Cántico de liberación de David
(Título, Sal 18.1-50)1 David dedicó este cántico al Señor cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos.
2 Estas son sus palabras:
«Señor, tú eres mi roca y mi fortaleza
¡eres mi libertador!
3 Dios mío, tú eres mi fuerza;
¡en ti confío!
Eres mi escudo, mi poderosa salvación,
¡mi alto refugio!
Salvador mío, tú me salvas de la violencia.
4 Yo te invoco, Señor,
porque solo tú eres digno de alabanza;
¡tú me salvas de mis adversarios!
5 »Los lazos de la muerte me rodearon;
¡me arrolló un torrente de perversidad!
6 Los lazos del sepulcro me rodearon;
¡me vi ante las trampas de la muerte!
7 Pero en mi angustia, Señor, a ti clamé;
a ti, mi Dios, pedí ayuda,
y desde tu templo me escuchaste;
¡mis gemidos llegaron a tus oídos!
8 »La tierra tembló y se estremeció;
los cimientos de los cielos se cimbraron;
¡se sacudieron por la indignación del Señor!
9 Humo salía de su nariz
y de su boca brotaba fuego destructor;
¡su furor inflamaba los carbones!
10 Inclinó los cielos, y bajó;
a sus pies había densas tinieblas.
11 Montó sobre un querubín, y voló;
¡voló sobre las alas del viento!
12 Se envolvió en un manto de sombras;
entre grises nubes, cargadas de agua.
13 ¡De su deslumbrante presencia salieron
ardientes ascuas que cruzaron las nubes!
14 »El Señor lanzó un poderoso trueno;
el Altísimo dejó escuchar su voz.
15 Lanzó sus flechas, y los dispersó;
¡lanzó relámpagos, y acabó con ellos!
16 El Señor dejó oír su reprensión,
¡y a la vista quedó el fondo de las aguas!
De su nariz salió un intenso soplo,
¡y a la vista quedaron los cimientos del mundo!
17 »Desde lo alto el Señor me tendió la mano
y me rescató de las aguas tumultuosas;
18 ¡me libró de los poderosos enemigos
que me odiaban y eran más fuertes que yo!
19 Me atacaron en el día de mi desgracia,
pero el Señor me dio su apoyo;
20 me llevó a un terreno espacioso,
y me salvó, porque se agradó de mí.
21 El Señor me premió porque soy justo;
¡porque mis manos están limpias de culpa!
22 »Yo he seguido los caminos del Señor,
y ningún mal he cometido contra mi Dios.
23 Tengo presentes todos sus decretos,
y no me he apartado de sus estatutos.
24 Con él me he conducido rectamente,
y me he alejado de la maldad;
25 el Señor ha visto la limpieza de mis manos,
y por eso ha recompensado mi justicia.
26 »Señor, tú eres fiel con el que es fiel,
e intachable con el que es intachable.
27 Juegas limpio con quien juega limpio,
pero al tramposo le ganas en astucia.
28 Tú salvas a los humildes,
pero humillas a los soberbios.
29 Señor, mi Dios,
tú mantienes mi lámpara encendida;
¡tú eres la luz de mis tinieblas!
30 ¡Con tu ayuda, mi Dios,
puedo vencer ejércitos y derribar murallas!
31 »El camino de Dios es perfecto;
la palabra del Señor, acrisolada;
Dios es el escudo de los que en él confían.
32 ¡Aparte del Señor, no hay otro Dios!
¡Aparte de nuestro Dios, no hay otra Roca!
33 Dios es quien me infunde fuerzas;
Dios es quien endereza mi camino;
34 Dios es quien me aligera los pies,
y me hace correr como un venado.
Dios es quien me afirma en las alturas;
35 Dios adiestra mis manos para el combate,
y me da fuerzas para tensar el arco de bronce.
36 »Tú me diste el escudo de tu salvación,
y con tu bondad me engrandeciste.
37 Me pusiste sobre un terreno espacioso,
para que mis pies no resbalaran.
38 Así pude perseguir y alcanzar a mis adversarios,
¡y no volví hasta haberlos exterminado!
39 Los herí, y ya no se levantaron;
¡quedaron tendidos debajo de mis pies!
40 »Tú me infundiste fuerzas para la batalla,
para vencer y humillar a mis adversarios.
41 Tú los hiciste ponerse en retirada,
y así acabé con los que me odiaban.
42 Clamaron a ti, Señor, pero no los atendiste;
¡no hubo nadie que los ayudara!
43 Los hice polvo, los deshice como a terrones;
¡los pisoteé como al lodo en las calles!
44 Tú me libraste de un pueblo rebelde,
y me pusiste al frente de las naciones.
Gente que yo no conocía, viene a servirme;
45 gente extraña me rinde homenaje;
¡apenas me escuchan, me obedecen!
46 ¡Gente de otros pueblos se llena de miedo
y sale temblando de sus escondites!
47 »¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi roca!
¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!
48 Es el Dios que vindica mis agravios
y somete a las naciones bajo mis pies.
49 Es el Dios que me libra de mis adversarios,
que me eleva por encima de mis oponentes,
¡que me pone a salvo de los violentos!
50 Por eso alabo al Señor entre los pueblos,
y canto salmos a su nombre.
