Deberes cristianos
1 Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!
2 Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.
3 Por la gracia que me es dada, digo a cada uno de ustedes que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con sensatez, según la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
4 Porque así como en un cuerpo hay muchos miembros, y no todos los miembros tienen la misma función,
5 así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a los demás.
6 Ya que tenemos diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, si tenemos el don de profecía, usémoslo conforme a la medida de la fe.
7 Si tenemos el don de servicio, sirvamos; si tenemos el don de la enseñanza, enseñemos;
8 si tenemos el don de exhortación, exhortemos; si debemos repartir, hagámoslo con generosidad; si nos toca presidir, hagámoslo con solicitud; si debemos brindar ayuda, hagámoslo con alegría.
9 Nuestro amor debe ser sincero. Aborrezcamos lo malo y sigamos lo bueno.
10 Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos deferencia hacia los demás.
11 Si algo demanda diligencia, no seamos perezosos; sirvamos al Señor con espíritu ferviente.
12 Gocémonos en la esperanza, soportemos el sufrimiento, seamos constantes en la oración.
13 Ayudemos a los hermanos necesitados. Practiquemos la hospitalidad.
14 Bendigamos a los que nos persiguen; bendigamos y no maldigamos.
15 Gocémonos con los que se gozan y lloremos con los que lloran.
16 Vivamos como si fuéramos uno solo. No seamos altivos, sino juntémonos con los humildes. No debemos creernos más sabios que los demás.
17 No paguemos a nadie mal por mal. Procuremos hacer lo bueno a los ojos de todo el mundo.
18 Si es posible, y en cuanto dependa de nosotros, vivamos en paz con todos.
19 No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.»
20 Por lo tanto, si nuestro enemigo tiene hambre, démosle de comer; si tiene sed, démosle de beber. Si así lo hacemos, haremos que este se avergüence de su conducta.
21 No permitamos que nos venza el mal. Es mejor vencer al mal con el bien.
La vida nueva
1 Por lo tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer. 2 Y no busquen encajar en los patrones de estos tiempos; al contrario, cambien esos esquemas por una nueva mentalidad que los lleve a discernir cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
3 Por el encargo que Dios en su gracia me ha encomendado, digo a todos y cada uno de ustedes que no tengan un concepto más alto de sí que el que deben tener. Antes bien, cada uno piense de sí mismo con prudencia, de acuerdo al grado de fe que Dios le haya dado. 4 Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros sirven para lo mismo, 5 así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo.
6 Dios nos ha dado diferentes dones, según lo que él ha querido dar a cada uno. Por lo tanto, si Dios nos ha dado el don de profecía, usémoslo conforme a la fe que tenemos; 7 si nos ha dado el don de servir a otros, sirvámoslos bien; si hemos recibido el don de enseñar, enseñemos con dedicación; 8 si recibimos el don de animar a otros, animémoslos con entusiasmo. Quien tenga el don de repartir, hágalo con generosidad; quien presida, hágalo con todo cuidado; quien ayude a los necesitados, hágalo con alegría.
Deberes de la vida cristiana
9 Que el amor entre ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y apéguense al bien. 10 Ámense como hermanos los unos a los otros, con cariño y respeto; estimen a los demás mejor que a sí mismos.
11 Esfuércense, no sean perezosos; sirvan al Señor con un corazón ferviente.
12 Alégrense en la esperanza; soporten con valor los sufrimientos; nunca dejen de orar.
13 Compartan lo que tienen con los necesitados del pueblo creyente; practiquen la hospitalidad.
14 Bendigan a quienes los persigan. Bendíganlos y no los maldigan.
15 Alégrense con los que estén alegres y lloren con los que lloren.
16 Vivan en armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino caminen a la par con los humildes. No presuman de sabios.
17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien a la vista de todos. 18 Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos. 19 Queridos hermanos, no tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que sea Dios quien castigue; porque las Escrituras dicen: «A mí me corresponde hacer justicia; yo daré a cada cual su merecido, dice el Señor.» 20 Y también: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; así harás que le arda la cara de vergüenza.» 21 No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence el mal con el bien.