1 El Señor me dijo: «Ahora, hombre, toma un cuchillo afilado como navaja de afeitar, y rápate la cabeza y la barba. Toma luego una balanza, y divide tu pelo en tres partes. 2 Cuando termine el ataque a la ciudad, quema una de las tres partes del pelo en medio de la ciudad; toma luego un cuchillo, y corta otra de esas tres partes de pelo alrededor de la ciudad, y la parte restante lánzala al viento. Yo iré detrás de la gente de la ciudad, con una espada en la mano. 3 Toma unos cuantos de aquellos pelos, y átalos en el borde de tu vestido. 4 Toma luego unos pocos de ellos, y échalos al fuego para que se quemen. De allí saldrá fuego contra todo el pueblo de Israel.
5 »Yo, el Señor, lo digo: Ahí está Jerusalén. Yo fui quien la puso en medio de los pueblos y naciones. 6 Pero ella se rebeló contra mis leyes y mandatos, y ha resultado peor que los pueblos y naciones a su alrededor, pues no obedece mis leyes ni sigue mis mandatos.
7 »Por eso yo, el Señor, digo: Ustedes han sido más rebeldes que los pueblos que los rodean, y no han seguido mis mandatos; ni siquiera han cumplido las leyes de los pueblos que los rodean. 8 Por eso yo, el Señor, digo: Yo también me voy a poner contra ti, Jerusalén; voy a ejecutar la sentencia contra ti a la vista de las naciones, 9 como nunca lo había hecho ni volveré a hacerlo. Tan detestables son todas tus acciones. 10 En medio de ti habrá padres que se coman a sus hijos, e hijos que se coman a sus padres. Ejecutaré la sentencia contra ti, y a los que sobrevivan los dispersaré a los cuatro vientos. 11 Yo, el Señor, lo juro: como ustedes han profanado mi santo templo con sus ídolos inmundos y sus acciones detestables, también yo voy a destrozarlos sin misericordia; no tendré compasión de ustedes. 12 Una tercera parte de tus habitantes morirá de peste y de hambre en medio de ti, otra tercera parte caerá asesinada por los enemigos en los alrededores, y a la tercera parte restante la dispersaré a los cuatro vientos. Yo iré detrás de ellos con una espada en la mano. 13 Entonces descargaré mi furor; haré que mi ira contra ellos quede satisfecha, y me calmaré. Y cuando haya descargado mi ira contra ellos, sabrán que yo, el Señor, fui quien lo dijo en el ardor de mis celos. 14 Jerusalén, yo voy a convertirte en un montón de ruinas; te humillaré en medio de los pueblos que te rodean, y haré que lo vean todos los que pasen. 15 Cuando yo ejecute con ira y furor la sentencia contra ti, y te castigue duramente, todos te insultarán y te ofenderán, y servirás de escarmiento terrible para los pueblos que te rodean. Yo, el Señor, lo he dicho. 16 Yo haré que venga el hambre sobre ustedes, como terribles flechas destructoras. Sí, haré que vengan sobre ustedes la destrucción, el hambre y la escasez de alimentos. 17 Sí, haré venir sobre ustedes hambre, enfermedad y muerte, y animales feroces que los dejarán sin hijos; y haré que muchos de ustedes mueran en la guerra. Yo, el Señor, lo he dicho.»
1 »Tú, hijo de hombre, toma un cuchillo afilado o una navaja de barbero, y aféitate la cabeza y la barba; toma luego una balanza, y divide y pesa los cabellos.
2 Cuando el sitio de la ciudad llegue a su fin echarás al fuego una tercera parte de ellos, a la vista de todos; otra tercera parte la desmenuzarás con espada por toda la ciudad; y la tercera parte restante la arrojarás al viento. Yo voy a perseguirlos espada en mano.
3 Toma también unos pocos de tus cabellos, y sujétalos en el borde de tu manto,
4 otros pocos de ellos los echarás al fuego, para que se quemen, y de allí el fuego se propagará por todo el pueblo de Israel.»
5 Así ha dicho Dios el Señor:
«¡Aquí tienen a Jerusalén! La establecí en medio de las naciones y de los países a su alrededor.
6 Pero ella cambió mis decretos y mis ordenanzas. Su maldad fue mayor que la de las naciones y países a su alrededor, pues no obedeció mis decretos y mis mandamientos, sino que los desechó.»
7 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:
«Ustedes se han portado peor que las naciones a su alrededor. No han seguido mis mandamientos, ni han obedecido mis leyes. ¡Ni siquiera se han sujetado a las leyes de las naciones a su alrededor!»
8 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:
«Jerusalén, yo estoy contra ti, y voy a dictar sentencia contra ti a la vista de las naciones.
9 Por tus acciones tan repugnantes, voy a hacer contigo lo que nunca antes hice, ni volveré a hacer.
10 En tus calles, los padres se comerán a sus hijos, y los hijos se comerán a sus padres. Voy a dictar sentencia contra ti, y lanzaré a los cuatro vientos todo lo que de ti quede.
11 Por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, yo, el Señor, juro que voy a destruirte por completo y sin misericordia. ¡No te voy a perdonar!
—Palabra del Señor.
12 »Una tercera parte de tus habitantes morirá en tus calles por causa de la peste y el hambre; una tercera parte de ellos morirá por la espada en tus alrededores, y la tercera parte restante la esparciré por los cuatro vientos. ¡Voy a perseguirlos espada en mano!
13 Así se calmará mi furor y se saciará mi enojo. Así quedaré satisfecho. Y una vez que se haya calmado mi enojo, ustedes sabrán que yo, el Señor, he hablado.
14 »Voy a dejarte en ruinas. Serás la burla de las naciones que te rodean, y de todos los que pasen a tu lado.
15 Cuando en mi furor e indignación te reprenda y dicte yo sentencia contra ti, serás motivo de burla y oprobio entre las naciones que te rodean. ¡Les servirás de escarmiento y de motivo de espanto! Yo, el Señor, lo he dicho.
16 »Cuando yo lance contra ustedes las mortales saetas del hambre, para destruirlos, haré también que aumente el hambre entre ustedes, pues les quitaré el abasto de pan.
17 Voy a lanzar contra ustedes hambre, peste y muerte, y bestias feroces que los devoren y espadas que les quiten la vida. Yo, el Señor, lo he dicho.»