Contra los ricos opresores
1 Ahora, ustedes los ricos, escuchen con cuidado. ¡Lloren a voz en cuello por las calamidades que les sobrevendrán!
2 Sus riquezas están podridas, y sus ropas están carcomidas por la polilla.
3 Su oro y su plata están llenos de moho, y ese mismo moho los acusará, y los consumirá como el fuego. Ustedes acumulan riquezas, ¡hasta en los últimos tiempos!
4 Pero claman contra ustedes los sueldos que, con engaños, no han pagado a los que trabajaron levantando sus cosechas. ¡Y el clamor de esos trabajadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos!
5 Aquí en la tierra, ustedes han vivido rodeados de placeres, y lo único que han logrado es engordar para el día de la matanza.
6 A la gente honrada la han condenado a morir, sin que esta pudiera defenderse.
Oración y paciencia
7 Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Fíjense en el labrador, cómo espera el preciado fruto de la tierra, y cómo aguarda con paciencia a que lleguen las lluvias tempranas y tardías.
8 También ustedes, tengan paciencia y manténganse firmes, que ya está cerca la venida del Señor.
9 Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean condenados. ¡Vean que el juez ya está a la puerta!
10 Hermanos míos, tomen como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor.
11 Recuerden que nosotros consideramos dichosos a los que pacientemente sufren. Ustedes ya han sabido de la paciencia de Job, y saben también cómo lo trató el Señor al final, porque él es todo compasión y misericordia.
12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa. Cuando digan «sí», que sea «sí»; y cuando digan «no», que sea «no». De lo contrario, caerán en condenación.
13 ¿Hay alguien entre ustedes, que esté afligido? Que ore a Dios. ¿Alguno de ustedes está de buen humor? Que cante alabanzas.
14 ¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.
15 La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados.
16 Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva.
17 Elías era un hombre con limitaciones semejantes a las nuestras. Pero oró con fervor para que no lloviera, y durante tres años y seis meses no llovió sobre la tierra.
18 Después volvió a orar, y el cielo dejó caer su lluvia, y la tierra dio sus frutos.
19 Hermanos, si alguno de ustedes se ha apartado de la verdad, y otro lo hace volver a ella,
20 sepan que el que haga volver al pecador de su mal camino, lo salvará de la muerte y cubrirá una gran cantidad de pecados.
Advertencias a los terratenientes
1 ¡Ahora escúchenme, ustedes los ricos! ¡Lloren y griten por las desgracias que van a sufrir! 2 Sus riquezas están podridas; sus ropas, carcomidas por la polilla. 3 Su oro y su plata se han oxidado, y ese óxido será un testigo contra ustedes y los destruirá como el fuego. Han amontonado riquezas en estos días, que son los últimos. 4 Miren, el salario que no pagaron a los trabajadores que cosecharon sus campos está gritando contra ustedes; y el Señor todopoderoso ha oído el clamor de esos trabajadores. 5 Aquí en la tierra se han dado ustedes una vida de lujo y placeres, engordando como ganado, ¡y ya llega el día de la matanza! 6 Ustedes han condenado y matado a los inocentes sin que ellos puedan defenderse.
Esperar con paciencia
7 Pero ustedes, hermanos, esperen con paciencia hasta que el Señor venga. Miren, el campesino que espera recoger la preciosa cosecha tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia: las tempranas y las tardías. 8 Ustedes también esperen con paciencia y manténganse firmes, porque el Señor está por llegar.
9 Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean juzgados; pues el Juez ya está a la puerta. 10 Hermanos míos, tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 11 Miren, nosotros consideramos dichosos a quienes soportan con perseverancia el sufrimiento. Ustedes han oído cómo Job soportó sus sufrimientos con perseverancia, y saben de qué modo lo trató el Señor al final, porque el Señor es muy compasivo y misericordioso.
12 Sobre todo, hermanos míos, no juren: ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa. Cuando digan «sí», que sea sí; y cuando digan «no», que sea no, para que Dios no los condene.
La oración
13 Si alguien entre ustedes está afligido, que ore. Si alguien está contento, que cante alabanzas. 14 Si alguien está enfermo, que llame a los ancianos de la iglesia, para que lo unjan con aceite y oren por él en el nombre del Señor. 15 Y si oran con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para ser sanados. La oración del justo es muy poderosa y eficaz. 17 El profeta Elías era un ser humano como cualquiera de nosotros, y cuando oró con fervor pidiendo que no lloviera, dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio. 18 Después, cuando oró otra vez, el cielo dejó caer su lluvia, y la tierra dio su cosecha.
La conversión del pecador
19 Hermanos míos, si alguien de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver, 20 sepan que quien hace volver al pecador de su mal camino lo salva de la muerte y hace que muchos pecados sean perdonados.