allí habrá un camino empedrado, que será llamado «Camino de Santidad». No pasará por allí nada impuro, porque Dios mismo estará con ellos. Si alguien pasa por este camino, no se extraviará, por más torpe que sea.
9 En ese camino no habrá leones, ni pasará por él ninguna fiera, para que los redimidos puedan transitarlo.
10 Y los redimidos del Señor volverán. Vendrán a Sión entre gritos de infinita alegría. Cada uno de ellos tendrá gozo y alegría, y desaparecerán el llanto y la tristeza.