Falsos profetas y falsos maestros
(Jud 1.3-13)1 Entre el pueblo hubo también falsos profetas, como también habrá entre ustedes falsos maestros que con disimulo introducirán herejías destructivas, y hasta llegarán a negar al Señor que los rescató, con lo que atraerán sobre sí mismos súbita destrucción.
2 Muchos imitarán su conducta indecente, y por causa de ellos se hablará mal del camino de la verdad.
3 Por su rapacidad, estos falsos maestros harán negocio con ustedes. Pero la condenación los espera desde hace mucho tiempo, y su perdición ya está en camino.
4 Es un hecho que Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los lanzó a oscuras prisiones, donde se les vigila para llevarlos a juicio.
5 Y tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que protegió a Noé, quien proclamó la justicia, y a otras siete personas, y luego envió el diluvio sobre el mundo de los impíos.
6 Dios también condenó a la destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, y las redujo a cenizas, para que sirvieran de escarmiento a los futuros impíos,
7 pero puso a salvo al justo Lot, que vivía abrumado por la desenfrenada conducta de los malvados.
8 (Porque para este hombre justo, que vivía entre ellos, cada día era un tormento al ver y oír lo que esos malvados hacían.)
9 El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y sabe también reservar a los injustos para que sean castigados en el día del juicio,
10 sobre todo a los que se dejan llevar por la depravada naturaleza humana, y andan en deseos impuros y en la inmundicia, con lo que desprecian la autoridad divina.
Son atrevidos y arrogantes, y no tienen miedo de insultar a los poderes superiores.
11 Los ángeles, en cambio, aunque son mayores en fuerza y en poder, no se atreven a insultarlos ni a condenarlos delante del Señor.
12 Pero estos hablan mal de cosas que no entienden; son como animales irracionales, que nacieron para ser presa de la destrucción. Por eso, su propia destrucción los destruirá,
13 y recibirán el castigo que merece su injusticia. Creen que el placer consiste en gozar de los deleites a plena luz del día. Son una vergüenza y una deshonra, pues mientras comen con ustedes se solazan en sus propios placeres.
14 Su mirada está cargada de adulterio, no se cansan de pecar, seducen a los pusilánimes, su corazón está habituado a la codicia; ¡son hijos de maldición!
15 Se han apartado del camino recto, se han extraviado por seguir el camino de Balaam hijo de Beor, que tanto amó el premio de la maldad
16 que fue reprendido por su iniquidad; ¡una bestia de carga, que no podía hablar, habló con voz humana y puso un alto a la locura del profeta!
17 Estos son fuentes sin agua, nubes que arrastra la tormenta, y para siempre les espera la más densa oscuridad.
18 Cuando hablan, lo hacen con palabras arrogantes y vanas; mediante las pasiones humanas y el libertinaje seducen a los que habían comenzado a apartarse de los que viven en el error.
19 Les prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues todo aquel que es vencido, se vuelve esclavo del que lo venció.
20 Gracias al conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, habían logrado escapar de las contaminaciones del mundo, pero volvieron a enredarse en ellas y fueron vencidos, con lo que su estado final fue peor que el primero.
21 Les hubiera sido mejor no haber conocido el camino de la justicia, que volverse atrás después de haber conocido y recibido el santo mandamiento.
22 Pero en ellos se ha cumplido la verdad proverbial: «El perro vuelve a su vómito», y «la puerca recién lavada vuelve a revolcarse en el lodo.»
Los falsos maestros
1 Sin embargo, hubo falsos profetas entre el pueblo de Israel, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Ellos enseñarán con disimulo sus ideas destructivas, y de ese modo negarán al propio Señor que los redimió; esto les atraerá una destrucción repentina. 2 Muchas personas los seguirán en su vida viciosa, y por causa de ellos se hablará mal del camino de la verdad. 3 En su ambición de dinero, los explotarán a ustedes con falsas enseñanzas; pero a ellos los espera la condenación, pues desde hace mucho tiempo están sentenciados.
4 Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los dejó en tinieblas, encadenados y guardados para el juicio. 5 Ni tampoco perdonó Dios al mundo antiguo, sino que mandó el diluvio sobre aquella gente mala, y salvó solamente a Noé, que predicó una vida de rectitud, y a otras siete personas. 6 Dios también condenó a la destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las quemó hasta convertirlas en cenizas, para que sirvieran de ejemplo de lo que habría de suceder a los malvados. 7 Pero libró a Lot, un hombre justo a quien afligía la vida viciosa de aquellos malvados. 8 Este hombre justo, que vivía con ellos día tras día, se atormentaba en su noble corazón a causa de las maldades que veía y oía.
9 El Señor sabe librar de la prueba a los que viven entregados a él, y sabe retener bajo castigo para el día del juicio a los malvados; 10 en especial, a los que siguen deseos impuros y desprecian su autoridad; seres tercos y atrevidos, que no temen insultar a los poderes superiores. 11 En cambio, los ángeles, aunque tienen más fuerza y autoridad, no se atreven, delante del Señor, a condenar con insultos a esos poderes.
12 Esos falsos maestros son como animales: no entienden; nacen para que los atrapen y los maten. Hablan mal de lo que no saben; pero morirán como los animales, 13 sufriendo por el mal que han hecho sufrir a otros. Piensan que son felices porque se entregan al libertinaje en pleno día. ¡Son manchas y burlas cuando comen con ustedes, divirtiéndose con sus placeres engañosos!
14 No pueden ver a una mujer sin desearla; no se cansan de pecar. Seducen a las almas débiles; son expertos en la avaricia; son gente maldita. 15 Andan errantes, porque abandonaron el camino recto. Siguen el ejemplo del profeta Balaam hijo de Beor, que quiso ganar dinero haciendo el mal 16 y fue reprendido por su transgresión: una asna muda le habló con voz humana y no lo dejó continuar con su locura.
17 Esos falsos maestros son como pozos sin agua, como bruma llevada por la tormenta. Les espera para siempre la más densa oscuridad. 18 Dicen palabras altisonantes y vacías, y con vicios y deseos humanos engañan a quienes a duras penas logran escapar de los que viven en el error. 19 ¡Libertad les prometen, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción! Porque toda persona es esclava de aquello que la ha dominado. 20 Pues los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y han escapado así de las impurezas del mundo, si otra vez se dejan enredar y dominar por ellas, quedan peor que antes. 21 Hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino recto que, después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. 22 Pero en ellos se cumple la verdad de aquel dicho: «El perro vuelve a su vómito», y también lo de «La puerca recién bañada vuelve a revolcarse en el lodo.»