Sentencia del Señor contra Judá
1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2 «En este lugar no te casarás con ninguna mujer, ni tendrás hijos ni hijas.
3 Yo, el Señor, declaro acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y de las madres que los den a luz, y de los padres que los engendren en esta tierra:
4 Morirán de dolorosas enfermedades. No se llorará su muerte, ni serán enterrados. Más bien, serán como estiércol en el suelo; serán consumidos por la espada y por el hambre, y sus cadáveres les servirán de alimento a las aves de rapiña y a los animales feroces.
5 »Yo, el Señor, te ordeno que no vayas a ninguna casa donde haya un muerto, ni lamentes su muerte ni consueles a los deudos, porque mi paz, mi compasión y mi misericordia ya no están con este pueblo.
—Palabra del Señor.
6 »Grandes y pequeños morirán en esta tierra sin que nadie los entierre ni los llore, ni se haga heridas ni se rape en señal de duelo.
7 Nadie compartirá el pan por los difuntos para consolar a los deudos, ni se brindará para consolar al padre o a la madre.
8 Pero tampoco vayas a ninguna casa donde haya una fiesta, ni te sientes a comer y beber con los invitados.
9 Yo soy el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, y te hago saber que voy a acallar en este lugar toda voz de gozo y de alegría; ¡voy a silenciar la voz del novio y de la novia, y ustedes mismos lo verán con sus propios ojos!
10 »Cuando anuncies a este pueblo todo esto, seguramente ellos te dirán: “¿Por qué nos anuncia el Señor tan grande mal contra nosotros? ¿Qué maldad hemos cometido? ¿Cuál es nuestro pecado contra el Señor nuestro Dios?”
11 Entonces les dirás de mi parte: “Los padres de ustedes me dejaron por ir en pos de dioses ajenos, y los sirvieron y se arrodillaron ante ellos; en cambio, a mí me abandonaron y no cumplieron mi ley.
—Palabra del Señor.
12 »”Y los hechos de ustedes son peores que los de sus padres, porque cada uno sigue los dictados de su malvado corazón, y a mí no me obedecen.
13 Por eso voy a expulsarlos de esta tierra. Voy a lanzarlos a un país que ni ustedes ni sus padres conocieron. Allí servirán a dioses ajenos de día y de noche, porque yo no voy a tenerles compasión.”
14 »Sin embargo, vienen días en que ya no se dirá: “¡Viva el Señor, que sacó de Egipto a los hijos de Israel!”
—Palabra del Señor—,
15 »sino que se dirá: “¡Viva el Señor, que sacó a los hijos de Israel del país del norte, y de todos los países por donde los había dispersado!” Porque yo los haré volver a la tierra que antes di a sus padres.
16 »Tomen en cuenta que yo envío contra ustedes gente que los atrapará como pescados, y que los cazará por los montes y las colinas, y por las cuevas en los peñascos.
—Palabra del Señor.
17 »Ninguno de sus caminos me es oculto, como tampoco me es oculta su maldad. Mis ojos los están vigilando.
18 Pero antes les daré un doble castigo por su iniquidad y su pecado, porque contaminaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos; ¡llenaron mi heredad con sus dioses repugnantes!»
19 Señor, tu eres mi fuerza y mi fortaleza; ¡tú eres mi refugio en momentos de angustia! Las naciones vendrán a ti desde los extremos de la tierra, y dirán: «Nuestros padres no tuvieron otra cosa que dioses falsos, que no sirven para nada.»
20 «¿Acaso puede el ser humano hacer sus propios dioses? ¡Esos que hace no son dioses!
21 Por eso, esta vez voy a enseñarles algo: Voy a revelarles mi mano y mi poder. Así sabrán que mi nombre es el Señor.»
Jeremías recibe órdenes del Señor
1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
2 «No te cases ni tengas hijos en este país. 3 Porque yo, el Señor, te voy a decir lo que va a suceder a los hijos que nazcan en este país y a los padres que los tengan. 4 Morirán de enfermedades terribles y nadie llorará por ellos ni los enterrará; quedarán tendidos en el suelo como estiércol; la guerra y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres serán devorados por las aves de rapiña y las fieras.»
5 El Señor me dijo también:
«No entres en una casa donde estén de luto por un muerto; no llores ni muestres tu dolor por él, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi amor y mi misericordia. Yo, el Señor, lo afirmo. 6 Grandes y pequeños morirán en este país; nadie les dará sepultura, ni los llorará, ni mostrará dolor por ellos haciéndose heridas en el cuerpo o rapándose la cabeza. 7 Nadie celebrará banquetes fúnebres para consolar a los parientes, ni aun cuando se trate de la muerte del padre o de la madre.
8 »Tampoco entres en una casa donde haya un banquete, ni te sientes a comer y beber con ellos, 9 porque yo, el Señor todopoderoso, el Dios de Israel, declaro: Yo haré que en este país terminen los cantos de fiesta y alegría, y los cantos de bodas. Esto pasará en sus propios días, y ustedes mismos lo verán.
10 »Cuando comuniques al pueblo este mensaje, te van a preguntar: “¿Por qué ha ordenado el Señor contra nosotros este mal tan grande? ¿Qué mal hemos hecho? ¿Qué pecado hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?”. 11 Y tú les contestarás: “El Señor afirma: Esto es porque los antepasados de ustedes me dejaron y se fueron tras otros dioses, para darles culto y adorarlos; a mí me abandonaron y no cumplieron las instrucciones que yo les di. 12 Ustedes han resultado peores que sus antepasados, pues cada uno ha seguido tercamente las inclinaciones malvadas de su corazón, y no me ha obedecido. 13 Por eso los voy a expulsar de esta tierra, a un país que ni ustedes ni sus antepasados conocieron, y allá servirán día y noche a otros dioses, pues no tendré compasión de ustedes.”
14 »Pero vendrá un tiempo en que ya no jurarán diciendo: “Por la vida del Señor, que sacó a los israelitas de Egipto”, 15 sino que dirán: “Por la vida del Señor, que sacó a los israelitas del país del norte y de todos los demás países por donde los había dispersado”. Yo haré que ustedes regresen a su tierra, a la tierra que di a sus antepasados. Yo, el Señor, lo afirmo.
16 »Voy a hacer que vengan muchos pescadores, para que pesquen a los israelitas. Luego haré que vengan muchos cazadores, para que los cacen y los saquen de todas las montañas y colinas, y hasta de las grietas de las rocas. 17 Ciertamente, delante de mí están todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta, ni sus pecados pueden esconderse de mi vista. 18 Primero los haré pagar el doble por sus maldades y pecados, porque profanaron mi tierra con sus aborrecibles ídolos muertos, y en toda la tierra que les di como herencia hicieron cosas que yo detesto.»
Jeremías invoca al Señor
19 Señor, fuerza y protección mía,
mi refugio en el momento de peligro;
desde el extremo de la tierra
vendrán las naciones, y ante ti dirán:
«Dioses falsos, inútiles y sin poder,
recibieron nuestros padres como herencia.
20 ¿Pueden acaso los mortales hacer sus propios dioses?
Si es así, ¡entonces esos dioses no son verdaderos!»
Respuesta del Señor
21 «Por eso, de una vez por todas,
voy a mostrarles mi poder;
así sabrán que mi nombre es el Señor.