El ungido del Señor
Salmo de David.
1 Palabra del Señor a mi señor:

«Siéntate a mi derecha,
hasta que yo ponga a tus enemigos

2 Desde Sión el Señor extenderá tu cetro real,
para que domines a todos tus enemigos.
3 En el día de tu victoria
tu ejército se te entregará por completo,
sobre los montes santos.
Al despertar la aurora,
tu juventud se fortalecerá con el rocío.

4 El Señor lo ha prometido,
y no va a cambiar de parecer:
«Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec.»

5 El Señor está a tu derecha.
En el día de su ira, derrotará reyes,
6 dictará sentencia entre las naciones,
y causará una gran mortandad
al doblegar a los poderosos de otras naciones.
7 En el camino, beberás agua de un arroyo,
y con eso recobrarás las fuerzas.
SALMO 110 (109)
El Señor da poder al rey
1a (1a) Salmo de David.
1 1 (1b) El Señor dijo a mi señor:
«Siéntate a mi derecha,
hasta que yo haga de tus enemigos

2 Desde Sión, el Señor te entrega
el cetro, símbolo de tu poder.
¡Domina, pues, a tus enemigos!
3 Tu pueblo se te entrega
en el día de tu victoria.
Sobre los montes santos,
y como el rocío que nace de la aurora,
tu juventud se renueva de día en día.

4 El Señor ha hecho un juramento,
y no va a desdecirse:
«Tú eres sacerdote para siempre,
de la misma clase que Melquisedec.»

5 El Señor está a tu mano derecha;
en el día de su furor, destruirá reyes;
6 dictará sentencia contra las naciones;
amontonará cadáveres;
¡estrellará cabezas en toda la tierra!
7 En el camino, beberá agua de un arroyo,
y el agua le dará nuevas fuerzas.