Profecía acerca del valle de la visión
1 Profecía acerca del valle de la visión.
¿Qué te pasa, que has subido a las azoteas con todos los tuyos?
2 Tú, ciudad turbulenta y alegre, llena de alborotos: tus muertos no murieron a filo de espada, ni cayeron en batalla.
3 Todos tus príncipes huyeron juntos de las flechas; todos los que estaban dentro de ti fueron atados en grupo cuando intentaban huir.
4 Por eso pido que me dejen llorar amargamente; no traten de consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo.
5 Porque este es un día de alboroto, de angustia y de confusión, de parte de Dios, el Señor de los ejércitos. En el valle de la visión se derriban muros, y se oye clamor por los montes.
6 Elam tomó la aljaba, y carros y jinetes; Quir preparó el escudo.
7 Tus hermosos valles se llenaron de carros, y gente de a caballo acampó a la entrada de la ciudad.
8 Las defensas de Judá quedaron al descubierto. Ese día ustedes dirigían la mirada hacia el arsenal en la casa del bosque,
9 y vieron multiplicarse las brechas en la ciudad de David; recogieron las aguas del estanque inferior,
10 contaron las casas de Jerusalén y las derribaron para reforzar la muralla;
11 hicieron un foso entre los dos muros para el agua del estanque viejo, pero sin la menor consideración para el que lo hizo y le dio forma.
12 Ese día Dios, el Señor de los ejércitos, los convocó al llanto y al lamento, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio;
13 pero ustedes prefirieron gozar y divertirse, matar vacas y degollar ovejas, comer carne y beber vino. Y decían: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»
14 Por su parte, el Señor de los ejércitos me dijo al oído: «Este pecado no les será perdonado, hasta que hayan muerto.»
Lo ha dicho Dios, el Señor de los ejércitos.
Fin de Sebna y promesa a Eliaquín
15 Así dice Dios, el Señor de los ejércitos:
«Ve a donde está ese tesorero, el mayordomo Sebna, y dile:
16 “¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que te has labrado un sepulcro en lo alto? ¿Por qué esculpes para ti una casa en la roca?
17 Mira que el Señor va a llevarte en duro cautiverio, y te cubrirá el rostro;
18 te hará rodar con fuerza, como una rueda por el llano, y así morirás. ¡En eso acabarán tus espléndidos carros, tú que eres la vergüenza de la casa de tu amo!
19 ¡Yo te arrojaré de tu puesto! ¡Yo te destituiré!
20 Y ese mismo día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Hilcías,
21 y le pondré tus vestiduras; lo ceñiré con tu cinto y le entregaré tu autoridad; y él será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
22 Yo le entregaré la llave de la casa de David. Lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo.
23 En el lugar donde yo lo ponga quedará firme como un clavo, y será un trono honroso para la casa de su padre.
24 De él penderá toda la honra de la casa de su padre, de sus hijos y sus nietos, y de todos sus parientes menores en importancia.
25 Pero vendrá el día en que ese clavo, que estaba en lugar firme, será removido y destrozado; se vendrá abajo, y la carga que de él pendía se hará pedazos.”»
—Palabra del Señor de los ejércitos.Profecía acerca de Jerusalén
1 Profecía acerca del valle de la visión:
¿Qué pasa, que todos suben a las azoteas?
2 Ciudad llena de algarabía, bulla y alboroto,
tus muertos no caerán a filo de espada
ni morirán en la guerra;
3 tus jefes saldrán todos corriendo,
y al huir de los arcos, serán hechos prisioneros.
Tus hombres más valientes huirán,
pero serán capturados.
4 Por eso digo: Apártense de mí,
que quiero llorar con amargura;
no traten de consolarme
de la catástrofe de mi pueblo.
5 Porque en el valle de la visión
el Señor todopoderoso ha decretado
la llegada de un día de pánico,
de destrucción y aturdimiento.
Están derribando las murallas;
los gritos llegan ya hasta las montañas.
6 Los elamitas han preparado sus flechas,
y están montados en sus carros y caballos;
los de Quir han sacado sus escudos.
7 Tus valles más hermosos están llenos de carros,
y la caballería ataca ya la puerta de la ciudad.
8 Judá ha quedado sin defensa y sin amparo.
Cuando llegue ese día, ustedes se fijarán en el depósito de armas de la Casa del Bosque, 9 y verán las muchas grietas en la Ciudad de David, que llenarán de agua el estanque inferior; 10 revisarán las casas de Jerusalén, algunas de ellas las derribarán para reforzar la muralla, 11 y entre las dos murallas harán una cisterna para el agua del estanque viejo. Pero no se darán cuenta de que quien hizo todo eso es quien desde hace mucho tiempo lo había preparado.
12 Cuando llegue ese día,
el Señor todopoderoso les pedirá a ustedes
llorar, lamentarse, raparse la cabeza
y ponerse ropas ásperas en señal de luto y dolor.
13 Pero ustedes, lejos de eso,
se divertirán y se alegrarán,
matarán vacas y ovejas,
comerán carne y beberán vino,
y dirán:
«Comamos y bebamos,
que mañana moriremos.»
14 El Señor todopoderoso se me apareció
y al oído me dijo con firmeza:
«No voy a perdonarles este pecado;
al contrario, por eso ustedes morirán.»
Son palabras del Señor todopoderoso.
Contra el encargado del palacio
15 El Señor todopoderoso me dijo: «Ve a ver a Sebna, administrador del palacio, y dile:
16 “¿Qué negocio tienes aquí, o quién te dio el derecho
de construirte aquí un sepulcro,
de hacerte una tumba en la parte alta
y cavarte en la roca un lugar de reposo?
17 El Señor va a lanzarte muy lejos,
como lo hace alguien con muchas fuerzas.
Fuertemente te agarrará,
18 y te echará a rodar como una rueda,
y te lanzará a una tierra inmensa.
Allí morirás,
allí terminarán los carros que eran tu orgullo,
y serás la vergüenza del palacio de tu señor.
19 Yo te quitaré de tu puesto,
te retiraré de tu oficio.
20 »”Cuando llegue ese día, llamaré a mi siervo,
a Eliaquín hijo de Hilcías;
21 lo vestiré con tu propia túnica,
le pondré tu cinturón de honor
y le daré tu autoridad.
Será como un padre para los habitantes de Jerusalén
y para el pueblo de Judá.
22 En sus hombros le pondré
la llave de la casa de David;
nadie podrá cerrar lo que él abra
ni abrir lo que él cierre.
23 Y será como un trono de honor
para la familia de su padre.
Yo haré que él quede firme en su lugar,
tan firme como un clavo.
24 En él se podrá colgar todo objeto valioso,
toda clase de vajilla pequeña,
toda clase de copas y de jarros;
todo lo que haya en la familia de su padre
y entre toda su descendencia.
25 »”Cuando llegue ese día,
se doblará el clavo firmemente clavado,
será arrancado, y de él caerá y se romperá
todo lo que en él estaba colgado.”»
Lo afirma el Señor todopoderoso.