SALMO 48 (47)
Grandeza de Sión, ciudad de Dios
1 (1) Cántico. Salmo de la familia de Coré.
1 1 (2) ¡El Señor es grande!
¡Nuestro Dios es digno de alabanza
en su ciudad y en su santo monte!
2 2 (3) ¡Qué hermosa altura la del monte Sión,
allá, en el extremo norte!
¡Es la alegría de toda la tierra!
¡Es la ciudad del gran Rey!
3 3 (4) Dios está en los palacios de Jerusalén;
Dios se ha revelado como un refugio seguro.
4 4 (5) Pues los reyes se reunieron
y juntos avanzaron contra ella;
5 5 (6) pero al ver la ciudad se sorprendieron,
se inquietaron y huyeron.
6 6 (7) El miedo se adueñó de ellos:
se retorcían de dolor, cual mujer de parto;
7 7 (8) como el viento del este, que destroza los barcos de Tarsis.
8 8 (9) En la ciudad de nuestro Dios,
del Señor todopoderoso,
hemos visto con nuestros ojos
lo mismo que nos habían contado:
¡Dios afirmará a Jerusalén para siempre!
9 9 (10) Oh Dios,
en medio de tu templo
pensamos en tu gran amor.
10 10 (11) Oh Dios,
por toda la tierra eres alabado
como corresponde a tu nombre.
Con tu poder haces plena justicia.
11 11 (12) ¡Que se alegre el monte Sión!
¡Que salten de alegría las ciudades de Judá
por tus justas decisiones!
12 12 (13) Caminen alrededor de Sión
y cuenten las torres que tiene;
13 13 (14) fíjense en su muralla y en sus palacios,
para que puedan contar
a las generaciones futuras
14 14 (15) que así es nuestro Dios
por toda la eternidad.
¡Él es nuestro guía eternamente!
SALMO 48 (47)
Grandeza de Sión, ciudad de Dios
1 (1) Cántico. Salmo de la familia de Coré.
1 1 (2) ¡El Señor es grande!
¡Nuestro Dios es digno de alabanza
en su ciudad y en su santo monte!
2 2 (3) ¡Qué hermosa altura la del monte Sión,
allá, en el extremo norte!
¡Es la alegría de toda la tierra!
¡Es la ciudad del gran Rey!
3 3 (4) Dios está en los palacios de Jerusalén;
Dios se ha revelado como un refugio seguro.
4 4 (5) Pues los reyes se reunieron
y juntos avanzaron contra ella;
5 5 (6) pero al ver la ciudad se sorprendieron,
se inquietaron y huyeron.
6 6 (7) El miedo se adueñó de ellos:
se retorcían de dolor, cual mujer de parto;
7 7 (8) como el viento del este, que destroza los barcos de Tarsis.
8 8 (9) En la ciudad de nuestro Dios,
del Señor todopoderoso,
hemos visto con nuestros ojos
lo mismo que nos habían contado:
¡Dios afirmará a Jerusalén para siempre!
9 9 (10) Oh Dios,
en medio de tu templo
pensamos en tu gran amor.
10 10 (11) Oh Dios,
por toda la tierra eres alabado
como corresponde a tu nombre.
Con tu poder haces plena justicia.
11 11 (12) ¡Que se alegre el monte Sión!
¡Que salten de alegría las ciudades de Judá
por tus justas decisiones!
12 12 (13) Caminen alrededor de Sión
y cuenten las torres que tiene;
13 13 (14) fíjense en su muralla y en sus palacios,
para que puedan contar
a las generaciones futuras
14 14 (15) que así es nuestro Dios
por toda la eternidad.
¡Él es nuestro guía eternamente!