51 El Señor da la victoria al rey;
siempre es misericordioso con su ungido,
con David y con sus descendientes.»
Canto de victoria de David
(Sal 18)1 David entonó este canto al Señor cuando el Señor lo libró de caer en manos de Saúl y de todos sus enemigos. 2 Y cantó así:
«Tú, Señor, eres mi protector,
mi lugar de refugio,
mi libertador,
3 mi Dios,
la roca que me protege,
mi escudo,
el poder que me salva,
mi más alto escondite,
mi más alto refugio,
mi salvador.
¡Me salvaste de la violencia!
4 Tú, Señor, eres digno de alabanza:
cuando te llamo, me salvas de mis enemigos.
5 »Pues la muerte me enredó en sus olas;
sentí miedo ante el torrente destructor.
6 La muerte me envolvió en sus lazos;
¡me encontré en trampas mortales!
7 En mi angustia clamé al Señor,
pedí ayuda a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo;
¡mis gritos llegaron a sus oídos!
8 »Hubo un temblor, se sacudió la tierra:
las bases del cielo cimbraron;
fueron sacudidas por la furia del Señor.
9 De su nariz brotaba humo,
y de su boca un fuego destructor;
¡lanzaba carbones encendidos!
10 El Señor inclinó el cielo y descendió
pisando sobre grandes nubarrones.
11 Montó en un ser alado,
y voló sobre las alas del viento.
12 Densa oscuridad lo rodeaba;
nubarrones cargados de agua
y espesas nubes le servían de toldo.
13 De su resplandor salían disparadas
nubes, granizos y carbones encendidos.
14 »Desde el cielo, el Altísimo
arrojó un poderoso trueno,
el Señor hizo escuchar su voz.
15 Lanzó sus flechas, sus relámpagos,
e hizo huir en desorden al enemigo.
16 El fondo del mar quedó al descubierto;
las bases del mundo quedaron a la vista,
por la voz amenazante del Señor,
por el fuerte soplo que lanzó.
17 »Dios me tendió la mano desde lo alto,
y con su mano me sacó del mar inmenso.
18 Me salvó de enemigos
llenos de odio y de enorme poder.
19 El Señor me dio su apoyo
ante aquellos que me atacaban
en tiempos de desgracia;
20 me sacó a la libertad;
¡me salvó porque me amaba!
21 El Señor me dio el premio
que merecía mi limpia conducta.
22 He seguido el camino del Señor;
¡jamás he renegado de mi Dios!
23 Tengo presentes todos sus decretos;
¡jamás me he desviado de sus leyes!
24 Me he alejado de la maldad;
¡he vivido ante él sin tacha alguna!
25 El Señor me ha recompensado
por mi limpia conducta en su presencia.
26 »Tú, Señor, eres fiel con quien es fiel,
irreprochable con quien es irreprochable,
27 sincero con quien es sincero,
pero sagaz con quien es astuto.
28 Tú salvas a los humildes,
y a los orgullosos los humillas.
29 Tú, Señor, eres mi luz;
tú, Dios mío, alumbras mi oscuridad.
30 Con tu ayuda atacaré al enemigo;
marcharé sobre el muro de sus ciudades.
31 »El camino de Dios es perfecto;
la promesa del Señor es digna de confianza.
¡Dios protege a todos los que en él confían!
32 ¿Quién es Dios, fuera del Señor?
¿Qué otro dios hay que pueda protegernos?
33 Dios es mi refugio poderoso,
quien hace intachable mi conducta,
34 quien me da pies ligeros, como de ciervo,
quien me hace estar firme en las alturas,
35 quien me entrena para la batalla,
quien me da fuerzas para tensar arcos de bronce.
36 »Tú me proteges y me salvas;
tu bondad me ha hecho prosperar.
37 Has hecho fácil mi camino,
y mis pies no han resbalado.
38 »Perseguí a mis enemigos, los destruí;
volví después de exterminarlos.
39 ¡Los exterminé! ¡Los hice pedazos!
¡Cayeron debajo de mis pies!
40 Tú me diste fuerza en la batalla;
doblegaste ante mí a los rebeldes,
41 hiciste que huyeran mis enemigos.
Así pude destruir a los que me odiaban.
42 Pedían ayuda, y nadie los ayudó;
clamaban al Señor, y no les contestó.
43 ¡Los deshice como a polvo del suelo!
¡Los pisoteé como a barro de las calles!
44 Me libraste de las luchas de mi pueblo,
me mantuviste como jefe de las naciones,
y me sirve gente que yo no conocía.
45 En cuanto me oyen, me obedecen;
gente extranjera me halaga,
46 gente extranjera se acobarda
y temblando sale de sus refugios.
47 »¡Viva el Señor! ¡Bendito sea mi protector!
¡Gloria sea a Dios, que me salva y me protege!
48 Él es el Dios que me ha vengado
y a los pueblos ha puesto a mis pies.
49 Él me libra de mis enemigos,
de los rebeldes que se alzaron contra mí.
¡Tú, Señor, me salvas de gente violenta!
50 Por eso te alabo entre las naciones
y canto himnos a tu nombre.
51 Concedes grandes victorias a tu rey;
siempre tratas con amor a David
y a su descendencia.»