Leyes para la guerra
1 »Cuando salgas a combatir a tus enemigos, no tengas temor de ellos, aun cuando veas que tienen caballos y carros de guerra, y que su ejército es más grande que el tuyo, porque contigo está el Señor tu Dios, el cual te sacó de la tierra de Egipto.
2 Cuando ya se dispongan a combatir, el sacerdote se pondrá de pie y arengará al pueblo.
3 Les dirá: “Oye, Israel: este día ustedes van a entrar en combate contra sus enemigos. No se descorazonen. No tengan miedo ni se espanten. No pierdan el ánimo al enfrentarse a ellos,
4 porque el Señor su Dios va con ustedes, y peleará en favor de ustedes contra sus enemigos, y les dará la victoria.”
5 Los oficiales, por su parte, dirán al pueblo: “¿Quién de ustedes ha construido una casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya de regreso a su casa, no sea que muera en batalla y algún otro la estrene.
6 ¿Quién ha plantado una viña, y aún no ha disfrutado de ella? Vaya de regreso a su casa, no sea que muera en batalla, y algún otro la disfrute.
7 ¿Y quién está comprometido, y aún no se ha casado? Vaya de regreso a su casa, no sea que muera en batalla, y algún otro se case con su novia.”
8 Además de esto, los oficiales dirán al pueblo: “¿Quién de ustedes tiene miedo y se acobarda? Vaya de regreso a su casa, para que no contagie a sus hermanos con su cobardía.”
9 Y en cuanto los oficiales hayan hablado con el pueblo, los capitanes del ejército tomarán el mando y se pondrán a la cabeza del ejército.
10 »Cuando te dispongas a atacar una ciudad, envíale primero un mensaje de paz.
11 Si su respuesta es también de paz, y te abre las puertas, entonces todo el pueblo que esté en ella te pagará tributo y te servirá.
12 Pero si no hace la paz contigo, y te declara la guerra, entonces sitiarás la ciudad
13 y cuando el Señor tu Dios te la haya entregado herirás a filo de espada a todos sus hombres.
14 Te quedarás solo con las mujeres, los niños y los animales, y con todo el botín que haya en la ciudad. También te comerás el botín de tus enemigos, a los que el Señor tu Dios te entregará.
15 Esto mismo harás con todas las ciudades que estén alejadas de ti y que no sean parte de las ciudades de estas naciones.
16 Pero no dejarás con vida a nadie que sea de las ciudades de estos pueblos que el Señor tu Dios te da en posesión,
17 sino que destruirás por completo a los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, jivitas y jebuseos, tal y como el Señor tu Dios te lo ha ordenado.
18 Si no lo haces, ellos te enseñarán a cometer todos los actos repugnantes que hacen para honrar a sus dioses, y entonces pecarás contra el Señor tu Dios.
19 »Cuando sities alguna ciudad y en el ataque pases muchos días para conquistarla, no destruyas sus árboles ni los derribes a golpe de hacha, porque ellos te brindarán alimento. No los eches abajo durante el sitio, pues no son hombres y no pueden responder a tu ataque; solo son árboles del campo.
20 Podrás destruir y derribar todo árbol que sepas que no es frutal, y construir con ellos torres de asalto y conquistar la ciudad que te hace la guerra.
Leyes de guerra
1 Moisés continuó con su discurso:
«Si al salir ustedes a combatir contra sus enemigos ven que ellos cuentan con caballería y carros de guerra, y con un ejército más numeroso que el de ustedes, no les tengan miedo, pues ustedes cuentan con la ayuda del Señor su Dios, que los sacó de Egipto.
2 »Cuando llegue la hora de la batalla, el sacerdote se dirigirá al ejército 3 y dirá: “Escuchen, israelitas, hoy van a luchar contra sus enemigos. No se desanimen ni tengan miedo; no tiemblen ni se asusten, 4 porque el Señor su Dios está con ustedes y les dará la victoria. ¡Sus enemigos serán derrotados!”
5 »Luego hablarán los jefes, y dirán: “Si alguno de ustedes ha construido una casa nueva y todavía no la ha estrenado, que se vaya a su casa, no sea que muera en la batalla y sea otro el que la aproveche. 6 Y si alguno de ustedes ha plantado un viñedo y aún no ha podido disfrutar de él, que se vaya a su casa, no sea que muera en el combate y sea otro el que recoja las uvas. 7 Y si alguien está comprometido en matrimonio y todavía no se ha casado, que se vaya a su casa, no sea que muera en la lucha y otro se case con su prometida.”
8 »Después los jefes se dirigirán de nuevo al ejército y dirán: “Si alguno tiene miedo y le falta valor, que se vaya a su casa para que no acobarde también a sus compañeros.” 9 Y cuando los jefes hayan terminado de hablar, los capitanes se pondrán a la cabeza del ejército.
10 »Cuando se acerquen ustedes a una ciudad para atacarla, primero deben proponer la paz. 11 Si los habitantes de la ciudad aceptan la paz y los dejan entrar, entonces ellos serán sus esclavos y los ayudarán en los trabajos más difíciles. 12 Pero si no hacen la paz con ustedes, sino que les declaran la guerra, ustedes rodearán la ciudad y la atacarán. 13 El Señor su Dios la hará caer en poder de ustedes, y ustedes matarán a todos sus habitantes. 14 Las mujeres, los niños, el ganado y todo lo que haya en la ciudad será para ustedes; podrán disfrutar de todo lo que el Señor su Dios les permita tomar del enemigo. 15 Eso mismo harán ustedes con todas las ciudades que estén lejos de donde habiten y que no formen parte de esas naciones. 16 Pero en las ciudades de las naciones que el Señor su Dios les da en propiedad, no deben ustedes dejar nada con vida, 17 sino que destruirán por completo a los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, jivitas y jebuseos. Serán ofrenda para el Señor, tal como él lo ha ordenado. 18 Les ordeno esto, para que no aprendan de ellos esas horribles cosas que ellos hacen en honor de sus dioses, y les hagan pecar contra el Señor su Dios.
19 »Si para tomar una ciudad ustedes tienen que sitiarla durante mucho tiempo, no derriben sus árboles a golpe de hacha, pues necesitarán sus frutos como alimento. Además, son tan solo árboles del campo y no hombres que puedan defenderse del ataque de ustedes. 20 Sin embargo, podrán derribar los árboles que no sean frutales y que les sirvan para hacer todo lo necesario para sitiar la ciudad y apoderarse de ella.»